- Opinion
- 23.11.2015
MACRI PRESIDENTE
Un mundo amarillo
La victoria de Mauricio Macri tendrá consecuencias para la Ciudad, que podría ser beneficiada en detrimento de otras provincias. De la fórmula cien por ciento porteña al país amarillo. El lugar de los opositores porteños
¿Cómo reaccionarán los otros gobernadores ante esto? Ayer el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, empezó a mostrar señales de descontento, aunque los macristas podrán argumentar que si el 51,4% de los argentinos los votaron, están de acuerdo con las propuestas que hizo Macri para beneficiar a la Ciudad de Buenos Aires con más ingresos en lugar de distribuirlos en otras provincias.
Repasemos algunos de los planteos que hizo a lo largo de los años. Con la derogación de algunos de los artículos de la Ley Cafiero, se abrió la posibilidad del traspaso de la división de la Policía Federal que tiene a su cargo la seguridad en la Ciudad. Como todos recordamos, la disputa fue por si se hacía “con los fondos” o sin ellos. El Gobierno nacional mantuvo esta última posición y Macri exigió lo primero. Nunca hubo acuerdo y Macri optó por crear la Policía Metropolitana, que hasta ahora no logró cubrir la extensión territorial de la Ciudad. Lo lógico es que ahora Macri haga el traspaso con los fondos y los Federales se sumen a la Metropolitana. ¿Cuál es el costo de esta medida? En 2007, cuando empezó la discusión, el traspaso de la división correspondiente de la Federal incluía a 14 mil hombres, aunque se fue reduciendo el cuerpo en estos últimos años. En ese año, los fondos que se discutían ascendían a 900 millones de pesos. Ahora sería una cifra considerablemente mayor, que las provincias resignarían a favor de la Ciudad de Buenos Aires.
De igual manera ocurrirá si Macri es consecuente y entrega a la Ciudad el manejo del puerto. El debate que planteó el macrismo en torno a esta cuestión reavivó una polémica que viene la de época de unitarios y federales: si el puerto debe ser controlado por Buenos Aires o por el Estado federal. Hay que recordar que actualmente el área portuaria es nacional, la integran Buenos Aires y Dock Sud y por allí pasa el 90 por ciento del tráfico de contenedores del país. Sólo el valor de las instalaciones da una idea de lo que representa este traspaso: las áreas administradas por el Puerto de Buenos Aires suman alrededor de 280 hectáreas y el valor de la infraestructura instalada hasta hace unos años atrás era de u$s 1.250 millones.
El traspaso de los fueros civil y comercial será otra de las tareas a acordar entre Macri y Horacio Rodríguez Larreta. En rigor, ya fue tratado en el Congreso nacional en 2012, pero la Legislatura porteña no recogió el guante. En ese momento, los macristas oponían resistencia porque era sin los fondos. “Lo vamos a considerar siempre y cuando esto se haga con los recursos correspondientes, que son muchos millones”, dijo el diputado PRO y ex procurador porteño Pablo Tonelli. Se supone que ahora Macri, siguiendo la línea de todos estos años, hará entrega a la Ciudad de esos “muchos millones” que saldrán de las arcas federales.
Fueron muchos los reclamos que hizo Macri al Gobierno nacional en estos años: pidió que le traspasaran la Policía Federal “con los fondos”, lo mismo con las competencias judiciales, el puerto y el manejo del juego. En cambio, fue reticente a aceptar el subte, que generaba costos y no ingreso de dinero.
El manejo del juego fue otra de las discusiones entre macrismo y kirchnerismo que ahora quedaría saldada a favor de la Ciudad de Buenos Aires. Desde 2003, la Ciudad tenía un convenio con Lotería Nacional por el negocio del juego, que mueve cientos de millones de pesos. Lo firmaron Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra y lo prorrogaron tanto Jorge Telerman como Macri. En su primer año de Gobierno, Macri quedó enredado en una polémica cuando intentó un nuevo acuerdo con Kirchner que iba a beneficiar al empresario Cristobal López.
En ese momento, el jefe de Gobierno tuvo la oposición del cardenal Jorge Bergoglio, ahora conocido como Papa Francisco. En ese momento, Gabriela Michetti era vicejefa y jugó fuerte hasta que consiguieron voltear el acuerdo que –según relatan los periodistas Federico Poore y Ramón Indart en el libro El poder del juego- se había cocinado en una mesa entre Nicolás Caputo y Federico de Achaval, socio de López.
Pero en 2013 volvieron a discutir cuando en la Legislatura votaron condonarle dos mil millones de pesos en Ingresos Brutos al empresario del juego Cristobal López. Esa discusión reflotó en la interna PRO de este año, cuando Michetti dijo “hay que poner una absoluta restricción al juego. Lo de hoy es un disparate, estoy absolutamente en contra”. Macri salió a contestarle, en plena pelea para que la interna la ganara Larreta: “Hemos puesto límites al juego desde el primer día. Más no se podría haber hecho”. Poco tiempo después, Macri demostraría que no era así: el jefe de Gobierno decidió no renovar a fin de año el convenio con Lotería Nacional. Martín Lousteau, que lo había corrido a Larreta con ese tema en el debate porteño, lo felicitó con sorna. Luego Macri denunció penalmente a Lotería Nacional. Todo indica que ahora estos recursos podrían pasar a la Ciudad de Buenos Aires, aunque esto depende de lo que decidan negociar entre Macri y Larreta.
En todos los casos, el traspaso es una buena noticia para el Gobierno porteño, aunque no tanto para las otras provincias. Engrosará las arcas de uno de los distritos con el presupuesto más alto del país, mientras que Macri deberá ver cómo distribuye los fondos de coparticipación federal entre las zonas más desfavorecidas.
Coda: ¿y ahora?
La presidencia de Macri, que se completa con la gobernación bonaerense de María Eugenia Vidal y la jefatura de Gobierno de Larreta traerá -como es obvio- una serie impredecible de realineamientos. Para los opositores porteños, esto presenta un desafío (que será materia de futuras columnas). Pero valgan dos trazos: para el kirchnerismo, está la posibilidad de reinventarse como alternativa. En los últimos ocho años, el Frente para la Victoria porteño osciló entre una postura más acuerdista y otra más netamente opositora ante el PRO. Ahora probablemente sea un buen momento para hacer una autocrítica y repensar el lugar que ocupa. Y quizás empezar a construir en forma constante a un candidato que enamore en la Ciudad. Para ECO, de Martín Lousteau, el desafío es aún mayor, dado que son aliados a nivel nacional, pero opositores en la Ciudad. Esta situación puede volverse más esquizofrénica si dirigentes de la Coalición Cívica-ARI pasaran en algún punto a integrar el gabinete de Macri (Elisa Carrió ya dijo que ella no ocupará ningún cargo). Lousteau tendrá que navegar con éxito en esa ambiguedad entre lo nacional y lo porteño. Si se equivoca, puede ser devorado por el macrismo. Si acierta, la escena de un país todo amarillo le abre una puerta hacia el corazón de los díscolos porteños.
- AUTOR
- Werner Pertot
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