NORTE DE LA CIUDAD

Se armó un polo gastronómico en Núñez

Nuñez se llenó de bares y restoranes de atmósfera relajada. Comida gourmet entre casonas antiguas y bulevares arbolados.


En el barrio de Nuñez desde hace un tiempo se puede disfrutar de una buena comida sin abandonar la tranquilidad que trae esta zona cercana al río. Esa es una de los rasgos que atrae cada vez más gente al joven polo gastronómico de Ñúñez y, en menor medida, Saavedra. En el último año, sumó 50 locales a su creciente y variada oferta de bares y restoranes.
 
El boom inmobiliario que está experimentando la zona en los últimos tiempos y que amenaza justamente esa calma residencial propia del lugar, es paradójicamente uno de los motivos por los que cada vez más proyectos culinarios se asientan allí, especialmente en el Bajo Núñez.
 
Fueron Poe (3 de Febrero 2772), La Republiqueta de Acracia (O’Higgins 3574) y Oporto, los que hace un par de años revitalizaron una zona que ya contaba con ofertas. Y que terminó de asentarse definitivamente con las que llegaron en 2015: Núñez City Grill (Manuela Pedraza 1810), Houdini (Manuela Pedraza 2179), Bodegón Núñez (Arribeños 3198), Cachita (Moldes 3102), Boutique de Empanadas, Tempero (Jaramillo 2274), No tan Santos (Núñez 1650), Küne (Av. San Isidro Labrador 4722), La Lomita (Pico y Cuba), Los Díaz de Maniera (Núñez 2591), entre otros.
 
La intención es seducir al público que gusta de ir a comer entre casonas y bulevares arbolados, de atmósfera relajada. “Hacía falta locales fuera del bullicio de Cabildo. Un lugar de barrio, con la plaza enfrente, más hogareño”, destaca a La Razón Federico Sar, dueño de Tempero, quien restauró la casa de un familiar para generar un restorán “que le hiciera acordar a la casa de la abuela. No hay ese estilo en el área, sólo bodegones o cadenas”, asegura.
 
Cristian Gilio, del pub Houdini, coincide: “Vemos un potencial en la zona, un lugar que está creciendo gastronómicamente. Tiene un perfil de gente que quiere salir de Las Cañitas y Palermo”. Es por eso que él y sus socios decidieron abrir un bar de cerveza artesanal.
 
A diferencia de otros centros culinarios de la Ciudad, aquí muchos de los dueños de los restoranes y bares son también vecinos del barrio. “La zona nos identifica porque vivimos acá. Hicimos el colegio, la facultad, el club”, ilustra a La Razón Sonia Giacobbe, una de las dueñas de la parrilla No tan Santos, que abrió hace tres meses.
 
Lo mismo sucede con Boutique de Empanadas, en Saavedra: “Yo hice el secundario en este barrio y uno de mis socios vive muy cerca del local”, explica Maximiliano Sanguine, quien junto a Gabriel Viotto y Fernando Diez lleva adelante un local que no sólo ofrece empanadas en 30 sabores. También vende muebles, incluso los que sirven como mobiliario del salón.
 
Ya sea para vecinos, clientes de otros barrios o emprendedores, el norte de la Ciudad pasó de ser un enclave tranquilo al nuevo polo gastronómico porteño.
 
La oferta gastronómica en esta zona se diversificó, hay restoranes con comida al plato y menús bien porteños, que incluyen milanesas y pastas. También, bares con cervezas artesanales o tragos de autor; parrillas de barrio o con un toque gourmet; y hasta un local exclusivamente de empanadas (tiene 30 sabores, todos con nombre de mujer).


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