Reabren canchas en una manzana de Balvanera

La manzana 66, delimitada por las avenidas Belgrano y Jujuy y las calles Moreno y Catamarca, en el barrio de Balvanera, está rodeada de paredones semi destruidos y tapiales, que son el esqueleto de casas y locales que una vez existieron. Por dentro, funcionan entre nueve y once canchas de futbol 5 al aire libre, con pasto sintético, reflectores y carteles publicitarios.
 
El Gobierno de la Ciudad habilitó las canchas a fines de abril, esto tiene movilizados a los vecinos que miran con preocupación las condiciones en las que se hace el emprendimiento comercial. "En febrero, un paredón que está en la esquina de Jujuy y Moreno se cayó hacia adentro. No se entiende cómo un lugar puede funcionar con la cáscara de una demolición”, se quejó a Clarín un vecino. “No hay una regulación que le ponga un límite de horario a la actividad. El domingo, feriado, los gritos de la gente jugando al fútbol se escucharon hasta las dos de la mañana”.
 
La polémica con la manzana 66 data de 2011. Ese año, un grupo empresario empezó a comprar las propiedades de la zona y las fue demoliendo hasta convertirlas en un terreno baldío. Detrás de la operación de hormiga estaba Ake Music, una compañía que pretendía construir un estadio para 18.000 personas, con una inversión de 120 millones de dólares.
 
La edificiación del estadio activó la oposición inmediata de los vecinos, quienes marcaron que la zonificación de la manzana (R2aII y C3I) no admite un estadio sino que habilita el suelo para viviendas y locales. Para que pudiera hacerse había que aprobar en la Legislatura una rezonificación.
 
Frenado el proyecto, los dueños de la manzana la alquilaron por tres años para el funcionamiento de un complejo de canchas de fútbol 5, que comenzó a construirse en marzo de 2015. Pero ahí también hubo problemas, el predio fue cerrado por no tener habilitación y por poseer una clausura previa sobre la obra.
 
El viernes pasado la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad hizo una inspección en el lugar y decidió habilitarlo. El controlador administrativo de faltas Pablo Borisonik levantó la clausura.
 
“Nos sorprendió que permitiesen su funcionamiento. Desde la Agencia Gubernamental de Control no nos informan los argumentos que fundaron su decisión. Y nosotros otra vez tenemos que convivir con las luces, los cánticos, los gritos de los jugadores hasta la madrugada, los frentes destruidos y las veredas rotas”, dijo a Clarín Alberto Aguilera.
 
Este vecino vive a metros de las canchas y es el líder de “Manzana 66 Verde y Pública”, una organización vecinal que pide que ahí se construya una plaza. El objetivo de los vecinos sí tiene fundamento: Balvanera es uno de los barrios con menos metros cuadrados de espacio verde por habitante.
 
Mientras se acumulan quejas en la Fiscalía N° 20 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Juan Rozas, los que explotan comercialmente el predio tienen que enfrentar dos acusaciones: una por ruidos molestos y otra por violar las clausuras.