JOSÉ LÓPEZ

La pelota sí se mancha

Me referiré al dantesco paso del kirchnerismo por la vida pública en Argentina y cómo esta semana han terminado de sellar su desaparición luego de haber manchado a la pelota, los jugadores, al árbitro y a todo el deporte.

Mariano Heller
Iba a titular esta nota “Esa mancha no se borra nunca más”, pero temía ofuscar al lector riverplatense, así que utilicé esta frase que Maradona usó en su despedida del fútbol sobre la pelota.

Diego había dicho que él se equivocó y pagó, pero la pelota no se mancha. Quiero referirme hoy al dantesco paso del Kirchnerismo por la vida pública en Argentina y a cómo esta semana han terminado, a mi entender, de sellar su desaparición luego de haber manchado a la pelota, los jugadores, al árbitro y a todo el deporte.

Lamento, una vez más, no ser original. Es el tema del que está hablando todo el mundo. Pero no sería yo si no le dedicara mi columna. Lo hago con una mezcla de asco, indignación, satisfacción y alivio. Sí, es una mezcla rara. Pero es la que me invade. Asco e indignación por ver la impunidad con la que se manejaron estos años. Satisfacción y alivio porque al menos cae uno de ellos, uno importante, y sirve para que muchos a los que les seguía afectando una ceguera descomunal se despabilen un poco.

Como han dicho varios en estos días, el poder de la imagen es lapidario. Pueden correr ríos interminables de tinta denunciando corrupción, podemos hacer las cuentas sobre un cajero de banco amigo íntimo del poder devenido en multimillonario zar de la obra pública. Pero ver a un funcionario de primera línea, mano derecha del Ministro más importante de los últimos doce años, con billetes de varias denominaciones y una ametralladora intentando enterrar su botín fue ese pasito que inexplicablemente necesitaban algunos para asimilar lo que sucedió durante el Kirchnerismo.

"Delincuentes hay en todos los partidos políticos, y por supuesto honestos también. Mi enorme crítica para ellos es que hayan mirado para otro lado mientras sucedía lo que ya hoy todos sabemos".



¿Y qué fue lo que sucedió durante el Kirchnerismo? Simple. Se saqueó el Estado. Se orquestó un plan en el cual muchos funcionarios, de primera línea, se llenaron los bolsillos mientras decían defender a los que menos tienen.

Esto último que menciono lo hace mucho más grave aún. Lo hace más obsceno, más siniestro. Saqueaban el Estado mientras desde un pedestal de superioridad moral pontificaban que estaban ayudando a los desprotegidos, a los excluidos. Lo hacían mientras descalificaban al que los criticaba, mientras ninguneaban al que los denunciaba. Nos tildaban de procesistas, de operadores de la derecha, de cómplices de Clarín y vaya a saber cuantas cosas más.

Más patéticas incluso que la imagen misma del saqueo fueron algunas de las reacciones que desató este escándalo entre los oficialistas de la década ganada. El triste y lamentable “volveremos mejores” que esbozaron algunos, el repentino ataque de “Me entero ahora” inspirado por aquel sorprendido Paenza. Se los avisamos durante más de diez años.

Un párrafo aparte merece la carta de Cristina Elisabet. Casi una burla, como la mayoría de sus misivas. Hay dos opciones básicas, aunque en el medio haya otras algunas otras, que corren tanto para la ex presidenta como para la gran mayoría. Si el secretario de obras públicas se lleva al menos 9 millones de dólares, y no lo viste, hubo negligencia supina y, si miraste para otro lado, hubo complicidad manifiesta. Y más patética aún es la reacción de decir que alguien le pagó. Claro que alguien le pagó. Pero igualar a un empresario siniestro que pagó coimas con el funcionario que las recibe me recuerda a aquéllos que igualan al terrorismo con el terrorismo de Estado. Ambos son una lacra, pero el plan organizado desde el Estado siempre es peor. Evidentemente ahora la teoría de los dos demonios no les parece tan mal.

"Esto mancha todo, ensucia todo, tiñe cualquier logro. Porque no fueron hechos aislados, fue un saqueo sistemático, organizado. Fue usar el Estado para enriquecerse a costa de todos".

 

¿Por qué digo la gran mayoría y no todos? Porque creo que hay muchos que han acompañado los doce años de Kirchnerismo desde la honestidad. Delincuentes hay en todos los partidos políticos, y por supuesto honestos también. Mi enorme crítica para ellos es que hayan mirado para otro lado mientras sucedía lo que ya hoy todos sabemos, cuando los indicios eran tan claros, tan evidentes. O peor aún, que no les haya importado.

Se discutió también esta semana si lo sucedido ensucia lo bueno que haya podido hacer el gobierno anterior. Mi respuesta es sí, por eso el título de esta columna. Esto mancha todo, ensucia todo, tiñe cualquier logro. Porque no fueron hechos aislados, fue un saqueo sistemático, organizado. Fue usar el Estado para enriquecerse a costa de todos. Lo grafica muy bien en Twitter @sershus cuando dice que van como 700 hechos aislados de corrupción

Otra nota de color ha sido la reacción del Frente para la Victoria en el Congreso frente al pedido de desafuero De Vido. Las lamentables respuestas del presidente de bloque, la actitud de mirar para otro lado, de defender lo indefendible. En fin, no sorprende y ahonda lo horripilante de la situación.

El Kirchnerismo como lo conocíamos creo que ha muerto. Pero a no confundirse. EEUU tiene tornados y huracanes, en Asia aparecen seguido los tsunamis, en Chile los terremotos pero a nosotros nos ha tocado en suerte el peronismo. Los Kirchneristas de ayer, eran los menemistas de anteayer y son los Massistas, Urtubeyistas o lo que sea del futuro. Se van a reciclar, van a decir que jamás fueron K y se convertirán en seguidores fieles del que tenga chances de ganar una elección. No importa si es de derecha, de izquierda o de lo que sea. Recuerden, para ellos el que conduce es el jefe, y se autodenominan soldados. Y se están preparando para el próximo combate.

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