- Sociedad
- 02.05.2017
MEDIO AMBIENTE
Grave crisis en el zoo porteño a un año de su reestatización
A las críticas y renuncia de técnicos, se le sumó la reciente salida dentro de la comisión coordinadora por parte de la Fundación Jane Goodall, de la Agencia de Protección Ambiental y de la Fundación Azara.
Una de los primeros en renunciar a la comisión coordinadora fue la Fundación Jane Goodall; más tarde se apartó la Agencia de Protección Ambiental (APRA) -el organismo oficial que, según especialistas, es el más capacitado para entender en temas de conservación-; y la semana pasada se alejó la Fundación Azara.
A esto se le sumó a demás la renuncia el mes pasado de tres técnicos del área de Biodiversidad que velaban por el bienestar de la fauna: Rosario Espina, Hernán Ibáñez y Martina Sasso. Por otro lado, existirían también profundas críticas de prestigiosas ONG junto a instituciones veterinarias hacia la conducción de la entidad, presidida por dos economistas, María Avendaño y Santiago Rodrigo y un abogado, Manuel Pascual.
"Ese barco va derecho al iceberg", graficó al diario La Nación el naturalista Claudio Bertonatti, ex director del zoo y asesor de Azara. "No tenemos interlocutores válidos que entiendan sobre conservación y manejo animal. Y la opinión de los especialistas no es tenida en cuenta en la toma de decisiones. No existe un plan técnico-científico para la colección y tampoco un rumbo claro sobre cómo lograr una transición, ya no de excelencia, sino aceptable", fustigó.
Un informe del Área de Desarrollo para el Bienestar Animal contiene conclusiones inquietantes: "Hay falta de personal, de presupuesto, de una lógica constante que trabaje en pos del bienestar animal; hay poca capacidad de reacción ante situaciones de emergencia y falta de conocimiento técnico por parte de las líneas directivas del Ecoparque".
Adrián Giacchino, presidente de Azara, manifestó por escrito a las autoridades "que el proceso de transformación genera desconfianza" y que el rumbo no supone "beneficios para la conservación y sí posibles perjuicios".
Pero la gota que colmó el vaso fue la propuesta de la institución de que la ONG participara de una licitación para poder trasladar a un ocelote, que se encuentra en malas condiciones, a la reserva de Güirá Oga, en Misiones. "De hacer un favor [para darle mejor bienestar al animal] pasamos a tener que presentarnos como interesados en el ejemplar", cuestionó.
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