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- 01.06.2017
COMUNA 1
Un edificio colonial de San Telmo en estado de abandono
En ese edificio funcionaba la cárcel de mujeres, los expertos afirman que es una joya de la arquitectura colonial que hoy sucumbe al abandono en el barrio de San Telmo.
El edificio, situado frente a la plaza Dorrego, en el barrio de San Telmo data de 1735, en 2012 cerró el Museo Penitenciario, que funcionaba allí y ahora sólo se abre para peñas, mientras se deteriora. Es una joya de la arquitectura colonial, según los expertos. Fue inaugurado como cárcel de mujeres.
Tras sus muros se esconde parte de la historia de aquellas que vivieron encerradas. Fue sucesivamente convento de monjas, asilo de enfermas mentales y correccional. Su iglesia data del 1700 y sufre desprendimientos de mampostería, grietas y fisuras en las que crece vegetación. Posee uno de los patios más antiguos de Buenos Aires, hoy ocupado por un escenario en el que se realizan peñas folklóricas. Las descascaradas salas aún conservan elementos de la vida cotidiana de las monjas y las presidiarias -entre ellas, Victoria Ocampo- que vivieron en el lugar.
Se trata de un complejo declarado Monumento Histórico Nacional y que, junto a la Iglesia San Pedro Telmo, ocupa media manzana frente a la plaza Dorrego. Parte fundante del patrimonio arquitectónico de la ciudad, se sitúa en el Área de Protección Histórica 1, por lo que deberían respetarse normas estrictas para su conservación y restauración. Sin embargo, es una de las construcciones más deterioradas de la Ciudad. El Museo Penitenciario Antonio Ballvé, que también funcionó allí, fue cerrado en 2012 por mal estado del inmueble.
"El convento se fue viniendo abajo con el correr de los años. Desde el balcón de mi departamento observo el techo de la capilla en mal estado, cubierto de vegetación, tal como sucede con la iglesia aledaña. Parece un lugar extraño, que no se sabe bien de quién es", describió a La Nación el vecino Eliseo Rinaldi.
Si bien la ex cárcel permanece clausurada al público en general, las puertas de Humberto Primo 378 se abren en determinadas fechas para conciertos de la Fundación Mercedes Sosa. El patio con aljibe está cubierto de gigantografías de la cantante.
El secretario de Cultura de la Nación, Enrique Avogadro, explicó a La Nación que "El uso de ese espacio les fue otorgado por la gestión anterior y nosotros no podemos pedirles que se retiren. Pero estamos ayudándolos a que funcionen mejor como organización y creen su propio museo".
"Hasta no hace mucho tiempo el claustro mostraba los enlucidos originales, documento casi único de lo que fue la primera arquitectura colonial de Buenos Aires, proyectada por el jesuita Giovanni Andrea Bianchi. Seguramente sus revoques presentaban un grado importante de deterioro, lo que de ningún modo justifica su eliminación, pues esa arquitectura nunca fue pensada como una de ladrillos a la vista", advirtió a La Nación el arquitecto Germán Carvajal, de la ONG Basta de Demoler.
El complejo data de 1735, cuando el italiano Bianchi dio inicio a las obras de lo que sería un establecimiento jesuítico, con una iglesia y una escuela. Considerado uno de los más importantes exponentes de la arquitectura colonial en la Argentina, también proyectó el Cabildo y construyó la Iglesia de San Francisco y el Convento de las Catalinas del barrio de Retiro.
Una vez expulsada la orden jesuita, en 1777, el virrey Vértiz destinó el lugar para "la corrección de todas las mujeres de mal vivir"; allí debían fabricar paños y frazadas. Más tarde el edificio fue ocupado por la orden de los Bethlemitas, quienes crearon un asilo para enfermas mentales. En 1890 pasó nuevamente a ser un correccional de mujeres, esta vez a cargo de la orden religiosa Del Buen Pastor. Las monjas mantuvieron la dirección del penal hasta que se retiraron, y en 1974 el Servicio Penitenciario Federal se hizo cargo de la institución y trasladó a las presas a la actual cárcel de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires.
"El interés turístico que despierta el asilo es muy grande. El museo recibía unas 15.000 personas por fin de semana", explicó a La Nación Verónica Woboril, ex guía del establecimiento.
Las salas aún exhiben elementos de penales de todo el país: armas, uniformes de los guardias, mobiliario y material fotográfico de la ex cárcel de Tierra del Fuego. Una de las más interesantes es la habitación con materiales recolectados durante requisas: cuchillos, espadas fabricadas con pedazos de hierro, bombas caseras, sierras disimuladas en libros y zapatos, mensajes enrollados en cigarrillos, facas, palomas y hasta pipas de marihuana y agujas para tatuajes.
En 2007 existió un proyecto para convertir el lugar en un Museo de la Mujer, pero no prosperó.
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