OPINIÓN

Desocupación en CABA: el impacto local de la política económica

En este primer trimestre del año, la desocupación aumentó 0,8% frente al registro de un año atrás, alcanzando el 9,4%, y se explica principalmente porque hay más personas buscando trabajo.

Iñaki Alvarez

Los resultados recientes de la Encuesta de Trabajo, Ocupación e Ingresos (ETOI) elaborada por la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires arrojaron como resultado un nuevo aumento de la desocupación. En primer lugar, vale aclarar que la desocupación puede aumentar por dos motivos: porque en términos relativos cada vez hay menos cantidad de ocupados, o porque hay más personas buscando trabajo. En este primer trimestre del año (I-2017), la desocupación aumentó 0,8% frente al registro de un año atrás, alcanzando el 9,4%, y se explica principalmente porque hay más personas buscando trabajo.

Como nota aclaratoria para comprender este efecto se debe tener presente la tasa de Población Económicamente Activa, que se compone de la suma de las personas que buscan o tienen trabajo. Lo que sucedió en este periodo fue que mientras la tasa de empleo (es decir la proporción de porteños que tienen empleo) aumentó levemente respecto al I-2016 (+0,8%), en el mismo periodo la Población Económicamente Activa se incrementó en mayor proporción (+1,4 p.p.). De esta manera, aunque aumentó la población ocupada, la población que busca trabajo creció más todavía y eso explica que la desocupación haya aumentado en casi un punto, aun cuando la tasa de empleo creció.

Esto se debe a que en coyunturas, como la actual, de deterioro en el poder adquisitivo del salario, o pérdida del empleo del jefe (o alguno de los otros miembros) del hogar, más personas del hogar se vean obligadas a salir a buscar trabajo, y de esta manera se incrementa la población económicamente activa. Este efecto es denominado por la literatura como “trabajador adicional”.

Ahora bien, la desocupación impacta de manera creciente a toda la ciudad, pero no afecta de igual manera a todos los porteños. En primer lugar, vale destacar que afecta más a las mujeres, a días de una nueva convocatoria del “Ni Una Menos”, los datos de la ETOI vuelven a mostrar el sesgo de género que tienen los ajustes del mercado de trabajo. Mientras la desocupación masculina bajo levemente, la femenina se incrementó en 2 p.p. En este caso el aumento del desempleo femenino no se explica porque haya más mujeres buscando trabajo (casi no varió su tasa de actividad), sino porque hay menos mujeres empleadas (la tasa de empleo entre las mujeres se redujo en un año de 45,8% a 44,9%). Por otra parte, los varones incrementaron tanto su búsqueda laboral, como su tasa de empleo. Estos efectos conjuntos se podrían sintetizar como que los varones que salieron a buscar trabajo encontraron los puestos que perdieron las mujeres.

El segundo lugar, partiendo de la premisa que en términos generales en los barrios del norte de la Ciudad suelen habitar los hogares de mayores ingresos, en los del centro los de ingresos medios y en los del sur los de menores ingresos, es posible concluir que el desempleo afecta más a los barrios de ingresos medios y bajos, que a los de altos ingresos. En efecto, durante el último año se observa que la población del centro, típicamente de clase media, se volcó a la búsqueda de trabajo, lo que puede estar dando cuenta de que el impacto de la crisis económica estaría haciendo mella en la población porteña de estratos medios, obligando a que nuevos miembros del hogar “salgan” a buscar trabajo en un contexto complejo del mercado laboral. No todos ellos consiguieron trabajo, por lo tanto la desocupación en el centro de la Ciudad subió respecto al año pasado, lo mismo sucedió con la población del sur, en tanto que en el norte se redujo la proporción de personas sin trabajo.

Otro de los elementos que surgen de los resultados de la ETOI, y que vale la pena destacar es el aumento, en casi un punto porcentual, de los cuentapropistas como modalidad de ocupación (18,4% del total), y como contraparte de la reducción de la tasa de asalarización. Estos movimientos dan cuenta de la emergencia y extensión de actividades típicamente informales que sirven como refugio laboral frente al menor dinamismo e incluso destrucción de puestos de trabajo asalariados, lo que conlleva a una mayor precariedad del mercado de trabajo. 
A modo de síntesis vale destacar, que la evidencia muestra que durante los primeros 15 meses del nuevo gobierno la desocupación se ha incrementado en cada trimestre respecto a igual periodo del año anterior. Este incremento de la desocupación no ha sido homogéneo e impacta más en los sectores de ingresos bajos y medios y afecta más a las mujeres que a los hombres. A la par, pareciera que ha empezado a evidenciarse un deterioro en las condiciones de trabajo y la aparición de actividades de refugio, como el cuentapropismo, frente al menor dinamismo en la creación de puestos de trabajo asalariados.

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