LA INTERNA DE CAMBIEMOS PORTEÑO

Larreta y Lousteau se fueron al río

Tras el pacto Angelici-Nosiglia, Mauricio Macri viene presionando al jefe de Gobierno para que acepte el acuerdo con la UCR, lo que implicaría internas con Martín Lousteau en 2019. En Bolívar 1 le bajan el tono a las versiones de un acuerdo inminente e indican que el mandatario no está apurado.

Werner Pertot
Mauricio Macri está envalentonado: ya lo consiguió mover al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, cuando éste se resistió a reprimir a mansalva como le pedía la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Cierto que para eso el presidente llegó a expresar en público sus diferencias. Ahora, el objetivo es más sutil: conseguir que Larreta acepte un acuerdo electoral con los radicales y conforme Cambiemos porteño. Claro que eso implica que haya una interna entre el actual mandatario y Martín Lousteau, quien estuvo cerca de ganarle en el ballotage de 2015, aunque tuvo un rol más deslucido en 2017. Según el análisis que hacen en Balcarce 50, esto le permitiría a Macri sumar votos para su candidatura presidencial de las dos listas, habida cuenta de la intención de unificar las elecciones nacionales y las porteñas. Larreta sabe que esta es una pelea que no puede ganar. Por ahora, juega a demorar los tiempos e imponer condiciones a los radicales. En el medio, está la incógnita de cómo la convencerán a Elisa Carrió de que acepte ese acuerdo con Enrique “Coti” Nosiglia.

Por ahora, sin novedades reales desde el Gobierno nacional y el radicalismo porteño hay intentos de ir presionando a Larreta a través de los medios. En todas las notas que vienen apareciendo, se afirma que el jefe de Gobierno ya cedió, cuando la verdad es que todavía hay una fuerte tensión para definir cómo y cuándo se cerrará el acuerdo de Cambiemos porteño. Esta semana, Clarín contó que Macri lo llamó a principios de febrero al “Coti” Nosiglia y le dijo: “Ya lo convencí al Pelado”. La persuasión habría sido tanto en el viaje a Davos que compartió con Larreta como en su encuentro en Villa La Angostura durante el enero vacacional del presidente. En el entorno de Larreta, no obstante, relativizan que las cosas se hayan dado así.

Otro artículo en La Nación apuntaba hace algunas semanas en la misma línea: Macri quiere evitar una competencia por afuera como ocurrió en 2017, busca unificar las elecciones a jefe de Gobierno y a presidente (lo que implica pasar una ley por la Legislatura porteña, donde tienen amplia mayoría) y que las listas de Larreta y Lousteau le aporten votos a su candidatura presidencial en las PASO.

Todo indica que, tarde o temprano, Macri va a conseguir su objetivo y se armará la coalición en la Ciudad de Buenos Aires. En 2019, Larreta y Lousteau van a bajar juntos al río. Y como dice el verso, ¿quién quedó?



A esa salsa, la nota de La Nación le agrega un picante que están cocinando en el Gobierno porteño: sus funcionarios plantean que, antes de llegar a un acuerdo, el radicalismo deberá pasar por un período de prueba. ¿En qué consistirá? En observar con atención cómo votan los seis legisladores del radicalismo y de Lousteau durante todo este año, si acompañan o no los proyectos de ley del oficialismo. Se trata de una chicana: el macrismo no requiere esencialmente de esos votos en la Legislatura, dado que cuenta con 33 legisladores y mantiene una política de aliados circunstanciales para cada ley que le viene dando resultado desde 2007. La idea del período de prueba es más que nada una chicana para ver cómo reaccionan los radicales y, particularmente, Lousteau. Habrá que ver también como toma esa prueba que pide el PRO el socialista Roy Cortina, que formó parte de la alianza Evolución en las últimas elecciones.

Estos intentos de ir empujando a Larreta hacia un acuerdo se encuentran con algunos escollos bien concretos. El primero es que el jefe de Gobierno quiere imponer unos tiempos mucho más laxos, algo que dejó claro en un reciente reportaje cuando le preguntaron por el tema:

-¿Hay posibilidad de acuerdo con el radicalismo en la ciudad?

-Siempre tenemos voluntad de diálogo con todos. Hablando se entiende la gente.

-Entonces, Lousteau será parte de Cambiemos.

-No saques conclusiones de lo que dije (se ríe). Tenemos voluntad para hablar con todos.

Sonó más a reticencia que a una confirmación de que está dispuesto a acordar ya con los radicales. En el entorno de Larreta, insisten en que no hay que apurar los tiempos. Señalan que Cambiemos porteño terminará constituyéndose, pero que seguramente sea más hacia fin de año. Y que habrá que ver luego las candidaturas: Lousteau se afilió a la UCR para no tener impedimentos para competir con Larreta, pero quizás puedan impugnar el tiempo que lleva afiliado en 2019. Sobre las versiones de conversaciones entre Larreta y Nosiglia, en Bolivar 1 se limitan a responder que no hubo ni está prevista una reunión entre el jefe de Gobierno y el dirigente radical.

Mientras tanto, los radicales también se envalentonan ante la posibilidad de una interna, uno de sus juegos predilectos. “Hay que ampliar Cambiemos y tenemos un instrumento, que son las PASO, para dirimir candidaturas", sostuvo el novel titular de la UCR porteña, Guillermo De Maya. Por su parte, la diputada de Evolución Radical Carla Carrizo, aseguró a Futurock que “en Evolución queremos competir dentro de Cambiemos con contenido, políticas y reglas. Queremos una coalición fuerte. Cambiemos tiene que tener un contrapeso con la tradición radical”. También se ocupó de recordar que el distrito porteño es el único donde no está conformado Cambiemos.

Todo indica que, tarde o temprano, Macri va a conseguir su objetivo y se armará la coalición en la Ciudad de Buenos Aires. En 2019, Larreta y Lousteau van a bajar juntos al río. Y como dice el verso, ¿quién quedó?

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