Del abuso policial a la cadena solidaria: la historia de “el pibe de los sándwiches”

“A lo mejor es una desgracia con suerte”, le dijo a Maximiliano Gómez una de las muchas personas que lo contactaron después de que la Policía de la Ciudad le labrara un acta y le secuestrara la mercadería por vender sándwiches de salame en la calle, en Balvanera. Luego de que se viralizara la foto que retrató el episodio, circuló también el contacto del joven vendedor ambulante. Tras el abuso policial, la cadena solidaria multiplicó su fuente de trabajo: el joven no para de recibir pedidos de sándwiches a domicilio.

Como contó ayer Nueva Ciudad, Maximiliano Gómez tiene 26 años y hace diez que trabaja como vendedor ambulante. Es cordobés y vive en Buenos Aires con su novia. Hace algunas semanas logró comprarse un canasto nuevo para su venta: la Policía de la Ciudad se lo llevó, junto con la mercadería para vender durante todo el día. Los agentes que intervinieron citaron el artículo 83 del Código Contravencional y se llevaron hasta el canasto para los sándwiches, que el joven había comprado hacía unas pocas semanas.

Eso ocurrió el miércoles. El jueves, el joven no salió a vender. Tenía miedo. Pero la viralización de su historia a través de las redes sociales produjo un efecto inesperado: comenzaron a lloverle pedidos de sándwiches de salame para entregar a domicilio.

En diálogo con Minuto Uno, el joven vendedor contó que tiene muchos pedidos para hoy viernes, pero “no tantos como para no alcanzar a cubrirlos”. Y aclaró que, para comprar materia, prima tuvo que pedir dinero prestado.

“Millones de gracias a toda la gente solidaria, es algo increíble”, dijo #ElPibeDeLosSanguches, tal el hashtag que se instaló en la red social Twitter. Trasdendió, además, que estará presente en la marcha del Día Nacional de la Memoria, para vender también allí sus sándwiches de salame.