LA UNICABA, SEGUNDA PARTE

Cuando el Gobierno no escucha

El jefe de Gobierno avanza en una segunda versión de la UNICABA, que mantiene los profesorados pero genera muchas dudas sobre su continuidad. También consiguió aprobar un código de urbanización nuevo, que favorecerá la especulación inmobiliaria.

Werner Pertot


Despacito y en silencio, Horacio Rodríguez Larreta va logrando sus objetivos. Mientras avanzan proyectos de privatización (como los del edificio de El Dorrego o el de sectores del Ecoparque) y se encamina a aprobar con mayoría propia un Código Urbanístico y de Edificación que, según señalan en la oposición, privilegia a los inversores inmobiliarios como ningún otro, también sigue intentando producir modificaciones en el frente educativo. No alcanza con que la ministra de Educación llame a una reunión paritaria y la suspenda de golpe. También el Gobierno porteño retomó su iniciativa de crear una universidad para la carrera docente, la UNICABA. Como el primer proyecto -que eliminaba los 29 profesorados docentes- no caminó, ahora presentaron un nuevo proyecto que los mantiene, pero deja lugar a muchas dudas.

Larreta hizo su primer anuncio de la creación de la UNICABA en noviembre del año pasado. La iniciativa tenía el sello de las decisiones del jefe de Gobierno en materia educativa: nadie de la comunidad fue consultada, los gremios docentes fueron echados a un lado y se intentó avanzar a los codazos con la eliminación de la gran mayoría de los 29 profesorados. Este primer proyecto de la UNICABA tenía todo el aspecto de ser una forma de imponer un ajuste y reducir la planta que se dedica a la formación docente. Como comentamos por acá, esto generó un fuerte rechazo de la comunidad educativa y la iniciativa de Larreta no caminó en la Legislatura.

Por eso, el Gobierno porteño volvió con una segunda versión del proyecto con algunas modificaciones, que no alcanzar a frenar las críticas. De hecho, la semana que pasó hubo una marcha y un acampe para rechazar que se siga intentando avanzar en la eliminación de los profesorados. Marcharon los rectores de los profesorados, los docentes, los estudiantes. Una de las premisas básicas del rechazo es que, de nuevo, el nuevo proyecto se hizo sin consultar a nadie, sin debatirlos con los principales interesados en la formación docente: esto es, los docentes.

¿Qué dice el nuevo proyecto? Asegura que la UNICABA no reemplazará los profesorados, pero se los coloca en un lugar en el que serán constantemente evaluados y reorganizados, lo que abre dudas sobre el destino final que tendrán. Las dudas son legítimas: en el proyecto anterior los borraban de un plumazo. Los rectores de los profesorados advierten que les recortarán toda su autonomía. También hay serias dudas sobre el financiamiento de la UNICABA y si este no implicará un recorte de los profesorados.

De los especialistas que estuvieron hablando del tema en los últimos días, hay algunos que son favorables a esta visión macrista y otros que son críticos, pero todos tienen un punto en común: nadie entiende el apuro de Larreta por generar una nueva estructura académica en el contexto en el que el Gobierno de Mauricio Macri dice que, en nombre de la austeridad, los docentes universitarios deben perder capacidad adquisitiva, las universidades, paralizar obras y perder presupuesto, y los investigadores académicos, ser cada vez menos. Es lo mismo se preguntaron los legisladores opositores que visitaron la carpa contra la UNICABA. Hubo clases públicas, talleres, charlas, en una demostración de que la comunidad educativa sigue rechazando esa iniciativa del macrismo. No se comprende cómo se van a evitar las superposiciones entre la universidad y los profesorados Tampoco se entiende por qué no buscan articular con la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), que ya existe. Salvo que, detrás de las buenas intenciones, siga la del ajuste y la eliminación de los profesorados.

De la misma manera, Larreta está consiguiendo avanzar con proyectos en los que el PRO nunca pudo conseguir consenso. La razón clara es que, luego del batacazo electoral del año pasado, tiene holgadas mayorías para cumplir con los sueños macristas. Por eso ya está en camino una modificación de las contravenciones para prohibir directamente la actividad de cuidacoches y limpiavidrios, por eso también se avanza en privatizar el edificio El Dorrego, que Macri intentó sin éxito entregarle a la productora de Adrián Suar mientras que Larreta está consiguiendo la ofrenda. Por eso, una vez más, el macrismo vuelve a privatizar el ex jardín zoológico (ahora denominado Ecoparque, aunque las ONG animalistas le dicen “Ecofraude”).

Pero el premio mayor se dio esta semana con la aprobación en primera lectura del Código Urbanístico (falta una audiencia pública y una segunda votación). El macrismo consiguió avanzar solo con sus votos, pero aún así es un paso adelante para aprobar una norma que modifica lo que se puede o no se puede construir en las distintas zonas y que, según señalan los opositores, viene a pedir de boca de los grandes especuladores inmobiliarios.

Los comuneros, a los que hace diez años que la gestión PRO ignora, también hicieron escuchar su voz de rechazo a esta iniciativa: “Este proyecto propone homogeneizar las alturas de casas y edificios existentes aumentando de esta manera la construcción en altura, lo que significa concretamente más torres en nuestros barrios”. “En una ciudad donde los sistemas de distribución de energía, agua y gas se encuentran totalmente colapsados, un incremento de la construcción solo agravaría estos problemas y provocaría aún más cortes de luz, menor presión del agua y menos acceso a la red de gas”, advirtieron. A estas dudas, uno les podría agregar: ¿cómo va a ayudar esta norma a resolver la crisis habitacional que hace años enfrenta la Ciudad y para la que no hay una política estatal? Nada parece importar, como tampoco importan las protestas de músicos callejeros ni la de la comunidad educativa ante la UNICABA que avanza. Se trata de un gobernante que, pese a todo el acting de las reuniones con vecinos, a la hora de la verdad, no escucha.

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