COMUNA 3

Renovaron fachadas y veredas de la estación Once

Luego del desalojo de los manteros de Once, el Gobierno porteño renovó las veredas y fachadas de la estación.


Los alrededores de la estación Once lucen un poco más ordenados, ya no hay manteros y se renovaron la fachada de la estación y las veredas del entorno. La zona vive un proceso de transformación. Primero, a mediados del año pasado, se empezó por la fachada de la estación de trenes. Diez días tardó en demolerse una marquesina que salía desde el acceso central y funcionaba de techo en gran parte de la vereda de Rivadavia.
 
En 1896, en la esquina de Mitre y Pueyrredón, se inauguró un edificio chico, con frentes simétricos. Lo proyectó un arquitecto holandés, Juan. J. Doyer, y se lo conoció como el Edificio de Pasajeros. Tres años más tarde, se lo replicó en volumetría y estilo en la otra esquina de Pueyrredón, para que ahí funcionara la Bolsa de Cereales. En 1907, cuando fue necesario ampliar la terminal, el mismo Doyer decidió unir los edificios, con una nueva estructura. Sobre ella trabajó la arquitecta Noelia Arango.
 
“La marquesina había anulado los arcos originales. Para terminar de sacarla y recuperarlos hubo que hacer un refuerzo estructural dentro de la estación”, describe a Clarín Arango. Durante ocho meses permaneció sobre ese frente, colgada en andamios, cambiando de acceso en acceso. El caudal de personas que circulan por Once hacía imposible el cierre de cualquiera de los ingresos. Es que sólo el tren ya mueve unos 50.000 pasajeros diarios.
 
Pilar García Arilla, estuvo al frente de la obra de la recova. "La idea fue unificarla y disminuir la contaminación visual. Antes, había cables que cruzaban de punta a punta, carteles que tapaban molderías, equipos de aire acondicionado sobre las veredas, motores de cortinas por fuera de los negocios", enumera a Clarín García Arilla. Y se refiere al ruido que por años acumuló la recova, un punto que en su origen (empezó a construirse en 1873) albergó ferreterías y corralones, y que recién con la inauguración de la estación (en 1896) cambió su perfil con la instalación de cafés, tiendas y hoteles.
 
"Las fachadas de los edificios representan la unión entre el ámbito público y el privado. La Recova y la fachada de la estación son un ícono de la zona, por eso es que las pusimos en valor, volviéndolas más fácil de transitar”, explica a Clarín Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
 
Flavia Rinaldi, gerenta del proyecto, avanza sobre esa idea: "Al descubrir la recova aparecieron las firmas de los arquitectos originales y un grabado sobre un frigorífico que puso sus oficinas aquí. Seguramente a alguno de los cientos que pasan por Once esos registros les generen curiosidad, los lleven a investigar. Eso los hará sentirse parte, lo que es muy positivo porque está demostrado que sólo se conserva aquello que te pertenece".
 
La obra para recuperar la fachada de la estación Once costó 5,4 millones de pesos y estuvo a cargo de Trenes Argentinos Operaciones y el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. A su vez, la recuperación de la recova la hizo el Gobierno de la Ciudad, con una inversión de casi 4 millones de pesos.
 
A un año y medio de su instalación, las ferias en las que fueron reubicados los ex manteros de Once venden poco. Así lo transmiten los vendedores que fueron desalojados de las calles que rodean a la estación del tren Sarmiento.
 
“Acá estamos bien: bajo techo, con baños y seguridad. Pero falta el público. Se vende menos que en la calle, y todavía menos por la situación económica”, dice un vendedor a Clarín.
 
Él y otros vendedores coinciden en que es necesario que los paseos se conozcan más, se publiciten. “Se repartieron folletos y el Gobierno corrió las paradas de colectivos (146 y 168) al frente del paseo para volverlo más visible. Pero no alcanza”, concluyen.


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