- Opinion
- 21.10.2018
CRISIS POR LAS VACANTES
Te cierro el jardín
Larreta resolvió cerrar salas de un jardín que funciona en el Hospital Ramos Mejía, una decisión inexplicable en un contexto en el que faltan decenas de miles de vacantes en el sistema público. Para colmo, derivarán a otro jardín nuevo, incumpliendo una promesa a los vecinos de Balvanera.
Hay que decirlo. Horacio Rodríguez Larreta es un jefe de Gobierno consecuente. Primero presentó un proyecto para cerrar cuatro hospitales y subsumirlos en uno solo. Ahora amenaza con cerrar salas de Jardines de Infantes para niñas y niños de 45 días a 3 años. La intención –temen las madres y padres- es avanzar en desmantelar a la (insuficiente) oferta estatal en esas edades y derivar a los Centros de Primera Infancia (CPI), que no dependen de Educación sino de Desarrollo Social y no tienen docentes al frente. Por eso, el caso que se conoció estas semanas del Jardín del Ramos es paradigmático de una política que puede venir a continuación. En el Gobierno porteño sostienen que se trata de un traslado a un edificio mejor, pero la comunidad educativa denuncia un ajuste.
Como contamos en otra oportunidad, Larreta viene en temporada de cierres. Hace algunas semanas oficializó la decisión de cerrar cuatro hospitales de la zona sur y subsumirlos en el Muñiz. El proyecto se conoce como Complejo Hospitalario Sur y tiene un dato extra que no hay que dejar de lado: los terrenos que serán vendidos de los otros hospitales alimentan la especulación inmobiliaria en una zona en la que se emplaza Forum Alcorta, propiedad de TGLT, megagrupo que en enero adquirió el 82,3 por ciento del paquete accionario de la constructora de Nicolás Caputo. Amigos son los amigos.
Al cierre de hospitales ahora se suma el cierre de salitas de jardín, en medio de las críticas por la falta de vacantes para salas de 2 y 3 años. El caso testigo es el de la Escuela Infantil 6 del Distrito Escolar 6, mejor conocida como “El Jardín del Ramos”, porque se emplaza en los terrenos del Hospital Ramos Mejía. Es uno de los jardines que recibe a las hijas e hijos de los trabajadores de los hospitales, además de los de la zona.
Los problemas comenzaron a principios de este año cuando se redujo la franja horaria que cubría el jardín (a la noche, pasó de la 21 a las 19.30). El argumento de la gestión PRO fue que había pocas niñas y niños en ese horario. Como si fuera una empresa que atiende clientes y no un jardín.
A esto se sumó la refacción de una serie de aulas por problemas de infraestructura. El primer reclamo de la comunidad educativa fue porque las obras habían terminado y no se volvía a traer a los niños y niñas que habían terminado en otra escuela. Pero ante ese reclamo descubrieron una decisión mucho mayor: el Gobierno de la Ciudad les dijo que el Jardín iba a dejar de tener las salas de lactario y ambulantes en un cierre progresivo (ya no están en oferta en la inscripción on line de 2019) y que el resto de los cursos iban a ser trasladados a otro edificio. El temor de los padres y madres, como contó Nueva Ciudad, es que se trate de una política generalizada para eliminar los jardines maternales y derivar a los CPI, que no cuentan con un plan educativo, y dependen del Ministerio de Desarrollo Humano. El Gobierno porteño hace años que tiene en deuda la oferta educativa, especialmente de los 45 días a los 3 años. Y ahora sumó una nueva inscripción online, pero para obtener becas en las escuelas. La Constitución porteña, hay que recordarlo, señala que esto es una obligación del Estado. No es opcional.
Lo que ocurre todos los años con la falta de vacantes implica la expulsión del sistema público de decenas de miles de niñas y niños, que van o bien a un jardín privado o bien son cuidados por familiares, cuidadoras o por las propias madres. Y digo “madres” porque sabemos que las tareas de cuidado recaen especialmente sobre las mujeres. Cuando se piden políticas de Estado para buscar igualdad entre los géneros, se está hablando –entre otras cosas- de esto. Un interesante artículo en Latfem releva decenas de casos de madres que deben postergar sus carreras a raíz de este sistema expulsivo.
Si el reclamo es de mayores vacantes, el cierre de salas parece el colmo de las respuestas. Según señalaron los padres y madres el cierre de salas abarcaría las de 45 días a dos años.
Desde el Ministerio de Educación señalaron a Nueva Ciudad que la sala de dos no se cerrará, pero sí dejarán de existir el lactario y la sala de ambulantes. Esto fue justificado, una vez más, con un argumento de mercado: “Son 15 los que usan esas salas”. El resto del jardín, indicaron, será trasladado a otro que se construirá. “Es una política de reemplazo de edificios que no sirven para jardín de infantes. El lugar al que van esa cuatro cuadras, con aulas de 50 metros, recontramoderno. Con 250 vacantes”.
El dato de las vacantes no es menor, porque el jardín será trasladado a otro edificio en construcción que había sido una promesa al barrio para generar nuevas vacantes. Como indicó este portal, al final no habrá jardín nuevo sino que mudarán uno que ya existe. Esta política se entronca con la de no ofrecer más vacantes para determinadas edades. En ese barrio los jardines prometidos en la Manzana 66 y en Venezuela al 3200 se suponía que iban a tener nenas y nenes desde los 45 días, pero finalmente se anunció que solo admitirán desde los tres años.
Desde el Gobierno porteño sostuvieron a este medio que las movilizaciones son impulsadas por el MST. No parece que todas las madres y padres y docentes sean afiliados a ese partido de izquierda. Cualquiera que se acerque a los abrazos, a las movilizaciones, semaforazos o quien haya ido a escucharlos a la Legislatura se encuentra con personas preocupadas por el futuro de sus hijas e hijos. Tan sencillo como eso.
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