Detuvieron a 20 vendedores ambulantes en el barrio de Once

Durante los días 21, 22 y 23 de noviembre, la Policía de la Ciudad realizó diferentes operativos en el barrio porteño de Once, con el objetivo de desalojar a los trabajadores y las trabajadoras que se dedican a la venta ambulante. En total se detuvieron a 20 personas y en su mayoría bajo la figura penal de resistencia a la autoridad. Al resto, por el delito contemplado en la ley de marcas.

En los dos primeros operativos se detuvo en total a ocho personas. Según trascendió, siete de los detenidos son de nacionalidad senegalesa. En cuanto a los motivos, tres de estos trabajadores, estuvieron detenidos a disposición del fuero de la Ciudad por la figura de resistencia a la autoridad; los otros cinco quedaron a disposición del fuero Federal por la ley de marcas. Ya se encuentran todos liberados.

Con respecto al día viernes, la Policía de la Ciudad detuvo a 12 trabajadores y trabajadoras. Todos están a disposición del fuero de la Ciudad y están siendo indagados en la sede de la Fiscalía. Las detenciones fueron efectuadas en el marco de un feroz operativo, en el que las personas detenidas recibieron golpes y maltratos y donde, además, no se cumplieron los estándares jurídicos de Derechos Humanos en materia de detención en flagrancia, como por ejemplo, recibir información sobre sus derechos.

Asimismo, denunciaron que varios de los detenidos estuvieron hasta siete horas arriba de los patrulleros que los trasladaban, sin agua ni comida.

Por otra parte, para los trabajadores senegaleses, la Policía de la Ciudad y el Juzgado Federal Nº 11 no garantizaron la asistencia de intérpretes o traductores desde el momento de la detención y mientras permanecían privados de su libertad.

En el caso de la Justicia porteña, a partir de la intervención de la Defensora Oficial, la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas Nº 11 convocó a un intérprete para los detenidos del día viernes. Recién en esa oportunidad, dos de los ciudadanos senegaleses pudieron comprender el motivo de su detención y los derechos que les asisten. El tercero no pudo ser intimado de los hechos ya que solo se comunica a través del dialecto wolof y no contaban con traducción.