OPINIÓN

Morir de frío en la Ciudad de Buenos Aires

La Ciudad fue sacudida por la muerte de una persona sin techo a cuadras de la Rosada. Se hicieron acciones solidarias, que el Gobierno porteño consideró innecesarias. La polémica por el censo.

Werner Pertot


Hizo falta una ola polar para que el Gobierno porteño volviera a acordarse de las personas en situación de calle. Y que muriera de frío un hombre a escasas cuadras de la Casa de Gobierno. Así y todo, los principales funcionarios articularon respuestas en las que responsabilizaban a la persona muerta y el Gobierno porteño dio a conocer números de la cantidad de personas sin techo que muestras un incremento sensible, pero que –una vez más- son cuestionados por distintas organizaciones que se ocupan de la temática, dado que los números oficiales suelen estar muy por debajo de la realidad. Una acción solidaria organizada en River, seguida de otras en clubes y facultades, mostró la ausencia del Estado y fue cuestionada por un ejército de trolls. La candidata a senadora y ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, Guadalupe Tagliaferri, le dijo a Nueva Ciudad que no consideraba necesario abrir los estados. Tiene razón: no sería necesario si el Estado se ocupara y los programas específicos no fueran desfinanciados, como denuncian quienes trabajan en ellos.

El hombre que murió se llamaba Sergio Zacaríaz. Tenía 52 años. Lo encontraron en Perú y Belgrano, tras una noche de bajas temperaturas. Y reabrió una discusión que reaparece cada tanto en la política porteña: la de las personas sin techo. Una cuestión, hay que decirlo, que luego vuelve a desaparecer con la misma facilidad, arrojando a todas esas personas a la invisibilidad de lo que no se quiere ver.  De hecho, según contó el titular de Red Solidaria, Juan Carr, antes de Zacariaz murieron dos personas en la provincia de Buenos Aires, una en Jujuy, otra en Venado Tuerto, Santa Fe. A Juan Carr le cayó como nunca el ejército de trolls cambiemitas por hablar de una realidad de la que deberían ocuparse todos los gobiernos.  Un diputado nacional al que prefiero no mencionar hizo de capitán de esa banda de trolls y sostuvo que la iniciativa solidaria había sido una “operación K”. Un día después, el Gobierno porteño montaba (en forma transitoria) una carpa calefaccionada en Parque Rivadavia.

Con mejores modales pero sin hacerse cargo, distintos funcionarios del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta responsabilizaron al muerto. “Se intentó que Sergio Zacaríaz dejara esa situación de calle y que se acercara a los dispositivos que se ofrecen desde la Ciudad”, sostuvo el  jefe de Gabinete, Felipe Miguel, quien  dijo que los agentes del BAP “venían trabajando con él desde un primer contacto en julio del 2018 y posteriormente en sucesivas interacciones”. Por su parte, el vicejefe Diego Santilli aseguró que “hay personas que prefieren dormir en la calle antes que a ir a un parador. Hay personas con situación psiquiátrica, con adicciones. Hay quienes vienen de otras jurisdicciones. Hay un montón de variables, los paradores están en condiciones óptimas, pero a veces una persona con problemas psiquiátricos no quiere ir a un parador. Prefiere dormir en la calle con 3 grados”, dijo el funcionario en FM Futurock.  Hace algún tiempo, Larreta ensayó un argumento similar: "Hay gente viviendo en la calle pero hay muchos que no quieren ir a los paradores, siempre tenemos lugar. Hay que llamar al 108. Por la fuerza no los podés llevar. Tenemos un hogar para familias, hay hogares para mujeres, para hombres y un hogar para familias”.

En la misma semana, el Gobierno dio a conocer los números del censo oficial de personas en situación de calle: contaron 1146 personas. Una cifra que aumenta por tercer año consecutivo: en este caso, es un 5 por ciento más que el año pasado y un 32 por ciento más que en 2016, primer año de gestión de Larreta. De todas formas, está muy lejos de los números de las organizaciones que trabajan con la problemática, que calculan al menos 8000 mil personas. El Segundo Censo Popular -del que participaron la Auditoría, la Defensoría General, Defensoría del Pueblo y ONGs como No tan Distintas o Proyecto 7- arrojó un número más cercano a ese: 7251 personas en situación de calle. La mitad de esas personas están por primera vez en la calle. Y 871 son niños o niñas. A diferencia del 5 por ciento de incremento interanual que registró el Gobierno porteño, este censo habla de un aumento del 23 por ciento de las personas que viven en la calle.

En un informe especial de Nueva Ciudad relevamos esta eterna discusión por los números por un censo que existe gracias a una ley de 2010, pero que nunca se hizo como la ley lo prevé. Además de que el relevamiento oficial se hace en una sola noche (con un equipo de menos de 50 personas), siempre las distintas organizaciones sociales indican que el Gobierno porteño no cuenta a los que viven en hoteles y están en riesgo de volver a la calle, que según la ley vigente deberían ser incluidos en un censo anual. El Gobierno porteño no cambió sus números ni ante fallos judiciales en contra.  Desde la Auditoría General de la Ciudad y desde el Consejo Económico y Social advirtieron que el censo no está bien hecho. En su momento, el funcionario responsable de ocuparse del tema, Maximiliano Corach, descartó el tema así: “No voy a opinar sobre la percepción. Lo que pasa es que vienen del conurbano, por eso parecen más”.  Los subsidios habitacionales hoy están cerca de los ocho mil pesos, cuando una habitación en las peores condiciones no baja de nueve mil pesos. Hay una buena nota de la periodista Noelia Barral Grigera que releva el estado actual de esta discusión.

Esta discusión que se arrastra hace años, como pueden ver por acá, no es solo un debate de números: si el Estado porteño no reconoce que existen estas personas, menos las va a asistir. Hace tiempo contamos que el Ministerio de Desarrollo Humanos bajó sus metas físicas en relación a las personas en situación de calle, como si el problema estuviera decreciendo y no incrementándose.

En este panorama llegamos a la acción solidaria en River: el estadio abrió sus puertas una noche y recibió a más de un centenar de hombres y mujeres, a quienes les donaron frazadas, ropa y otros elementos esenciales. "Nos comimos una muerte como comunidad. Al lado nuestro se nos fue alguien que no miramos lo suficiente", sostuvo Juan Carr, quien contó que entre los que fueron a dormir al Monumental había un ingeniero en sistemas que está en la calle hace seis meses: "Le pedí perdón en nombre de la sociedad. Acá son todos sobrevivientes", dijo.

En un reportaje con Nueva Ciudad, la ministra de Desarrollo Social y Hábitat porteño se mostró en desacuerdo con la acción en el estadio de River.  “Yo no comparto la necesidad que hay de abrir un estadio. Sí me parece importante la participación social y el compromiso de los vecinos. Lo que les pedimos no es solo llamar al 108, sino tratar de convencer a las personas para que no duerman en la calle”, dijo la funcionaria y candidata.

Tal vez ese tipo de acciones no serían necesarias si no se desfinanciaran programas como el Buenos Aires Presente (BAP), destinado justamente a asistir a personas sin techo. Sus trabajadores denuncian que está siendo reducida la capacidad de acción de los equipos de especialistas. Desde el BAP aseguran que hay una “situación de ajuste y precariedad laboral, se redujo al personal profesional interviniente mediante despidos encubiertos y no se incorpora nuevo personal calificado, considerando que el programa trabaja con problemáticas sensibles y complejas”. Quizás habría que empezar por ahí, ¿no les parece?

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