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- 30.07.2019
COMUNA 4
Comenzará la puesta en valor de la Iglesia Santa Felicitas
Con una inversión de $15 millones, el Gobierno de la Ciudad empezará la puesta en valor de la Iglesia de Santa Felicitas del barrio de Barracas.
La Iglesia de Santa Felicitas reúne vitrales franceses, altares, esculturas y hasta un órgano alemán de 1873. A diferencia de otras iglesias, no fue pensada para venerar una figura religiosa, sino para honrar a una rica y aristocrática mujer del siglo XIX, Felicitas Guerrero, asesinada por un pretendiente, hecho que es considerado uno de los primeros femicidios conocidos del país.
Pese a su valor arquitectónico desde hace dos décadas, la iglesia sufre el descuido y la indiferencia. "Con un presupuesto de $15 millones, aportados por los sectores público y privado, en noviembre empezarán las obras en el edificio del reconocido arquitecto Ernesto Bunge, uno de los exponentes más bellos de la arquitectura germánica en la Argentina", adelantó a La Nación Teresa de Anchorena, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
Las obras, que se ejecutarán durante ocho meses están destinadas a devolverle el brillo a la construcción inaugurada en 1898 e incluida actualmente en el listado de bienes valiosos de las ciudades de Buenos Aires y La Plata que esperan ser declarados patrimonio de la humanidad por las Naciones Unidas. El proyecto de esta primera etapa comprende solamente la restauración de la fachada de la calle Pinzón, la que presenta la mayor cantidad de patologías edilicias.
En 2016, el Gobierno de la Ciudad realizó la adecuación del sistema eléctrico existente. Sin embargo, falta restaurar algunas de las arañas históricas, que en numerosos caireles de cristal aún conservan sus tubos de gas de carburo. Asimismo, resta iluminar la fachada para que se destaquen sus dos esbeltas torres con reminiscencias neobizantinas y neorrománicas.
El presupuesto contempla también los arreglos del sistema pluvial, de un total de cuatro desagües, para evitar filtraciones desde los techos. "Los trabajos se realizarán primero en el exterior para proteger el interior", explicó a La Nación Mariana Quiroga, arquitecta de la Comisión de Monumentos.
La iglesia, con entrada por Isabel la Católica 520, en el barrio de Barracas, integra el Complejo Histórico Santa Felicitas, que ocupa dos manzanas pertenecientes al Área de Protección Histórica N° 5. Además del templo, comprende la Quinta Álzaga, hoy Plaza Colombia; el antiguo Oratorio de Álzaga, los túneles de 1893 y el Templo Escondido, que se halla en el colegio aledaño. En el sector de la plaza se hallaba la mansión de los Álzaga, que fue demolida.
Según la tradición, a los 16 años Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto contrae matrimonio con Martín Gregorio de Álzaga, quien falleció. Felicitas queda viuda a los 24 años, y después de su duelo, se relaciona afectivamente con Enrique Ocampo, joven altamente conceptuado en los círculos sociales donde actuaba.
Sin embargo, luego ella inclinó sus sentimientos a favor de otro pretendiente, Manuel Sáenz Valiente. Ocampo no aceptó esta situación y, con la excusa de devolverle regalos y cartas, tuvo con Felicitas en la Quinta Álzaga un violento encuentro que terminó con dos disparos sobre la mujer. Murió al día siguiente, el 30 de enero de 1872, y sus restos fueron sepultados en el cementerio de Recoleta, donde permanecen.
Felicitas había quedado como única heredera de todas las riquezas de Martín de Álzaga, riquezas que tras su muerte pasaron a manos de su acaudalada familia, debido a que Felicitas tuvo un hijo, Félix, pero falleció a los 6 años, antes que lo hicieran sus padres.
El padre y la madre de Felicitas, don Carlos Guerrero y doña Felicitas Cueto, encargaron entonces la capilla, que combina mármoles, estucos y pinturas de mérito. Los vitrales son de origen francés. El piso es de mosaicos españoles, los bancos son de época y se caracteriza por su valioso órgano, de la casa Walcker. Se destacan en el interior dos estatuas blancas de mármol, una perteneciente a los suegros de Felicitas, y del otro lado la imagen de la mujer con Félix. También están los bustos de los donantes, los padres de Felicitas.
En el frente de la iglesia se observa un reloj inglés de la firma John Moore and Sons de 1873, originario de Clerkenwell. En los jardines aledaños existe una reproducción de la Gruta de Lourdes, obra dirigida por el ingeniero G. Kreutzer. En los años 90, los Guerrero donaron a la entonces Municipalidad de Buenos Aires la iglesia de 600 metros cuadrados que se había mandado a construir en honor a Felicitas.
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