PATRIMONIO

El Casa Fernández Blanco abrió nuevas salas de exposiciones

El espacio cultural sumó cuatro salas donde se exhiben objetos antiguos e indumentaria del siglo XIX.


La Casa Fernández Blanco sumó espacios de exhibición, además de la sala de indumentaria y accesorios de modas, se sumaron otras tres, recién restauradas: abanicos, porcelanas, loza, cristalería y platería de los siglos XIX y principios del XX que reflejan la vida cotidiana y evolución de los estilos del período. Las salas restauradas corresponden al antiguo salón femenino de la casa -la sala de abanicos-, el comedor principal y una sala continua.
 
De las tantas colecciones reunidas por Isaac Fernández Blanco -millonario y mecenas de artistas- la de abanicos tenía una sala específica en la distribución de su casa de Hipólito Yrigoyen 1420. La colección original y las sucesivas donaciones que incrementaron el lote de abanicos reunidos ameritaron devolver a estos pequeños objetos a su lugar original, informa Clarín.
 
La sala conserva un sector con las decoraciones originales de los años 1860-1880, previas a las reformas de la casa encargadas por Fernández Blanco en 1901 al arquitecto Alejandro Christophersen. La colección cuenta con más de 400 piezas de una extensa variedad de formatos, materiales y procedencias.
 
La decoración del comedor de la Casa fue encargada a los hermanos Briganti en 1882. Esta habitación era mucho más pequeña y se cortaba para dar paso a los coches hacia el segundo y tercer patio de la vieja casona de 1860. Su modernización en 1901 la transformó en un palacete de dos plantas que requirió de un comedor más grande.
 
Se optó por un estilo neorrenacentista italiano, se lo iluminó con un candelero de dieciséis brazos, se lo dotó de un cúpula y ventanales laterales de vitraux, unos de producción nacional y otro con cristales de Bohemia. Se encargaron cuatro tapices a la firma francesa Braquenie et Cie., con motivos bucólicos, se bordaron los manteles con las iniciales de los dueños de casa y se adquirió la vajilla de porcelana en Limoges y la cristalería fue tallada a mano en Baccarat. El juego de té era de plata de Sheffield y se servía en una mesa del mismo material en tazas de porcelana de Meissen.
 
Por último se presenta una sala de exhibición de platería de los siglos XIX y comienzos del XX y colecciones de porcelana. Las obras estuvieron a cargo del Ministerio de Cultura porteño, la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la Ciudad. Además de la inauguración de estas tres salas, se abrió la muestra “La Ciudad a la moda”, en la que se exhibe por primera vez la colección de indumentaria de la Casa Museo Fernández Blanco.
 
“El patrimonio de nuestra ciudad es vasto, la influencia de la inmigración puede verse en todos lados. La arquitectura, el trazado de la ciudad, nuestras costumbres y la moda de todos los tiempos. La Ciudad a la moda refleja la vestimenta de los habitantes de fin del 1800 y principio de 1900. Por eso además sumamos cuatro salas de exhibición patrimonial en la Casa Fernández Blanco”, señaló a Clarín Juan Vacas, director de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la Ciudad.
 
Se exhiben piezas de algunas de las firmas más destacadas de alta costura europea y nacionales, que datan de entre 1870 y 1912, como Charles F. Worthy sus hijos Gaston-Lucien y Jean-Philippe, John Redfern, Jacques Doucet, Jeanne Lanvin, Hellstern & Sons, Caroline Reboux, Ducerf Scavigni, Grenollers, Isoline, e incluso las afamadas tiendas como Gath & Chavez y Harrod’s. Trajes, tapados, vestidos, sombreros, guantes, zapatos y hasta una levita de fines del XIX con una nota del sastre en el interior.
 
La Casa Museo Fernández Blanco abre de miércoles a lunes de 12 a 18 horas y los sábados, domingos y feriados, de 11 a 17 horas. La entrada cuesta $50, los miércoles es gratis. Jubilados, estudiantes universitarios, personas de capacidad reducida y sus acompañantes, menores de 12 años, estudiantes de escuelas públicas entran sin cargo.


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