- FEMINISMOS
- 18.10.2019
VIOLENCIA ESTATAL
La lucha de una mujer migrante, internada por la fuerza y separada de sus hijos por el GCBA
El Consejo de los Derechos de los Niños del Gobierno de la Ciudad decidió quitarle a los hijos, pese a que varios médicos indicaron que no era lo correcto. Luego la internaron en el hospital Moyano, también en contra de las evaluaciones médicas. Myrian Melgarejo logró escapar y enfrenta una lucha por recuperar a sus dos hijos.
Fotografía de Gastón Taylor para Infobae
Todo comenzó el miércoles 4 de septiembre. La Policía de la Ciudad y el SAME llegaron al Hogar 26 de Julio, una casa para mujeres ubicada en el barrio de Monserrat. Según relato la Policía, una denuncia que provenía del lugar aseguraba que Miriam estaba “fuera de sí”, en un estado de excitación psicomotriz. Según afirmaron policías a Héctor Alejandro Carrá, el médico del SAME que la atendió, dos “abogados” habrían llegado para “quitarle a los chicos”, lo que le provocó una crisis.
Miriam, en compañía de sus hijos, fue internada en el hospital Argerich para una evaluación psiquiátrica. Finalmente, el Consejo de los Derechos de los Niños del Gobierno de la Ciudad decidió quitarle a sus hijos. Agudizando las irregularidades, decidieron separar a los menores y ubicarlos en hogares de tránsito, separados el uno del otro, algo que prohíbe la normativa vigente.
Myrian fue sedada, luego se la llevaron al hospital psiquiátrico. La mañana siguiente, una médica del hospital formuló una denuncia en la Defensoría del Pueblo y aseguró que no había motivo para que le quiten a los chicos ni para que la internen a ella. Lo mismo decía la evaluación original del SAME. El doctor del SAME Carrá, quien fue el primero en atender a Miriam, aseguró en su evaluación que se trata de una mujer empujada al borde por la situación que enfrenta. “Neurosis de angustia reactiva a estímulos externos compatibles a fallas del sistema”, dice el documento y continúa: “Paciente ubicada y en tiempo y espacio. A la consulta se presenta coherente, sin delirios”.
Entrevistado por Infobae, el médico Carrá aseguró: “Está muy lejos de ser una paciente psiquiátrica”. Toda la situación, que el Estado venga, le quite los hijos a una mujer y la envíe a una internación, le parecía grave: “Realmente me han asustado estas situaciones después de más de 30 años de trabajar en la medicina”.
Mientras tanto, Miriam recibía tres dosis de pastillas en el hospital Moyano que se metía bajo la lengua y luego escupía. Esto le permitió estar alerta y cuando pudo salió corriendo dl hospital y se tomó un taxi. "Me subí a un taxi, me fui, a lo de mi cuñada, que guarda mi plata. Las pastillas que me daban las tiraba, lo que hacían era incorrecto”, dice Myrian a Infobae: “Me estaba preparando para escaparme y buscar a mis hijos”.
Pocas horas después, una psiquiatra de la institución denunció la fuga a la comisaría 4D de la Policía de la Ciudad, donde quedó asentado que Myrian había sido internada por un diagnóstico de “descompensación psicótica”. La psiquiatra también dejó constancia que Myrian es “sumamente violenta, razón por la cual debe ser medicada”.
La Policía de la Ciudad emitió una alerta y el expediente que había enviado a sus hijos a un hogar en San Martín y otro en la Ciudad continuaba. Entonces, Myrian decidió contactarse con Carrá, el médico del SAME: “¿Cuándo voy a ver a mis hijos? No puedo más”, le dijo a Carrá por teléfono. “Quiero que vean la foto de mi hijo más grande cuando yo lo hice entrar a una escuela privada, cuando le festejé su cumpleaños, quiero que lo vea todo el mundo”, decía desesperada.
Gracias a ese llamado se pudo contactar con la Defensoría del Pueblo, donde le brindaron apoyo y una abogada con un patrocinio. Su hermana Sonia llegó desde Carapeguá para acompañarla. Retomó un tratamiento con un psiquiatra en un Centro de Salud y Acción Comunitaria del Gobierno porteño. Llegó al CELS, que también le ofreció su apoyo.
Con la presión de las organizaciones, el Consejo de los Derechos de los Niños ordenó una evaluación en el hospital Ameghino, un psicodiagnóstico, en vistas al proceso de revinculación. También le permitieron llamar a sus hijos, aunque con un máximo de dos veces por semana. Myrian denuncia que cada vez que llama al hogar donde está su hijo mayor le dicen que duerme o que no está. Se siente perdida en el sistema, una migrante y sus hijos comidos por la burocracia. “Desde el 24 de septiembre que no veos a mis hijos”, dice, entrevistada por Infobae.
El Consejo le pide los documentos de sus hijos. Ella se niega porque tiene miedo que “den al más chico en adopción”. “Esto me pasó porque estoy sola, estoy acá sin familia y soy extranjera, siento que me tratan mal”, afirmó y agregó: “Sé que mis chicos están separados y está prohibido que mis hijos estén separados. Hasta ahora sé que mi hijo más grande no está concurriendo a la escuela, mi hijos iba todos los días a la escuela, es un buen alumno”.
Por su parte, la presidenta del Consejo de los Derechos de los Niños, Karina Leguizamón, abogada y su presidenta, afirma que actuaron correctamente, que existe “un informe psiquiátrico” que proviene del área de Salud Mental del Ministerio de Salud porteño y dice que Melgarejo debería estar “internada”. “Esta mamá tuvo una crisis. Entonces el Estado se hace cargo. No hay intencionalidad con respecto a esta señora, trabajamos con madres que viven en los hogares del Gobierno de la ciudad y vamos al llamado, no vamos puerta por puerta", aseguró.
Las contradicciones en este caso sobran y lastiman. Leguizamón asegura que el Consejo fue convocado por el Argerich. Sin embargo, una fuente médica en el hospital de La Boca que siguió de cerca el caso de Myrian asegura: “El Argerich tenía la orden de internarla en el Moyano desde antes que llegara al hospital, y durante muchos días resistió las presiones, hasta que un día un residente firmó el pedido de internación".
Según consignó Infobae, la fuente explicó: “Cuando empezamos a examinarlos nos dimos cuenta que la madre realmente no debía ser internada u que los chicos se encontraban en buenas condiciones de cuidado de parte de su madre decidimos que no se firmaría ninguna orden de internación a la madre y que los internaríamos en pediatría juntos hasta que se revirtiera la orden".
Myrian continúa luchado por reencontrarse con sus hijos, el miedo la paraliza pero continúa. Cree que la harán “pasar por loca”, para llevarse a sus chicos. Ella, migrante, madre sola y pobre enfrenta un sistema que sin motivos le creo una pesadilla que la mantienen hasta hoy con la angustia clavada en el pecho.
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