OPINIÓN

"Alberto y Brian, la política y el gesto", por Matías Segreti

El encuentro entre Fernández y Brian Gallo está en sintonía con las premisas políticas que promueve el presidente electo, aún desde lo discursivo y gestual (ya que todavía no se encuentra en funciones ejecutivas), una Argentina que ponga la atención en los sectores postergados y medios de la sociedad.

Matias Segreti
“Brian Gallo fue víctima de una discriminación que no es tolerable en la Argentina y con la que espero que podamos terminar de una vez. Me dijeron que juntarme con él iba a parecer oportunista. Si es una oportunidad para que dejemos de un lado nuestros prejuicios, bienvenida sea.” Con ese comentario, el presidente electo posteó una foto con Brian Gallo, el joven que cumplió la función de presidente de mesa durante las últimas elecciones y fue objeto de comentarios discriminatorios y difamadores en las redes sociales.

¿A qué alude esa idea de oportunismo que menciona Alberto Fernández? El oportunismo es una forma de responder frente a determinada ocasión. El oportunismo político es concebido, desde una perspectiva clásica, como una herramienta demagógica, en el sentido de la utilización de determinadas circunstancias en pos del interés individual. El oportunista padece una condición, es voluble. La circunstancia lo obliga a adaptarse a nuevos discursos, a soslayarse en su propia identidad y mutar hacia la perpetuación de algún privilegio.

Sin embargo, el próximo presidente de los argentinos/as utiliza otra práctica. Desde el inicio de la campaña viene señalando que tiene la intención de concluir con discursos y prácticas que promuevan “la grieta”, como síntesis de ideas irreconciliables que atentan contra el bienestar general. La posición desde donde pretende convocar a un nuevo entramado de concepciones políticas tiene que ver con la dignidad y el ejercicio pleno de los derechos. Hace poco tiempo, el mismo Alberto Fernández, presentó el plan “Argentina contra el hambre”, convocando a actores de diferentes sectores en una agenda que propone una batalla contra este flagelo señalando que “moralmente nos va a hacer una gran sociedad, olvidando las diferencias y pensando cuánto nos necesitan los que padecen hambre.” Su mirada es diagnostica del presente, pero hacia un futuro distinto.

El encuentro entre Fernández y Brian Gallo está en sintonía con las premisas políticas que promueve el presidente electo, aún desde lo discursivo y gestual (ya que todavía no se encuentra en funciones ejecutivas), una Argentina que ponga la atención en los sectores postergados y medios de la sociedad.

Los gestos son demagógicos sino posibilitan políticas para materializarlos. Alberto no es oportunista, es un dirigente que habilita a través de la gestualidad, concepciones políticas.

Otros gestos que hacen política

El 28 de mayo de 2003, el ex presidente Néstor Kirchner viajó a la provincia de Entre Ríos para destrabar un conflicto docente que, desde hacía meses no se le encontraba solución. La sorpresa de los dirigentes gremiales y las autoridades provinciales fue enorme. Nunca un presidente se había ocupado de esa manera de un problema gremial y educativo. En esa oportunidad, Kirchner sostuvo que "tenemos que estar donde están los problemas. Nos faltarán muchas cosas, pero no nos falta la fuerza, ni la decisión de construir una Argentina distinta donde todos podamos vivir". El gesto fue ineludible para toda la sociedad: el presidente y su gobierno iban a poner el empeño en resolver los problemas sociales. A partir de esa fecha, las políticas públicas del gobierno se orientaron a resolver los problemas sociales, económicos y culturales, siendo uno de gobiernos con mayor índice de aprobación en la historia reciente.

El 1 de febrero de 2018, el presidente Mauricio Macri recibió en la Casa Rosada al policía Luis Chocobar, quién asesinó a Juan Pablo Kukoc en diciembre de 2017. El primer mandatario nacional tomó la decisión de recibirlo cuando se enteró de su procesamiento. En ese momento, el presidente dijo que estaba “orgulloso de que haya un policía como vos (por Chocobar)”, y frente a la preocupación esgrimida por el policía (por su situación procesal), Mauricio Macri le transmitió tranquilidad, argumentando que hizo “lo que hay que hacer y te vamos a ayudar a resolver tu situación”. A partir de ese encuentro se habilitaron desde el gobierno nacional, con mayor efervescencia, el accionar injustificado, violento y represivo de las fuerzas de seguridad contra la protesta social y los sectores más desprotegidos. El policía Chocobar sigue procesado y va a ser juzgado por homicidio agravado en exceso del cumplimiento del deber.

Hay otra serie de gestos que han conmovido a la opinión pública argentina y que se traducen, posteriormente, en políticas concretas. Algunos pueden ser consideradas positivos y otros negativos, según la perspectiva ideológica desde donde se coloque el prisma. Nuestra historia democrática reciente está llena de estos.

Un inconveniente es que, por lo general, se suelen confundir gestos con formas, como si se trataran de sinónimos. De estos últimos, también abundan ejemplos y son los que mayor audiencia y réplica encuentran en los grandes medios: el dedo índice de Alberto Fernández, el tono distendido de Mauricio Macri, la severidad de la oratoria de Cristina Fernández, etc. Las formas pueden parecer semejantes a los gestos, pero no son lo mismo. En definitiva, el oportunismo es una praxis de reacción egoísta, restrictiva, que intenta sacar provecho. La política gestual es otra cosa.

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