Boliche vaciado y reclamo de expropiación: cómo está Cromañón a 15 años de la tragedia

Vacío y con las paredes pintadas. Así está hoy el boliche República de Cromañón a 15 años de la tragedia que la noche del 30 de diciembre de 2004 se cobró la vida de 194 personas y dejó miles de heridos. Leonardo Chaparro, papá de David, uno de los tantos adolescente que fallecieron esa fatídica noche, es una de las pocas personas que logró entrar después de años al local y pudo comprobar que había sido limpiado. 

Decidió ingresar al lugar con una tijera para cortar candados a principio de este año, luego de notar  movimientos dentro mientras hacía un mural para las víctimas  en la calle Bartolomé Mitre. “No había nada. No estaba el vallado del escenario, la barra ni las banderas que estaban colgando", contó a este portal.

Lo que pasó con los objetos, entre los que había zapatillas y ropa de las cientos de víctimas, para los familiares es desconocido. Hasta donde pudieron saber, las cosas fueron tiradas en volquetes. "A mi hijo me lo entregaron con una sola zapatilla y te da bronca porque lo que quieren hacer es borrar la memoria de los chicos. Nadie se acercó para hablar con nosotros”, agregó.

Desde la tragedia que la noche del 30 de diciembre el local bailable estaba cerrado y sin modificaciones en su interior. Sin embargo, el año pasado la Justicia entregó el boliche “República Cromañón” a la empresa “Nueva Zarelux S.A.”, propiedad de Rafael Levy, que fue condenado como principal responsable de la Masacre, estuvo preso y hoy en día se encuentra en libertad condicional.

Las llaves fueron otorgadas su apoderada, Ana Rothfeld, la misma que estaba en la época de Cromañón. Levy, además, es un inversor inmobiliario y empresario textil, a quien se le descubrió que mantuvo abierto un prostíbulo en la misma manzana de la masacre. Juzgado y en libertad condicional.

Hoy, Chaparro se encuentra realizando una estructura en el santuario fuera del boliche para recordar a los chicos que murieron. Los sobrevivientes y familiares buscan, además, que se expropie el inmueble donde funcionó el local para convertirlo en un espacio de memoria o un comedor.