CIUDAD

Denuncian graves problemas en las viviendas entregadas por el GCBA en Barrio Múgica

Locales inundados, cloacas desbordadas y edificios sin agua son algunos de los problemas que deben enfrentar quienes comenzaron a habitar las nuevas 1044 viviendas en la ex Villa 31, donde se mudaron 892 las familias por ahora.

El Gobierno de la Ciudad inauguró 1.044 nuevas viviendas en lo que se conoce como el sector YPF del Barrio Múgica -ex Villa 31- y 892 familias fueron mudadas. La decisión de trasladarse no fue voluntaria. Según consignó Página 12, un trabajador de la Secretaría de Integración Social y Urbana (SISU) del Gobierno de la Ciudad le dijo a una vecina llamada Elena: “Si no te mudás te quedás en la calle. Esas son las opciones”.

Así 892 familias comenzaron su mudanza. A medida que fueron llegando a las nuevas viviendas, los problemas comenzaron a aparecer: locales inundados, cloacas desbordadas y edificios enteros sin agua. Una de las vecinas que habló con Página 12, Elena, relató: “Nadie nos preguntó si queríamos irnos. La casa es grande, pero tenemos los vidrios rotos, estamos alejadas y nos entran ratas que vienen de los escombros”.

“Como los tornillos están por afuera, son fáciles de sacar, y la pared es débil, se destruye enseguida. Así intentaron entrar a robar a una casa el otro día”, indicó Silvana Olivera, referente de la Mesa de Urbanización Participativa que conformaron los vecinos del barrio para monitorear el proceso de urbanización que lleva adelante el Gobierno de la Ciudad.

Por su parte, Isidra y Edwin contaron que desde que llegaron tienen rotos los vidrios de las ventanas de la casa, a Isidra la intentaron asaltar, y la cloaca estuvo desbordada durante más de diez días. “Cuando me hablaron de mudanza pensé que iba a ser bueno, un progreso para mi familia. Ahora, si pudiera elegir, volvería allá”, relató a Página/12 Isidra, que llegó a la villa hace 20 años, junto con su marido.

“El día que llegamos empezó a salir agua. Pensamos que era un caño roto, pero eran las cloacas. Salía agua sucia, agua con olor, y empezó a mojar las cajas, los muebles, las telas que teníamos para coser”, recordó Isidra. Perdieron todos los materiales para trabajar y tuvieron que pensar en un plan alternativo de trabajo para poder pagar las cuotas de las dos propiedades (departamento y local), que son cerca de 9 mil pesos por mes durante unos treinta años. “Nunca habíamos tenido problemas. Incluso, cuando nos quedaba tiempo, hacíamos changuitas, arreglos de ropa que nos pedía algún vecino”, aseguró Isidra.

Según el último informe de la SISU, el Bajo Autopista presentaba “inadecuadas condiciones de habitabilidad, exposición a contaminación y el peligro que representa vivir debajo de la autopista”. “El problema de la garantía, cuando aparecen conflictos como el de la cloaca que es producto de una obra mal planificada, es el desfasaje entre la entrega de la propiedad por parte de la empresa constructora y la mudanza de la familia a la casa”, señaló en diálogo con Página 12 Luciana Antelo, arquitecta y docente de la carrera en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y explicó que “como la garantía dura un año, muchos se mudaron sin la posibilidad de reclamar o con la garantía a punto de vencer".

Joana que vive junto con sus seis hijos y su marido contó: “Estuvimos tres meses sin agua. Ahora se quemó la bomba, o sea que no sirve ni aunque venga un camión y nos llene el tanque”. El problema afecta a ocho familias del mismo complejo de departamentos dentro del sector YPF.

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