La cultura independiente atraviesa un momento de mucha dificultad

La Ciudad de Buenos Aires es una de las principales capitales del teatro del mundo. Esto se debe principalmente al empuje y esfuerzo de miles de artistas, profesionales de la dirección, de la producción, del diseño, de prensa y asistentes que noche a noche invierten tiempo, saberes y dinero para mantener vivo el arte.
 
Sobre este panorama la pandemia deja un saldo de muchos meses de teatros sin actividad, trabajadores de la cultura sin ningún tipo de ingreso, salas que deben cerrar sus puertas definitivamente por no poder afrontar, sin ningún ingreso, los gastos que se siguen generando, con ayudas que llegan mayormente tarde y que no alcanzan.
 
Los elencos independientes producen solidariamente – y mayormente a pérdida – cada espectáculo. No son empresas de producción ni producciones comerciales que sí pueden acceder a los teatros habilitados con aforo reducido.
 
El Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires pareció comprender la situación abriendo sus espacios al aire libre como museos y anfiteatros para la actividad teatral. Entonces se elaboraron propuestas que se aprobaron para su representación, pero a último momento a los elencos les llegaron instructivos del Gobierno porteño donde, para poder realizar las funciones acordadas, les exigen correr con todos los gastos de los protocolos sanitarios vigentes, como contratar personal de seguridad, personal de control de protocolos, personal de control de entradas, control de tickets y acomodadores, contratar personal para la limpieza del espacio, de los baños públicos, ocuparse de comprar y costear los insumos, desde sanitizantes, papel higiénico, toallas, desodorante de ambientes, lavandina, termómetros digitales, acordar con una ticketera la venta de entradas, la publicidad y la promoción del espectáculo y contratar seguros de responsabilidad civil.
 
“¿Acaso la Ciudad de Buenos Aires ofrece los espacios públicos a los elencos independientes como si fuesen empresas privadas?”, se preguntan desde APDEA (Profesionales de la Dirección Escénica Argentina).
 
“El Ministerio de Cultura de la Ciudad no parece entender la situación de emergencia que vive la comunidad artística y abandona por completo su rol y su función mostrando una total indiferencia tanto hacia los trabajadores y las trabajadoras de la actividad teatral, como hacia el público, y en definitiva hacia el cuidado, de una actividad que constituye un valioso patrimonio cultural. Por todo esto exigimos a la Ciudad de Buenos Aires que corra con los gastos de los protocolos sanitarios y de seguridad en los espacios públicos para poder ejercer nuestra actividad”, concluyen en la carta.