MEDIO AMBIENTE

Creció la cantidad de autos abandonados en las calles porteñas

Están desperdigados en la vía pública y depósitos, son un problema para el medio ambiente. Durante los últimos meses parecen haberse multiplicado.


En Argentina hay un sinfín de depósitos judiciales que albergan cantidades industriales de autos en estado de abandono. Esta realidad, además de dañar el medio ambiente y la salud de las personas, representa un desperdicio de dinero: según fuentes del sector metalúrgico el 40% de la producción de acero a nivel mundial deriva del reciclaje de chatarra como autos, motos, barcos, etc.
 
Argentina podría exportar los autos reducidos en chatarra, dentro de las denominadas exportaciones no tradicionales. O bien se podrían reciclar y así contrarrestar el precio interno del acero y fomentar la industria nacional, generando más trabajo. Pero la exportación de chatarra metálica está suspendida. Es una norma que rige desde hace una década y se renueva cada año. Busca que no se venda chatarra industrial al exterior luego de que los precios internacionales saltaron 45% en un año.
 
Un kilo de chapa usada se puede vender hasta 40 pesos. Teniendo en cuenta que un auto pesa 700 kilos aproximadamente, serían unos 28 mil pesos cada auto. “Es un dinero que se podría utilizar. No se hace o no es tan común, porque el reciclaje lleva cierta logística y proceso, se tiene que separar el metal de los plásticos, separar las cubiertas, los faroles, no es que se tira el auto a una compactadora y sale por arte de magia”, explica a Infobae una fuente del sector automotriz. La chapa de hierro se encareció: en noviembre del año pasado, salía (de chapa nueva) 1000 dólares la tonelada. Ahora está en los 1700. “Creció un 70 por ciento. Al aumentar la chapa nueva, aumenta también la chapa usada”, explican.
 
El daño ecológico de los autos abandonados es severo: ese material en estado de abandono corroe y contamina la tierra, el aire y las napas de agua favoreciendo el fenómeno denominado “lluvia acida”. Los materiales que contaminan son los metales pesados, el plomo y el cromo, porque los rodados tienen partes fundidas con esos elementos. A esto hay que agregar las pinturas que también tienen plomo. La intoxicación por plomo en niños es actualmente reconocida como la principal enfermedad ambiental prevenible en la niñez. Los autos abandonados son hoy un foco de contaminación ambiental. En la Ciudad de Buenos Aires, además de los que están sueltos por la calle y a la vista, se encuentran varios “cementerios de autos”.
 
La comunera de la Comuna 15 Nancy Bolaño, explicó a Página 12 que es el Gobierno el encargado de realizar los controles de este universo de autos. “La legislación nacional dice que esos autos que ya no van a ser utilizados, se entregan en forma gratuita a cada Estado Nacional, que puede venderlos y obtener fondos importantes para donarlos a las entidades que ellos dispongan”. Muchas veces, los fondos, son entregados a hospitales.
 
El reciclaje de una tonelada de acero permite ahorrar 1.100 kilogramos de mineral de hierro, 630 kilogramos de carbón y 55 kilogramos de caliza. A su vez, las emisiones de CO2 se reducen en un 58% con la utilización de chatarra férrica.
 
El acero es una aleación de hierro que contiene carbón y es, con diferencia, el material más reciclado del mundo. Los artículos que se reciclan con mayor frecuencia son la chatarra de procesos industriales, productos fuera de uso como por ejemplo contenedores, vehículos, maquinaria industrial, materiales de construcción. La utilización de chatarra metálica se ha convertido en una parte integral de la industria siderúrgica, mejorando la viabilidad económica del sector y reduciendo el impacto medioambiental.
 
En comparación con la extracción mineral, la utilización de metales férricos reciclados reduce de forma significativa las emisiones de CO2, la energía y el consumo de agua, así como la contaminación atmosférica. Al mismo tiempo, el reciclado de acero hace un uso más eficiente de los recursos naturales de la Tierra.
 
El reciclaje de metal es una industrial piramidal que cuenta con muchas empresas pequeñas en la base que suministran chatarra a grandes multinacionales en la parte superior de la pirámide. El acero es ideal para reciclar porque no pierde ninguna de las propiedades físicas inherentes a él durante el proceso, que se puede repetir infinitas veces. El acero es un material 100% reciclable y por lo tanto, el acero reciclado se puede utilizar para las mismas aplicaciones que el acero producido a partir de material virgen. Casi el 40% de la producción de acero mundial proviene de la chatarra.
 
En mayo pasado, el Ministerio de Seguridad de la Nación publicó una acción de reciclaje de chatarra con donación de lo recaudado a dos organizaciones no gubernamentales.
 
Aproximadamente el 70% de la composición de los vehículos es de hierro, metal ferroso. “El tiempo de corrosión y degradación oscila entre los 200 y 500 años”, explican a Infobae desde el equipo de Educación para la Sostenibilidad de Eco House Global.
 
“El impacto ambiental de los cementerios de autos se debe principalmente a la existencia de residuos peligrosos dentro de estos Vehículos Fuera de Uso (VFU). Este impacto aumenta aún más cuando se acumulan muchos VFU en un mismo sitio, contaminando a gran medida el ambiente que lo rodea (ambiente receptor), afectando tanto de forma visual, como al aire, suelo y agua subterránea”, dicen en Eco House.
 
Este impacto ambiental afecta directamente en el nivel de vida de la población aledaña, la cual cuenta entonces con su fuente de agua potable contaminada, junto con una atmósfera repleta de gases tóxicos capaces de afectar su salud. “Dentro de los principales residuos peligrosos generalmente presentes en un VFU, podemos encontrar aceites y grasas, líquidos de freno, anticongelantes, hidrocarburos, ácidos, metales ferrosos y no ferrosos, entre otros. Entre los metales pesados se hallan el cadmio, cromo, cobre, níquel, plomo y el zinc, principalmente. El plomo (metal no ferroso) es fundamental para el funcionamiento de un automóvil, ya que forma parte de las baterías y del balanceo de las cubiertas”, explican.
 
Al tomar contacto con el medio receptor, el plomo se concentra y persiste en el ambiente, siendo bioacumulable. Por otro lado, el hierro es el elemento principal en la composición de un automóvil, ya que se encuentra en las chapas y el acero mecanizado. “Los procesos físicos que se desarrollan en los automotores derivan en el desprendimiento de partículas de óxidos de hierro. Esto se origina por el acopio de estas unidades en los depósitos urbanos por amplios periodos de tiempo, bajo condiciones climáticas variantes. Al producirse precipitaciones o al estar en contacto con otro tipo de líquido, las partículas ferrosas penetran en los perfiles del suelo, afectando la calidad del mismo y del agua subterránea. Esto se debe a que este elemento es de alta persistencia en el medio receptor y se considera factible su incorporación en la cadena trófica”, siguen diciendo desde la ONG.
 
En el caso de los hidrocarburos viejos que se encuentran dentro de los VFU (benceno, tolueno, xilenos, naftalina, y fluoreno, entre otros), al estar en contacto directo con el suelo, penetran en el mismo generando una gran pluma contaminante.
 
“Una vez saturado el suelo, los hidrocarburos siguen camino hasta llegar al agua subterránea, lo que puede formar lo que se llama Fase Libre No Acuosa (FLNA) de hidrocarburos. La FLNA aporta de forma constante contaminantes solubilizados hasta que pueda ser removida completa y permanentemente. En el agua, la pluma de contaminación se esparce rápidamente debido a la diferencia de densidades entre el agua y el hidrocarburo, siendo este último menos denso, logrando entonces llegar a extensas áreas y dificultando por lo tanto sus posibilidades de limpieza. Al volatizarse estos compuestos, logran llegar al ser humano y pueden provocar daños en el sistema nervioso, dolor de cabeza y mareos, adormecimiento de miembros inferiores, afección del sistema inmunitario, entre otros efectos en la salud”, detallan en Eco House.
 
Por último, en el caso de los aceites y grasas, una vez usados, se convierten automáticamente en un residuo peligroso. En el caso de tener contacto con el suelo, este residuo peligroso no penetra a sustratos inferiores, sino que se mantiene en la parte superficial. “Mientras un porcentaje de este residuo se volatiliza, el resto permanece en el sitio, ya que no es degradable. Al ser absorbido por el suelo puede disminuir la fertilidad del mismo afectando su productividad”, agregan.
 
Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño no supieron determinar la cantidad de autos o depósitos de autos abandonados que existen. El último informe conocido fue difundido en 2016 por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Entonces se constató la existencia de 51 depósitos de automotores.
 
En la Comuna 15, el caso más preocupante es el depósito ubicado en Humboldt 550, al lado del Club Atlanta, al que concurren niños para realizar actividades. Allí hay 30 autos y 139 motos, con una antigüedad superior a cinco años.
 
“Los residuos peligrosos se pueden gestionar adecuadamente y los componentes y piezas del vehículo con potencial de reutilización se pueden recuperar eficientemente”, dicen en Eco House. “El manejo adecuado de los componentes de los VFU reduce los riesgos para los trabajadores, la salud pública y el ambiente; reduce los costos de eliminación; colabora en prolongar la capacidad de los rellenos sanitarios y crea oportunidades para recuperar valiosos recursos y obtener ingresos por el desmantelamiento. Una vez que se eliminan todos los componentes peligrosos, se deben identificar y retirar todos los elementos con potencial de ser reutilizados o reciclados. Si estas piezas se encuentran en buenas condiciones, como en el caso de muchos de los componentes del motor y las partes de la carrocería, se pueden recuperar, reacondicionar y vender a talleres de reparación de automóviles o a personas que realicen proyectos de restauración de automóviles”, finalizan desde la ONG.
 
La Agencia de Protección Ambiental levanta los autos que están en la vía pública y luego se remedia el suelo donde estuvo el vehículo. Cuando un predio debe ser remediado se presenta un Plan de Recomposición Ambiental que se diseña específicamente teniendo en cuenta las condiciones específicas del suelo, el estado de la napa freática, el tipo de contaminante, la concentración y extensión de la contaminación, entre otros factores.
 
“No hay una sola forma de contaminación del suelo. Cada predio tiene características específicas que se relacionan con los contaminantes que pudo haber recibido e incluso con el tipo de suelo y el lugar en que está ubicado. La remediación puede ser in situ o ex situ, dependiendo de las condiciones específicas del predio y la contaminación en estudio”, explican a Infobae desde la Agencia Ambiental.
 
“En términos ambientales, la contaminación del suelo impacta en las napas subterráneas (ya que muchos contaminantes se escurren por el suelo) y, a su vez, el contacto con la superficie puede generar problemas de salud para quienes estén en el lugar. Cuando se diseña un plan de remediación se tienen en cuenta las vías de exposición y quienes podrían ser los principales afectados frente a la contaminación. El impacto varía según la concentración, la extensión y el tipo de contaminante. Este análisis se realiza en cuatro etapas que permiten determinar cómo deberá ser el Plan de Recomposición Ambiental (PRA). Todo este proceso deberá estar dirigido por un profesional con antecedentes y experiencia en el tipo de estudios”, agregan.


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