- Política
- 20.09.2021
OPINIÓN
El cielo es el límite: Larreta aprovecha y pasa por la Legislatura otros 16 complejos de torres
Mientras a nivel nacional todo está concentrado en la interna del Frente de Todos, el jefe de Gobierno porteño avanza para que haya muchas más torres de lujo en la Ciudad.
En una semana en la que toda la atención estuvo puesta en el choque en cámara lenta entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, el Gobierno porteño avanzó para habilitar 16 nuevos complejos de torres en la Ciudad. Tras las polémicas por los barrios de lujo en Costanera norte y sur (con el grupo IRSA, en el último caso), si hay algo que se puede decir de Horacio Rodríguez Larreta es que es consecuente. Y que la especulación inmobiliaria no frena ni siquiera en medio de la campaña. Cuando termine su mandato, es probable que la Ciudad tenga otra cara, pero que la crisis habitacional siga intacta.
La discusión comenzó en la Legislatura, a donde fue a exponer el secretario de Desarrollo Urbano, Álvaro García Resta, quien garantizó que la aprobación del convenio le traerá al Gobierno porteño un ingreso de 36 millones de dólares (hablemos después de comprar leyes) y la creación de 6000 puestos de trabajo. "Los convenios urbanísticos son instrumentos de articulación público privada que buscan hacer una ciudad más productiva y más verde, que permita a los ciudadanos desarrollarse", fue el speech con el que se presentó el funcionario PRO al encuentro de las comisiones de Planeamiento Urbano y de Presupuesto de la Legislatura porteña. El viernes el oficialismo porteño le dio un trámite exprés.
Son, en total, 16 convenios urbanísticos firmados durante los últimos dos meses por Larreta con varias empresas privadas, los cuales cambian las normas de edificación de 16 parcelas, para habilitar allí la construcción de edificios de hasta 70 metros de altura. Torres por todas partes. Esos convenios entraron a la Legislatura el lunes siguiente a la victoria electoral, como para dejar en claro que con este impulso ya tienen ganas de meter torres de lujo hasta en los parques.
En este caso, los convenios plantean un dinero que ponen estas empresas a cambio de que el Estado cambie todas las reglas para permitir construir torres donde antes no se permitía. No se llama “comprar una ley”, porque eso sería ilegal, ¿no es cierto? Se llama “contraprestación que recibe el Estado a cambio de cambiar las normar urbanísticas de esas parcelas”. Para completar el panorama, en algunos casos además hay una cesión del suelo.
Entre todos los convenios, la Ciudad va a habilitar “casi 200.000 metros cuadrados construibles” en "desarrollos urbanos especiales" en Núñez, Belgrano, Palermo, Colegiales, Villa Crespo, Almagro, Caballito, Boedo, San Cristóbal, San Telmo y Barracas. Entre ellos, está el permiso de construcción de una torre de 21 pisos en el entorno de la Iglesia y Convento Santa Catalina: un patrimonio histórico construido en 1745 y una de las pocas edificaciones que sobreviven de la colonia.
"Lo que quieren hacer con estos convenios urbanísticos es evitar el cumplimiento de la ley, es una tentativa de violación de las normativas que corresponden a cada zona de la ciudad. Lo que presentaron es ilegal, son edificios calcados, son ningún sello distinto unos de otros, unas cajas de vidrio, adefesios que van a arruinar la Ciudad más de lo que está", remarcó María del Carmen Arias Usandivaras, de la organización Basta de Demoler.
"Después de haber modificado el código urbanístico a su medida ahora proponen excepciones que generan torres de manera sorpresiva en toda la ciudad, sobre todo, en las zonas más densamente pobladas y de mayor valor. Estas propuestas van contra el cuidado del ambiente, contra la calidad de vida, contra la estética de la ciudad y no resuelven ningún problema de los vecinos y vecinas”, dijo el legislador Matías Barroetaveña.
En tanto, la legisladora Claudia Neira (que preside la comisión de Protección del Espacio Público) recordó que “los convenios fueron pensados como una herramienta de promoción urbana para propiciar soluciones normativas a cambio de contraprestaciones, que deben tener un nítido interés público. Pero Larreta pone a la Legislatura en un mero rol de gestor de permisos de construcción para grandes desarrollos inmobiliarios, y al Estado porteño en facilitador de esos intereses privados. No puede ser que toda la Ciudad hoy se construya en base a excepciones. No hay estudios de diagnóstico, ni análisis técnico serio. No hay planificación”.
“Al igual que el proyecto de Costa Urbana, en el ex predio de Boca Juniors en Costanera Sur, ninguno de estos Convenios Urbanísticos se enmarca en una planificación integral de la Ciudad que atienda los intereses colectivos de los vecinos de las diferentes comunas. Hacemos un llamado a reflexionar sobre los alcances de esta herramienta y el rol que debe tener el Estado porteño en materia de desarrollo urbano”, remarcó la legisladora del Frente de Todos.
Está claro que, en el medio de una victoria con el 48 por ciento de los votos, y con el peronismo golpeado y envuelto en internas, Larreta siente que puede avanzar sin oposición en llenarnos de torres la Ciudad. Lo que no tendrá solución, en este contexto, es la crisis habitacional que ya tiene décadas. Ninguna de las personas que necesita una casa se irá a vivir a esas torres de lujo.
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