Pese a la resistencia de los vecinos, las excavadoras avanzan sobre el último potrero de la Ciudad

Durante 40 días, los y las vecinas de Parque Centenario lucharon para evitar que el último potrero de la Ciudad desaparezca. Sin embargo, esta mañana recibieron una mala noticia: las máquinas retroexcavadoras que habían removido la tierra de ese espacio público a mediados de agosto volvieron a aparecer en el parque. Para intentar frenar la pavimentación, un vecino presentó una medida cautelar ante a la secretaría 34 del Juzgado Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 17.

La respuesta del Gobierno de la Ciudad fue que querían llenar el lugar de cemento. Días atrás ya les habían arrancado unas banderas que abogaban por la supervivencia de un espacio utilizado gratuitamente por miles de personas desde hace décadas, según consignó Página 12.

El tribunal exigió detalles y un abogado abundó en imprecisiones que no hacen otra cosa que acrecentar la alarma ya que los vecinos recuerdan lo sucedido hace algunos años cuando el Gobierno de la Ciudad dijo que iba a crear una cancha de fútbol de cemento que terminó convirtiéndose en un estacionamiento tercerizado.

El escrito del Gobierno porteño a al Justicia indicó: “La revalorización de un espacio ubicado en el Parque Centenario, consistente en generar dos áreas: una deportiva recreativa y otra que además de contar con postas aeróbicas, permite otros usos vinculados al sosiego”.

“Asimismo, a fin de asegurar las necesarias condiciones de seguridad, se la delimitará con un cerramiento de malla galvanizada, dotado de un portón de dos hojas. El área restante, además de contar con un sector destinado a postas aeróbicas tipo barras, ofrecerá una superficie libre para otros usos, tales como asoleamiento, descanso y socialización. Dicha área tendrá un solado intertrabado de piezas de hormigón en dos tonos (negro y gris)”, continúa. “La presencia del verde se manifestará en canteros y una planta semicircular”, agrega.

Pese a esta nueva avanzada del Gobierno de la Ciudad sobre el espacio público, los vecinos del parque siguen resistiendo el acceso de las máquinas, las cuales no tuvieron más remedio que trabajar en las zonas adyacentes.