TRANSPORTE

Cada vez es más difícil conseguir un taxi en la Ciudad

Hay 20 mil vehículos menos que, estiman que se perdieron en los últimos seis años, desde el desembarco de las plataformas como Uber. En el sector alertan que muchos choferes se volcaron a las apps porque es más rentable.


Conseguir un taxi en la vía pública en la Ciudad se ha convertido en una odisea. El sector atraviesa una crisis desde hace años y que se profundizó a partir de 2020, con la pandemia de Covid-19, la falta de trabajo y la proliferación de más aplicaciones, algunas reguladas y otras que operan sin ningún tipo de autorización.
 
"Estamos tocando en el Titanic. Estamos tocando la catástrofe. Está todo desmadrado", asegura a Página 12 Marcelo Boeri, presidente de Taxistas Unidos, la asociación civil que se creó en 2017 para impedir el arribo de las aplicaciones de transporte como Cabify, Uber, Didi, y Beat entre otras.
 
Los números respaldan el escenario que grafica Boeri: según estimaciones, de los 28 mil taxis que circulaban en la Ciudad de Buenos Aires hace seis años, solo 8 mil están activos en la actualidad.
 
"El principal motivo es la difusión del mercado. Si vos tenés un mercado regulado, en donde hay una oferta y demanda equilibrada y de golpe irrumpen empresas que abaratan costos con el único punto de hacerse del monopolio, sucede lo que sucedió", explica Boeri. Y añade: "Barren a la competencia legal. Y ahora, como sienten que somos pocos y que el servicio está instalado en la cotidianidad, una de las primeras cosas que hacen es subir las tarifas. Y la gente queda rehén de estas tarifas".
 
"Tienen que pagar lo que la dinámica dice cuándo, y si no la pagan tiene la opción de ir a un taxi. Pero como somos un tercio de los éramos, ya no existimos. Estas empresas no vinieron a innovar. Tienen un método aceitado y muy bien pensado y puesto en práctica de cómo entrar fraudulenta e ilegalmente en un mercado", continúa. 
 
En el mismo sentido se expresó Miguel Ángel Soto, titular del Sindicato de Peones de Taxis: "A pesar de nosotros fuimos esenciales, terminamos como los más afectados. Estas aplicaciones nunca se cortaron. Con el guiño del Gobierno de la Ciudad se siguió trabajando con las aplicaciones a costa del hambre de nuestros compañeros".
 
Según explica el sitio oficial de una de las aplicaciones de transporte más conocidas, los precios se basan en tres factores: la tarifa base está determinada por el tiempo y la distancia de un viaje, se agrega a cada viaje una tarifa variable basada en la distancia del viaje, el tiempo y otros factores, cuando hay más pasajeros que conductores disponibles, los precios pueden aumentar temporalmente hasta que se reequilibre el mercado. El precio mínimo por kilómetro ronda los 30 pesos. El taxi, hoy en día, está en 55 pesos esta misma distancia. Aunque, en las aplicaciones pesa el factor oferta-demanda, que puede aumentar hasta el doble dependiendo el horario y la zona.
 
En este sentido, en la dinámica que Boeri define como el "sálvese quien pueda", muchísimos choferes de taxi se volcaron al trabajo en estas aplicaciones. "La cadena se corta con el más delgado. El chofer que antes tenía un mercado garantizado en cuanto a la rentabilidad, de golpe no lo tuvo más. Y no podía afrontar el alquiler", señaló.
 
En este sentido, apuntó a un segundo motivo que explica esta fuga de taxis. "Los alquileres son elevados porque son una consecuencia directa de las cargas sociales que paga el titular. Muchas veces son señalados, yo creo que los dos son víctimas titulares del convenio laboral".
 
Es una cuestión de números: un empleador que quiere sostener un chofer en un taxi tiene un gasto fijo de 40 mil pesos mensuales de base. Esto eleva los costos del alquiler y el chofer arranca el día con un negativo más abultado. "La opción ilegal permite el alquiler de un auto más barato porque el titular del coche particular no tiene ninguna obligación frente a la ley", concluye el titular de Taxistas Unidos.
 
Otro factor fundamental para entender por qué hay menos taxis tiene que ver con la pandemia. Es que, el confinamiento y la crisis económica extendida afectaron al sector. "Nosotros vivimos en este país", dice Boeri, y señala que la realidad económica es un factor que no se puede dejar de lado. "Veníamos tecleando. Me acuerdo de los primeros tres meses de pandemia, desistí de trabajar porque salía a perder plata. Esta crisis que teníamos derivó en la pérdida de choferes", razona. Y concluye: "Éramos, en las mejores épocas, 28 mil trabajadores legales y registrados. Hoy puede llegar a 4.000. Hay 24 mil puestos de trabajo en un blanco perdidos".
 
Son dos los factores que se sumaron: por un lado, la menor demanda. Al estar la gente confinada en sus casas, y con teletrabajo, la cantidad de pasajeros se redujo casi a cero. Además, la crisis económica. En caso de tener que movilizarse, los pasajeros optaron por las opciones más económicas: tren, colectivo o subte.
 
En este panorama, desde el sector de los taxistas denuncian que la falta de respuestas del Gobierno porteño agravó la crisis. Además, denunciaron complicidad por parte del Ejecutivo de Horacio Rodríguez Larreta para concretar el arribo de las aplicaciones.
 
Así, frente a las dos posibles soluciones que están más a mano - bajar las cargas sociales, reducir los alquileres y hacer de nuevo atractiva la actividad para los choferes que desistieron en los últimos años; y competirle a las aplicaciones en igualdad de términos, con una plataforma propia y difundida – pero no hay respuesta.
 
"La aplicación BA Taxi tienen la misma modalidad que las más populares. Pero tiene que tener un soporte, una publicidad. Porque vos no lo podés comparar a publicidad que hacen estas aplicaciones privadas. La publicidad que la hace la Ciudad es completamente nula. Entonces parecería que no termina de despegar", dice Boeri.
 
"El panorama que el servicio de taxi está desapareciendo. Lo dijimos hace muchísimo tiempo, pero hoy lo está viviendo el pasajero como experiencia personal todos los días, cuando quiere conseguir un taxi. Lo que sucede en Aeroparque es una consecuencia directa de la desidia que hay con el taxista", añade. Y explica: "Es un chiste que en una Ciudad como Buenos Aires el pasajero tenga que esperar un taxi, a veces una hora y media”.


COMENTARIOS