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- 02.02.2023
CULTURA
Miranda Sala de Circódromo: “Somos muy familia, la gente encuentra un lugar de pertenencia”
Visitamos el Circódromo de Villa General Mitre, el espacio cultural ya tiene 13 años de historia. En este tiempo armaron una bella comunidad de artistas, profes y alumnos.
Charlamos con Miranda Sala, una de las tres socias que conforman Circódromo, que está ubicado en Magariño Cervantes 2177, en el barrio de Villa General Mitre. Abrieron hace 13 años en otra locación y luego se mudaron a una preciosa casa. Funcionan como una gran familia en donde todos se apoyan y aprenden distintas técnicas circenses.
¿Cómo armaron este espacio?
Yo tuve una escuela de circo en México, cuando volví al país me empecé a ver con Marcela Koll, mi mejor amiga desde los 6 años que también hace circo, después me vino a visitar Rodrigo Hernández un alumno mexicano. Empezamos a entrenar un número de trío y cada hora que teníamos que pagar en una escuela de circo era un montón. Mi amiga también alquilaba una cancha de fútbol para dar clases de tela, yo estaba de profe en una escuela pero no tenía espacio y hace 13 años nos dijimos: “¿y si entre los tres alquilamos un espacio y damos clases?” Entonces agarramos todos nuestros ahorros, pedimos plata prestada y alquilamos un lugar en Seguí y Juan B. Justo que estaba hecho pelota, empezamos de cero. Fue un mes de estar sacando basura, con un machete cortamos enredaderas porque era muy al aire libre y había muchas plantas.
¿Ese espacio era apto para la actividad de ustedes?
Al principio no, porque no tenía ninguna estructura para colgarnos. De a poco fuimos consiguiendo unos fierros, soldamos e hicimos las estructuras, teníamos solo un trapecio, una tela y un par de alumnos que nos seguían de cuando dábamos clases en otros lados. Los tres teníamos que trabajar de otras cosas como de barman para pagar el alquiler del lugar. Después empezamos a tener cada vez más alumnos, con eso compramos equipos y a sumar más profes. Al año ya nos iba re bien, podíamos pagar el alquiler con lo que nos entraba del espacio.
¿En este espacio de Magariño Cervantes y Gavilán hace cuánto que están?
Acá estamos hace 5 años. Pasamos la pandemia, vendimos bolsones de verdura, yo hacía jabones veganos para vender, dábamos clases por zoom. Llegamos a hacer un evento por zoom solidario, nos pagaban la entrada y algunos sponsors nos dieron cosas para sortear e hicimos juegos con preguntas del estilo: ¿cuántos trapecios hay en el Circódromo? Ahí la comunidad nos ayudó un montón. Salimos adelante por eso, ya que muchos espacios tuvieron que cerrar.
Cuando nos mudamos acá, estuvimos un mes que veníamos a limpiar, a pintar. Lo hicimos muy en comunidad.
¿Cómo es la relación entre ustedes los profes y los alumnos y alumnas?
El Circódromo es muy familia, la gente se hace muy del espacio, viene a limpiar, a pintar, a colaborar, no es que viene a tomar una clase y se va. Si hay un evento el fin de semana vienen todos, se conocen todos, si no tienen plata para pagar las clases vienen igual o vienen a tomar mate. Hay gente que viene antes de la clase a estudiar, los padres se quedan cuando los chicos están en clase. Hay gente que tal vez no está entrenando en este momento, pero fue alumna nuestra hace 8 años y viene al aniversario, a las muestras, toca el timbre y entra. Somos muy familia, además de entrenar la gente encuentra un lugar de pertenencia. Es lo que fomentamos como escuela desde que armamos el proyecto.
Hay gente que se fue de viaje por años y después volvió al día siguiente. La gente sabe que estamos y toca el timbre y se encuentra con gente copada. Ese es nuestro mayor logro, nuestro orgullo.
Hay gente que tal vez viene a despejarse después del laburo y no quiere tener un nivel de exigencia como si se fuera a dedicar a ser artista, pero también tenemos alumnos que dejaron la carrera y se dedicaron a esto, trabajan todos los fines de semana y son felices. Y lo lindo es que se formaron acá. Estos dos grupos de gente conviven, está el que entrena a morir y otro que sale de la oficina, se hace unos mates, unos abdominales y entre ellos se enseñan trucos, se apoyan, no es que cada uno está aislado en su mundo. Lo bueno es que cada uno puede venir y ponerse las metas que quiera, cada uno va a su nivel, podés empezar en cualquier momento del año, sin o con experiencia.
¿Esto pasa en otras escuelas de circo?
A nosotros nos molestaba de las otras escuelas el tema de la competencia que tal vez viene más del lado de la danza, en el circo también hay espacios con cierto grado de competencia para ver quién es el mejor, que se genera desde los profes. Nosotros no queríamos algo así, nos parecía muy feo, de hecho Marcela, mi socia, intentó empezar a entrenar en cinco escuelas diferentes y se terminaba yendo porque era muy tímida y no le gustaba que la pongan a competir y no se sentía aceptada. Nosotros acá generamos lo contrario, como la solidaridad, nos apoyamos todos, apoyamos al que recién empieza, lo hacemos parte del grupo. Esa es la bajada de nuestra escuela a todos los profes.
Acá no hay envidia, nadie se fija mal en qué hace el otro, todos apoyamos para que el compañero pueda. Eso pasa desde los niños y hasta los adultos.
Cada clase tiene su dinámica, en mi clase nos quedamos a cenar una vez por mes con la idea de integrar a todos, de charlar, contar nuestras cosas, de conocernos, jugar juegos. Hay gente de todas las edades, tengo alumnos de 13 a 50 años. Este fin de semana nos vamos a ir todos a una quinta en Escobar, con carpa. Somos muy amigos y no importa si empezaste hace un mes o venís hace 8 años.
¿Tienen grupos de todas las edades? ¿Realizan otras actividades?
Hay talleres divididos por edades: de 3 a 5 años, de 6 a 12 y de 13 en adelante. En todos hay el mismo espíritu de compañerismo.
Ahora empezamos a tener clases de yoga, de tae kwon do. Nos gusta ampliar las disciplinas.
Hemos hecho ferias de artesanos, pasaron un montón de cosas.
También programamos cine: pasamos una peli con dos números de circo, hubo unas proyecciones con un director de cine que cuando llegabas te pedía un recuerdo de tu teléfono y luego lo editamos y distorsionamos todo con unas texturas y lo proyectamos al final, la gente re flasheó.
Hacemos cosas muy variadas. Estamos abiertas a todo tipo de propuestas.
¿Reciben algún tipo de subsidio?
No, porque nosotras somos muy autogestivas, estamos acostumbradas a pintar, a conseguir cosas como alguien que le sobra una heladera y la regala al espacio, o que nos traigan telas. No tenemos subsidio porque no lo pedimos.
¿Ustedes actúan también? ¿Se presentan con algún espectáculo?
Rodrigo, nuestro socio, ahora está girando por el mundo, es muy groso. Con Marcela trabajamos en eventos. Para el aniversario de la escuela siempre armamos algún número con Marce porque la gente nos quiere ver hacer algo juntas, siempre inventamos algo nuevo.
El público puede venir a ver las muestras de la escuela. En nuestras redes publicamos cuando hay algún evento.
¿Qué proyectos tienen para el futuro?
Desde hace poco, estamos convirtiendo al galpón en teatro los fines de semana. Compramos todas las telas y le pusimos telones, armamos la caja negra, compramos un sonido nuevo, luces, sillas y gradas. Hasta ahora lo que más nos funcionó fueron los espectáculos infantiles de las vacaciones de invierno, pero nos gustaría tener esa parte más teatral, tener una programación más estable de todos los fines de semana que ahora es cada tanto. Estamos invirtiendo todo ahí. Que el espacio sea más cultural y no sólo de circo.
Ahora va a haber un evento de impro de otra escuela. Es más completo porque tal vez un alumno que vino a ver circo un montón de veces, viene a ver impro o teatro, trae a los hijos, hay un intercambio.
¿Por qué eligieron el barrio de La Paternal?
Primero encontramos el lugar, necesitábamos como un galpón que tuviera espacio al aire libre y esta era una zona de espacios más grandes que en otros barrios. Y después nos fuimos mudando a la zona. Yo antes vivía en San Telmo, me tomaba dos colectivos para venir a dar clases acá. Marce vivía en Caballito. Después nos fuimos mudando y muchos alumnos también se vinieron para acá, como que se hicieron muy del barrio y de la escuela y ahora viven cerca.
Contacto con Circódromo:
Instagram: @circodromo
Facebook: Circódromo
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