COLECTIVOS BARRIALES

Vecinos de 20 barrios marcharon a la Legislatura contra el Código Urbanístico

Entregaron un petitorio a legisladores para que declaren la emergencia urbanística. Denuncian la eliminación de pulmones verdes, el colapso de servicios y el deterioro de casas linderas a las construcciones. En algunos barrios la constructividad aumentó más del 600%.


Ayer miércoles, más de una veintena de barrios nucleados en la “Interbarrial Buenos Aires” entregaron un petitorio a los legisladores y legisladoras donde solicitan frenar nuevas obras hasta que avance la aprobación de las modificaciones al Código Urbanístico vigente, y declarar la emergencia urbanística ambiental en todo el distrito. Aseguran que la cementización de los barrios, la falta de espacios verdes y el colapso de los servicios, son solo algunas de las consecuencias negativas de la aplicación del nuevo Código Urbanísico.
 
“Hicimos lo imposible para que el Gobierno nos reciba y siempre nos dio la espalda”, grita en las inmediaciones de la Legislatura porteña Raúl, vecino del barrio de Saavedra. Desde hace varios años, quienes habitan los diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires, se vienen organizando en colectivos vecinales ante el avance de la construcción descontrolada de torres y edificios, tras la sanción e implementación del nuevo Código Urbanístico de 2018.
 

Decenas de vecinos y vecinas de diferentes barrios porteños participaron de una nueva jornada de protesta para frenar el avance edilicio y suspender el nuevo Código Urbanístico. Sostienen que no es difícil darse cuenta que la Ciudad atraviesa una emergencia urbanística ambiental, y que el Gobierno porteño es el principal responsable.
 
“Nosotros decidimos agruparnos en la Interbarrial Buenos Aires a raíz de la destrucción que estamos padeciendo en el barrio desde hace años. Fundamentalmente, a partir de la pandemia. Si bien estamos desde hace ya varios años, hasta hace poco luchábamos en forma individual”, contó a Tiempo Sandra Barbonetti, integrante de Conciencia Urbana de la Comuna 11, que incluye a los barrios de Villa Santa Rita, Villa del Parque, Villa General Mitre y Villa Devoto. La vecina señala que ante la falta de medidas por parte del Ejecutivo porteño para detener la destrucción de los barrios.
 
“Particularmente en Villa del Parque lo que está sucediendo es que hay más de 370 casas en venta, alrededor de 180 obras en construcción, se está destruyendo el patrimonio histórico del barrio, y por ende la identidad barrial. Las casas que conformaban la trama urbana de nuestra zona desaparecieron y donde había casitas bajas aparecen edificios en altura o torres con 7 u 8 pisos”, agrega Barbonetti.
 
“Hay una enorme pérdida de la calidad de vida de las vecinas y vecinos, colapsan los servicios de agua, de luz, los cortes cada vez son más reiterados y más prolongados. El aumento de la constructividad en nuestro barrio fue de más del 600%, avanzaron sobre los pulmones de manzana, eliminaron el poco verde, cementaron todo y hubo un importante aumento de la temperatura en el barrio”, concluye Barbonetti.
 
La situación se repite en todas las comunas y afecta a cada uno de los barrios: donde antes había jardines privados o terrenos con espacios verdes, los árboles fueron talados y construyeron cocheras. Las casas donde vivían una o dos familias fueron demolidas y hoy en ese mismo espacio viven más de 40 familias. Donde el Gobierno porteño podría haber construido una plaza levantó un nuevo edificio.
 
“En Colegiales se está viviendo una construcción de torres y edificios de forma indiscriminada, que va en detrimento de los pocos espacios verdes que quedan en la Ciudad”, manifestó a Tiempo Hugo Ducca, vecino e integrante de la agrupación Colegiales Participa y Decide. “Lo único que esperamos es que los legisladores, tengan la predisposición de tratar los proyectos para frenar las construcciones que están empeorando la calidad de vida de las personas que habitamos todos los barrios”.
 
Durante la jornada entregaron un documento a los legisladores y legisladoras solicitando la declaración de “Emergencia Urbanística y Ambiental” y exigir “la suspensión inmediata del otorgamiento de permisos de demolición, de obra nueva que superen los nueve metros de altura o invadan el pulmón de manzana y de certificados urbanísticos”. La solicitud responde a la necesidad de frenar nuevas obras hasta que avance la aprobación de las modificaciones al Código vigente, en proyectos legislativos que presentaron decenas de movimientos barriales.
 
“Muchos adultos mayores del barrio me cuentan que las casas se le rompen, se rajan y que nadie les lleva el apunte”, manifestó a Tiempo Lilian, una histórica comerciante del barrio de Núñez que por su actividad, habla a diario con decenas de vecinas y vecinos que le manifiestan lo que viven a diario. Lilian integra el Plan Alerta Núñez Belgrano Saavedra, otro colectivo de vecinos organizados para frenar la destrucción de sus barrios.
 
“Una señora que ahora está internada, tuvo que alquilar otra casa porque en su vivienda ya no podía estar. En la rajadura más chica que había en su pared y parte del techo entraba un brazo entero. Fue terrible ver eso. Están haciendo monstruos de edificios de 45 o 50 pisos, muchos tuvieron que abandonar su negocio, y otros tantos sus hogares”, cuenta Lilian. 
 
En la marcha había vecinos y vecinas de los barrios de Villa Ortúzar, Villa Del Parque, Villa Devoto, Villa Santa Rita, Colegiales, Chacarita, Palermo, Boedo, Parque Chacabuco. También participaron agrupaciones vecinales de los barrios de La Paternal, Caballito, Coghlan, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Saavedra y Almagro, entre otros.
 
El Código Urbanístico fue sancionado por la Legislatura en 2018 con el propósito de ampliar los topes de altura de los futuros edificios en toda la Ciudad, sin distinciones de zonas, lo que ocasionó la aparición de construcciones en altura en barrios que tenían casas bajas. Otro polémico cambio que introdujo el nuevo Código urbanístico es el “completamiento de tejido” o “enrase”.
 

Cuando alguno de los edificios linderos supera la altura máxima fijada para la parcela a edificar, se permite igualarla. Es decir, si entre un edificio y otro hay un lote, espacios verdes o pulmones de manzana, la norma permite que en esos terrenos se hagan construcciones de la misma altura de las preexistentes.


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