CULTURA

La Legislatura rindió homenaje a Federico Moura

El músico destacado, primer cantante de virus, icono del rock argentino fue homenajeado por la Legislatura porteña con la colocación de una placa en el edificio del barrio de Monserrat, hogar del artista en sus últimos días.


La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires honró la memoria de Federico Moura con la colocación de una placa sobre el edificio de Piedras 469, barrio de Monserrat, hogar del artista en sus últimos días.
 
La placa conmemorativa se descubrió el lunes pasado en un acto público presidido por el legislador Juan Pablo Arenaza, impulsor del proyecto, con la presencia de familiares, amigos y admiradores de Federico Moura, destacado artista, nacido en La Plata el 23 de octubre de 1951, pero que con el tiempo eligió la Ciudad de Buenos Aires para vivir hasta su partida, en 1988.
 
Se dieron cita un centenar de vecinas, vecinos del barrio, fans y afectos entrañables de Federico, de todas las generaciones. Ahí estaban Marcelo Moura, recién llegado de una gira por Chile; el artista visual Eduardo Costa, que fuera letrista de Virus; los míticos diseñadores Charlie Thornton y Juan Risuleo, que compartieron con Federico el mundo de la moda; el DJ Cristian Trincado; Adriana San Román, gran vestuarista del rock local; y los biógrafos Gustavo Bove (pronto a publicar un libro sobre el artista) y Damián Carcacha (compilador de la antología “Sin disfraz”).
 
Como frutilla del postre, se presentó la banda Homogénica, con un cover acústico de “Una luna de miel en la mano”, que fue coreada por toda la concurrencia, mientras se repartían caramelos de miel en bandejas doradas.
 
La placa conmemorativa incluye la frase: “El río musical, bañando tu atención, generó un lugar para encontrarnos”. Un guiño para los seguidores de Virus, es parte de la letra de la canción “Encuentro en el río musical” (del álbum “Superficies de placer”, 1987), donde Federico, ya consciente de la proximidad de su muerte, se despide con un hasta pronto.
 
Como cuenta su hermano, el músico Marcelo Moura, en su libro “Virus” (Planeta, 2014), Federico planificó sin descanso y minuciosamente hasta que su cuerpo físico le dio permiso y quiso dejar un mensaje a sus seguidores. No burdo, sino delicadamente sutil, como era él. ‘Encuentro en el río musical’ fue la canción que junto a Eduardo Costa compusieron a modo de mensaje perdurable para sus fans”.
 
Quiero agradecer a la Legislatura, me parece súper importante darle un espacio a la cultura, que tanto influye sobre la sociedad. Una sola anécdota: acá Federico escribió la letra de “Sin disfraz”, que fue tal vez la primera letra defendiendo la diversidad de género, en un momento en que era muy complicado hacerlo. Agradezco también la presencia de Juan Risuleo y de Adriana San Román, los menciono especialmente porque sé del amor que tenía Federico por ellos. Juan fue su gran amigo, Adriana su gran amiga, su vestuarista y su mano derecha”, expresó Marcelo Moura.

El legislador Juan Pablo Arenaza dijo que “En este edificio, Federico y muchos de los aquí presentes se habrán divertido, habrán creado. Para mí es un orgullo haber impulsado este proyecto. La idea la acercó una vecina, Florencia Díaz. La resolución salió con el apoyo de todas las fuerzas políticas, porque esto no se trata de un acto político: es un acto que tiene que ver con la cultura de nuestra Ciudad, de nuestro país y de América Latina. Federico y Virus trascendieron fronteras de todo tipo”.
 
“También trascendieron generaciones: en dos días, Federico cumpliría 73 años. Pero hoy tenemos aquí a la banda Homogénica, que son muy jóvenes, que tomaron esa inspiración. Eso realmente es lo que vale en el arte: su trascendencia en el tiempo.
Lo que distingue a Federico, y a Virus, es mucho más que ser músicos de rock
, continúo el legislador.
 
Federico tenía un sentido de la estética, había estudiado arquitectura, se relacionaba con el arte, había diseñado ropa, hecho desfiles. Rompieron un paradigma, con ese rock estético, cuidado, para bailar, con frases como ‘Hay que salir del agujero interior’, eso es un grito de rebeldía. Y les hacían bullying por todo eso. Pero lograron trascender eso y además se pararon en lugares complicados, como cuando decidieron no tocar en el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, que el gobierno militar armó en época de la Guerra de Malvinas. Había que estar muy plantado para decir algo así en esa época. En las sociedades, hay momentos donde el que piensa diferente lo pasa mal. Y eso hay que rescatarlo también, no solamente el tema de su música, sino de cómo plantarse ante diferentes situaciones; la enfermedad que Federico transitó, que en aquellos años era muy estigmatizante”, concluyó Arenaza.
 

Por su parte Gustavo Bove indicó que “Con esta placa, tenemos un nuevo punto de partida en el tour rockero de Buenos Aires. Yo conocí este departamento porque, cuando Federico fallece, Marcelo viene a vivir acá. Yo tendría 17, 18 años, solía venirlo a buscar, subía al departamento y nos íbamos a Wadu-Wadu producciones, que era una oficina aquí a la vuelta, por Belgrano. Era un departamento con un living muy grande, minimalista, en colores pasteles. Representaba mucho a Federico. Él no era una persona de andar con mucho glamour, sino que el glamour lo tenía puesto, él era el glamour”.
 
“Ahora, con el libro sobre Federico que estoy armando, mucha gente me dice que con la muerte de Federico se cerró una generación, se cerró una época, y yo creo todo lo contrario: en diciembre de 1988, cuando nos dejó físicamente, empezó realmente el legado y el mito. Andy Warhol solía decir que lo importante no era vivir para siempre, sino crear algo que sí lo haga. Y Federico fue un visionario y dejó una obra realmente increíble y la dejó en muy buenas manos, en manos de sus hermanos”, continúo el escritor.
 
“Algo para destacar hoy, más allá de lo artístico, es la valentía: fue un hombre valiente que supo pasar su enfermedad con grandeza, que tuvo la valentía de exponer su orientación sexual, bandera que hoy creo que ayuda a muchos chicos a salir a la calle sin prejuicios y mostrarse verdaderamente como son. Y musicalmente ha cruzado generaciones: el legado de Federico Moura se puede leer desde Adrián Dárgelos hasta Ale Sergi, pasando por Leo García, e infinidad de artistas en toda América Latina. Tuve la suerte de viajar mucho por Chile, México, Perú, Colombia... En todos los lugares hay un Federico, y se nota su presencia”, cerró Bove.




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