- Opinion
- 28.09.2015
CONTRATACIONES IRREGULARES
Nada de esto fue un error (de carga)
Cada vez queda más claro que el affaire Niembro no fue un caso aislado. El sistema de contrataciones de Macri funciona como condición de posibilidad para que esto haya ocurrido.
La estrategia de no contestar sobre sus actos de Gobierno, que Macri anunció la semana pasada, no estaría funcionando. El candidato presidencial del PRO termina dando respuestas endebles mientras el kirchnerismo lo acorrala con contratos y más contratos. ¿Por qué les está ocurriendo esto a las autoridades de la Ciudad? Para ellos, la explicación es que estamos en campaña. Que todas estas denuncias surgen como parte de una “campaña sucia” hacia octubre. Es entendible que utilicen ese argumento, porque les funcionó muy bien en 2007, cuando Macri consiguió ganar la jefatura de Gobierno: en ese momento, cualquier cuestionamiento al pasado del empresario era tomado por él y por una interesante cantidad de medios de comunicación como un ejercicio de “campaña sucia”. El problema que tienen es que ahora ya no se discute sobre si alguna vez Macri estuvo procesado por contrabando o sobre los negocios que hizo con las cloacas del municipio de Morón, ahora la conversación se trasladó a sus actos como gobernante.
En verdad, esto les está pasando porque hubo una persona que dispuso todas las condiciones para un sistema discrecional de contrataciones: y esa persona es Macri. Veamos algunas de las medidas que posibilitaron el festival de contrataciones directas:
1 Macri aumentó en su primer año de Gobierno el tope de contrataciones directas a medio millón de pesos. En 2011, lo duplicó: un millón de pesos. Y en 2014, lo volvió a duplicar: dos millones. En ese año, el Gobierno nacional tenía un tope de 200 mil pesos y el bonaerense, de 875 mil pesos.
2 No contento con eso, en 2010 Macri también dispuso un decreto, el 556, que permitió sortear la Ley de Compras que había diseñado Gabriela Michetti en casos de urgencia. Llamen ya a la RAE para que amplíe su definición de urgencia en el diccionario, dado que los macristas le dieron un uso generoso a ese decreto. Urgencia es que hay un recital de Violetta programado y se contratan sin licitación a una serie de empresas que comparten la misma dirección. Urgencia son las encuestas que supuestamente le encargaban a la empresa La Usina, que fundó Niembro. Urgencia es que viene Ravi Shankar a dar cursos de respiración y hay que pagarle para que aparezca en el planetario. ¿Tenemos que recordar que le pagaron 4 millones a Usain Bolt para que corriera contra el Metrobus? En el último año, lo usaron 700 veces por un total de 230 millones de pesos.
3 Pero esto no termina aquí, como dicen los vendedores ambulantes. Si usted, estimado funcionario, quiere colocar pauta publicitaria y superó los dos millones y tampoco puede utilizar el decreto 556, ¡no se preocupe! ¡Para eso está el régimen especial que Macri aprobó para la publicitad! Con el decreto 661 del año 2008, luego modificado por una resolución de la secretaría de Comunicación Social en 2014, que aumentó el tope para contratar en forma directa publicitad a 3.750.000 pesos. En la práctica, la gran mayoría son contrataciones directas o por razones de urgencia, de especialidad o de exclusividad.
4 Claro que para esto Macri tuvo que vetar en enero de 2010 la Ley de Regulación de la Publicitad Oficial que aprobó la Legislatura por iniciativa de Facundo Di Filippo y otros legisladores de ese entonces. Esa norma hubiera obligado a Macri a someter su manejo del presupuesto de comunicación al control parlamentario, le hubiera impedido asociar los colores de su partido a su Gobierno y poner su cara (o la de Horacio Rodríguez Larreta) en todos los spots.
Esta es la normativa que nos lleva al escenario actual donde aparecen contratos sospechosos, producto de prácticas discrecionales que vienen de años. Macri tendió las bases para lo que les está pasando. Hizo su propia cama. Ahora se tiene que acostar.
La estrategia de no contestar sobre sus actos de Gobierno, que Macri anunció la semana pasada, no estaría funcionando. El candidato presidencial del PRO termina dando respuestas endebles mientras el kirchnerismo lo acorrala con contratos y más contratos.
Para ser justos: en el caso del faltante en la pauta, esto se combinó con una iniciativa –llevada a cabo, entre otros, por el subsecretario de Asuntos Públicos, Alvaro González- de crear una página que intenta transparentar los datos de Gobierno: Buenos Aires Data. Esta iniciativa, que de por sí es loable y va en el camino de un acceso a la información mayor y mejor, permitió que los medios comunitarios pudieran observar la diferencia entre lo que el Gobierno porteño les imputó como pauta publicitaria y lo que recibieron realmente. Y terminó exponiendo una buena parte de los manejos irregulares, que no se agotan allí, ni con los contratos de Niembro.
Fíjense que la pregunta hoy ni siquiera es por qué el Gobierno porteño pautaba por todo el país en consonancia con la campaña presidencial de Macri. Un debate sobre el manejo de la pauta no sería malo, y podría extenderse al Gobierno nacional. Pero aquí hay que tener en cuenta que el macrismo no tiene nada que envidiarle al kirchnerismo en ese punto. Un trabajo comparativo del dirigente de GEN, Martín Hourest, muestra que el Gobierno nacional gastó 43 pesos por habitante en 2013 y Macri gastó 206 pesos. El Gobierno nacional aumentó un 556 por ciento su presupuesto en publicidad: la gestión PRO, 963 por ciento. Para 2015, sumando el sistema público de medios, el gasto nacional por habitante es de 123 pesos. El de Macri en publicidad es de 294 pesos. Por las dudas, les recuerdo que Hourest no es ni fue nunca kirchnerista. Ahora bien, el debate sobre los criterios de manejo de la pauta publicitaria es válido. Pero, en este momento y con la gestión PRO, la discusión no es ni siquiera esa. Es más básica: tienen que explicar a dónde fue a parar el dinero.
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