Ampliaron un viejo almacén en Caballito

El arquitecto Matías Frazzi, junto con Ariel Damiani, Javier Antruejo, José Frazzi y Martín Frazzi como colaboradores, encararon el proyecto de unos estudios profesionales en una tranquila esquina del barrio de Caballito donde funcionó un almacén de ramos generales.
 
La estrategia de la intervención fue conservar el volumen y cáscara existentes (muros portantes, losas de bovedillas, perfilería de hierro), reformulando y adecuando un nuevo sistema metálico estructural de columnas y vigas, con nuevos cerramientos realizados con bloques de hormigón a la vista.
 
Los proyectistas generaron un contraste entre lo nuevo y lo existente con una diversidad de situaciones espaciales. “Normalmente, a estos comercios se le adicionaban una serie de habitaciones contiguas con expansión hacia un patio interno con galería. Funcionalmente, conectaban trabajo y vivienda en un mismo lote”, relatan los autores a Clarín; y explican que el progreso y el avance de la propiedad horizontal hicieron que esta interesante tipología corriera el riesgo de desaparecer.
 
Con el tiempo estos almacenes fueron cerrando sus puertas tanto por los cambios en las costumbres de la sociedad como así también por la desaparición física y cultural de sus antiguos fundadores. En la mayoría de los casos entraron en un lento estado de abandono que sumado al progreso y al avance de la propiedad horizontal hicieron que esta interesante tipología entrara en peligro de desaparición.
 
El nuevo edificio lleva el nombre de Estudios Paysandú, se ubica en Paysandú 1497, Frazzi explica a Clarín que “no pretende ser más de lo que es un local con vivienda (masa existente) a la que se introduce una nueva estructura modular espacial, posándose sobre ella un pabellón liviano”.
 
Los agregados que plantea el proyecto se diferencian material y tecnológicamente de lo antiguo. “La partición modular de los espacios en base al sistema estructural da como resultado la repetición de cuatro espacios de usos múltiples o estudios, sumados a un quinto, en esquina, conservando la antigua disposición en torno al patio interno”, dice Frazzi a Clarín.
 
El conjunto se completa con la construcción de un pabellón liviano de chapa y vidrio que se posa sobre la estructura existente. Sobre la esquina, este cuerpo se cierra con parasoles conformados por perfiles C galvanizados. “Con el uso de los materiales en bruto y la forma de disponerlos en el espacio buscamos generar sistemas de luces y sombras en las áreas comunes que se mimetizan e incorporan en las unidades”, cuenta el autor de la obra de 350 m2 cubiertos que recibió una mención en el Premio CAPBA FADEA 2015 de Arquitectura Construida.