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Sarkis: sabores de medio oriente en este exitoso bodegón

Conocé el secreto de este bodegón que hace más de 30 años funciona a salón lleno sin perder un ápice de calidad y distinción.


Un restaurant que cumple a la perfección con la regla de las tres B (bueno, bonito y barato) es Sarkis. Se trata de un bodegón clásico ubicado en la esquina de Thames y Jufré - donde Villa Crespo se pierde con Palermo- y ofrece una amplia gama de comida de medio oriente, aunque su especialidad es la cocina armenia. Sus mozos son de la vieja escuela; siempre están activos y con una recomendación bajo la manga.

Este lugar tiene la particularidad de mantener, a lo largo del tiempo, una excelente relación precio/calidad. Y no hay comensal que haya ido que no desee regresar, casi como si fuera una ley. Es que los platos, además de exóticos, son servidos en abundantes porciones y condimentados con exacta precisión.

Lo ideal es ir con apetito, y por qué no, en grupo, para aprovechar la visita y probar la mayor cantidad de platos posibles de la amplia carta. Eso sí: ansiosos abstenerse, ya que para conseguir una mesa en Sarkis hay que armarse de paciencia y saber esperar, o ir muy temprano a cenar.

Para comenzar, una entrada más deliciosa que otra. Se puede optar por la porción entera o media porción, y  algunos de los imperdibles son: Hummus (pasta hecha a base de garbanzos, con tahín, oliva, pimentón y perejil), ensalada Tabule (con trigo burgol, morrón, cebolla y perejil), ensalada Belén (berenjenas, morrón, pasas y castañás de cajú), Baba Ganoush (pasta hecha a base de berenjenas), Keppe cocido o crudo y los clásicos niños envueltos. Todas las entradas vienen acompañadas, por supuesto, de pan árabe calentito.

A la hora del plato principal, hay algunas joyas imperdibles: Falafel (bolitas de garbanzo y haba procesada, fritas, sobre una ensalada de repollo y bañadas en una salsa especial), Kafta al fierrito con salsa de yogurt (una gran albóndiga de carne delicadamente condimentada), Moussaka (lasaña de berenjena), Muyatra (Ensalada caliente de trigo burgol, lentejas, croutons, y cebolla frita inolvidables) y mucho más.

Si después de todo este festín de sabores de medio oriente, aún queda resto para cerrar la velada con un delicioso postre, la carta sigue ofreciendo sorpresas: el clásico Baklava, o una porción de deditos (hechos de masa philo crocante, rellenos con nueces y especias, sumergidos en un almíbar espeso y aromático) acompañados de helado de crema.

El lugar es bullicioso y la actitud frenética de los mozos puede incomodar a alguien que visita por primera vez esta meca de la comida árabe en la Ciudad, pero después del primer bocado, todo quedará olvidado y el paladar hablará por sí mismo. Recuerden: el que conoce Sarkis, siempre vuelve.


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