- Opinion
- 22.02.2016
LEGISLATURA
Solo el ECO
El frente porteño ECO sufrió su segunda ruptura en el bloque de la Legislatura con la salida de la Coalición Cívica. Lousteau intenta mantener unido el espacio desde Washington.
Si a fines del año pasado nos preguntábamos en qué medida el apoyo de Lousteau a Macri en segunda vuelta podía desperfilarlo como líder opositor porteño, está claro que su decisión de aceptar la embajada tendrá consecuencias sobre su electorado, así como la viene teniendo sobre sus dirigentes. Ya tenían la difícil misión de posicionarse ante los posibles votantes como un espacio opositor en lo local, pero aliado al macrismo en lo nacional. Ahora, además, tienen que explicar que su principal candidato es funcionario de Macri. Algunos de ellos se preguntan si en las futuras elecciones se mantendrá el perfil que supo construir el ex ministro de Economía de “opositor responsable” (que critica lo malo y apoya lo bueno de la gestión PRO) o si directamente el macrismo terminará de fagocitarse al joven economista y Lousteau competirá en las primarias del PRO.
La apuesta de los que siguen en su espacio es que eso no ocurra. Quienes se muestran comprensivos con el dirigente indican que no le quedó otra alternativa más que aceptar la embajada. La banca de diputado junto con la UCR, argumentan, era un espacio de intrascendencia. Vendría a ser la peste a la que le huyen todos los políticos. Sin embargo, la decisión de Lousteau de irse del país –y, a su vez, intentar sostener su liderazgo porteño- está trayendo consecuencias visibles. La primera fue la partida de Graciela Ocaña, quien dejó el interbloque de ECO y formó uno propio con tres bancas. La Hormiguita reclamaba que no era tenida en cuenta en la mesa de decisiones del frente y hay quienes dentro de ECO conceden que algo de razón tenía. Quienes la quieren menos, en cambio, sostienen que es una estrategia para poder negociar mejor con el macrismo y hasta advierten que podría concretarse su pase a un destino nacional. Su renuncia a la banca sería un gol de media cancha para el macrismo, dado que su suplente es la hermana de la ahora legisladora PRO Cristina García, quien acompañó a Ocaña en su llegada a la Legislatura. Es decir, si sale Ocaña, el bloque PRO puede sumar una banca más.
La segunda ruptura fue la de la Coalición Cívica. Sus dos legisladores, Paula Oliveto y Maximiliano Ferraro, abandonaron el interbloque con la menor estridencia posible. Buscaron que fuera en buenos términos. De hecho, siguen trabajando en algunos proyectos con los otros bloques, como el que busca regular la pauta publicitaria porteña. Su salida fue una decisión de la conducción porteña de la CC-ARI, pero que no deja de tener el visto bueno de Elisa Carrió, quien por estos días muestra su oposición a algunas medidas nacionales como la eliminación de las retenciones a las mineras.
¿Cuáles fueron las razones de esta última ruptura? En la CC, niegan que tenga que ver con el poroteo de comisiones y cargos. Apuntan, en cambio, a una serie de pactos que viene haciendo el radicalismo porteño con el PRO. Como parte de esos acuerdos, ECO consiguió dos lugares en la Auditoría General de la Ciudad, la conducción del Consejo Económico Social porteño -que quedó en manos de Federico Saravia-, un lugar en el directorio del Banco Ciudad (Gastón Rossi) y dos o tres síndicos en empresas del Estado. “Esos acuerdos con el Pro te terminan condicionando”, sostienen quienes se alejaron de esas negociaciones. No son distintas, advierten, a las que llevaba adelante el kirchnerismo hace algunos años. El interlocutor cambia, los métodos persisten.
Esas discusiones en el interbloque estallaron con la decisión de Lousteau de aceptar la embajada. Para colmo, el ex ministro de Economía no se los contó a sus aliados de la CC- ARI. Su ex compañero de fórmula, Fernando Sánchez, se enteró por boca de Macri y del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, en un encuentro con Carrió en el Instituto Hannah Arendt. Con la distancia que le imprime estar en Washington y las consecuencias políticas de integrar el Gobierno de Macri, los lilitos ven cada vez más difícil que se mantenga su construcción como candidato alternativo al PRO en la Ciudad.
Así las cosas, ECO quedó con un bloque de nueve legisladores (de los 14 que eran originalmente), que integran Suma +, la UCR, el Partido Socialista Auténtico y el Partido Socialista. Pese a las dificultades, Lousteau dio señales de que no está dispuesto a abandonar su construcción porteña. La semana pasada estuvo en un acto con el socialista Roy Cortina donde buscó reforzar la continuidad del espacio. Allí indicaron que “sigue intacto el sueño de gobernar la Ciudad”. “ECO tiene un claro liderazgo que es el de Lousteau. Tenemos una cantidad importante de comuneros, legisladores y equipos técnicos que van a seguir trabajando y seguir trayendo propuestas alternativas al Ejecutivo. Vamos a seguir con una oposición constructiva”, indicaron desde el radicalismo porteño, con cuyos dirigentes Lousteau estuvo reunido el jueves pasado. A algunos de los que se mantienen fieles al embajador en Washington, no obstante, los comenzó a poner nerviosos que no menciona la posibilidad de presentarse como candidato en 2017, sino recién en 2019. En la Legislatura, circuló la versión de que también se alejaría del interbloque Adrián Camps, del PSA. En su entorno lo negaron y atribuyeron la difusión de ese rumor a Cortina, con quien Camps mantiene una rivalidad de años. Con el tiempo, se sabrá si hay nuevas fragmentaciones de este espacio que estuvo muy cerca de ganar el año pasado.
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