LA CATAPULTA DE LARRETA

Un jefe recargado

Horacio Rodríguez Larreta levantó el perfil público con nuevos compromisos de gestión. El más resonante, la urbanización de la villa 31. No obstante, el formato sigue siendo el de las promesas de campaña.

Werner Pertot
Tras un estudiado perfil bajo después de lo que fue la primera crisis de su gestión –la muerte de cinco jóvenes en el Complejo Costa Salguero-, el jefe de Gobierno dio por superado ese hecho y volvió al ruedo con 15 nuevas promesas. Los primeros 20 compromisos de gobierno los había tomado en febrero y fueron analizados aquí. De los nuevos, el más llamativo es el de urbanizar la Villa 31, algo a lo que el macrismo se resistió durante los dos mandatos porteños de Mauricio Macri. Según cómo se haga, puede resultar beneficioso para los habitantes o puede contribuir a expulsarlos en función de los negocios inmobiliarios que siempre acecharon en esa zona. El anuncio de compromisos sigue posicionando al Larreta como un jefe de Gobierno siempre en campaña, que ofrece promesas de cumplimiento por ahora lejano.

Quienes lo conocen desde hace muchos años saben que Larreta está decidido a ser presidente. Si en 2019 o más adelante, es algo que nadie podría contestar hoy. Lo cierto es que a fuerza de trabajo el dirigente del PRO consiguió instalarse en el centro de la gestión porteña de Macri, ser el elegido para sucederlo, posicionar a todo el macrismo para derrotar a una adversaria de fuste –Gabriela Michetti, nada menos- y a partir de allí el cielo es el límite. Los 15 compromisos de gestión que anunció la semana pasada tienen como objetivo llegar a 2019 con una batería de “promesas cumplidas” para anunciar en la campaña. Este es el plan, luego habrá que ver cómo se realiza. Quién escucha a Larreta por estos días puede oir cosas como que la Villa 31 urbanizada será su legado para la Ciudad. Lo que lo diferencia de todos los otros jefes de Gobierno, Macri incluido.

"Quienes lo conocen desde hace muchos años saben que Larreta está decidido a ser presidente. Si en 2019 o más adelante, es algo que nadie podría contestar hoy".

 

Para empezar, el Gobierno porteño anunció que mudará hacia 2019 al ministerio de Educación a la Villa 31. También que moverá la traza de la Autopista Illia y la creación de un Parque en Altura. Con astucia, comprometieron el dinero de otra disputa candente de estos días –la venta del Tiro Federal- para esa tarea. El macrismo siempre fue inteligente para asociar venta de terrenos públicos con causas loables, como cuando vendió los terrenos de Catalinas Norte. En esa ocasión, lo que no contaron es que el dinero iba a tapar el bache que dejaban los recortes al presupuesto de infraestructura de las escuelas.

En este caso, con la urbanización de la Villa 31 Larreta puede imprimir un giro a las políticas del PRO hacia sus habitantes, que por años reclamaron sin éxito. Uno tendría la tendencia a darle un crédito al jefe de Gobierno si está dispuesto a revertir esta política. No obstante, es imposible dejar de lado los antecedentes de lo que los macristas llaman “puesta en valor” de los barrios: por lo general, han estado más asociados a negocios inmobiliarios que a una mejoría sustancial para los habitantes. Especialistas en el tema, como la escritora Gabriela Massuh, advierten sobre el proceso de gentrificación que vienen generando: esto es, la expulsión de la Ciudad hacia el conurbano de los sectores de menores recursos , dado de que se les hace impagable los impuestos y el costo de vida de la zona.

Hay que estar alerta sobre cómo se instrumenta el plan para la Villa 31. En su momento, la actual vicepresidenta propuso “hacer la regularización dominial para que cada persona tenga su casa y su propia escritura”. “Lo que ha sucedido en otros lugares del mundo con esto es que como esos terrenos son muy apetitosos para el sector privado y el sector inmobiliario, lo que termina pasando es que el sector inmobiliario compra esos lugares y la gente puede comprarse con ese dinero una casa en la ciudad o cualquier otro lugar. Y ese lugar puede integrarse al puerto o hacer un sector de barrios para clase media”, sostuvo Michetti hace tres años y fue muy criticada.

"El macrismo siempre fue inteligente para asociar venta de terrenos públicos con causas loables".



El resto de los anuncios (rampas en todas las ciudad, más espacios verdes) se suman al perfil de gestión pura y dura que busca darle Larreta a su imagen, por lo menos, por el momento. El relanzamiento de su Gobierno ocurre luego de uno de los hechos inesperados y que más impactó sobre sus primeros meses: Time Warp. En el Gobierno porteño, ya dieron por superada esa crisis, luego de que armaron una mesa sobre adicciones y separaron a los funcionarios involucrados en la causa judicial, que siguen siendo investigados por el control de la capacidad de los pabellones. En la Agencia Gubernamental de Control, separaron al gerente de Eventos Masivos, Claudio Iacobaccio, y le abrieron tres sumarios: uno por presunto enriquecimiento ilícito, otro por su rol en Costa Salguero y un tercero por haber “extraviado” su celular (se sospecha que Iacobaccio tenía contactos con los organizadores de Time Warp).

El otro problema que Larreta va resolviendo es más invisible: tiene que ver con el drenaje de funcionarios y de cuadros de gestión que sufrió para que el PRO pudiera completar el gabinete nacional y bonaerense. Cualquiera que hablara con Larreta durante los últimos meses del año pasado sabía que tenía un plan A y un plan B de gabinete. “Al final fue el plan C”, se sinceraron luego. Se supone que, luego de seis meses, ya el nuevo equipo está en marcha.

"Larreta intentará instalar de aquí a 2019 una imagen de gestor eficiente con la idea de que le sirva de catapulta hacia nuevos horizontes".



El jefe de Gobierno tiene todavía algunos desafíos serios entre este año y el próximo: el principal es la fusión de la Metropolitana y la Federal. En el proyecto que envió a la Legislatura se podrá ver si prima un modelo de conducción civil como el que se había pensado con la ley que rige hoy o si la Federal se lo come todo e impone su lógica. Un dato que circula ya indica que se va a ir hacia este segundo escenario: en el Ministerio de Seguridad porteño sugieren que los adicionales que cobra la Federal por hacer tareas de seguridad para privados –prohibidos para la Metropolitana- seguirían en la nueva policía. Un mal indicio de lo que está por venir.

No obstante, Larreta intentará instalar de aquí a 2019 una imagen de gestor eficiente (hasta lanzó una aplicación para seguir el avance de sus compromisos) con la idea de que le sirva de catapulta hacia nuevos horizontes. Su suerte parece estar atada a su gestión, pero también a otros factores que no controla, como el estado en el que llegará el gobierno de Macri a 2019.

COMENTARIOS