MEDIO AMBIENTE

Polémica por la poda de árboles en los barrios porteños

Este invierno se podaron 60.000 árboles en la Ciudad de Buenos Aires. Las tareas son organizadas y controladas por las comunas. Expertos y vecinos cuestionan las técnicas utilizadas.


Del 12 de mayo al 31 de agosto se desarrolló en la Ciudad la "campaña de poda invernal", que incluyó la intervención de unos 60.000 árboles. Y, aunque la época adecuada para podarlos depende de cada especie y de las necesidades particulares de cada árbol, durante el invierno se practican la mayoría de los cortes.
 
Aunque son muchos los vecinos que insisten para que las comunas poden los árboles, también son numerosos los que denuncian que la intensidad de muchas podas maltrata al arbolado. Varios especialistas coinciden en que con frecuencia se verifican podas inadecuadas, lo cual redunda en un deterioro de la salud de los árboles.
 
Los árboles reducen la temperatura ambiental, aportan oxígeno, secuestran dióxido de carbono, filtran los rayos ultravioletas y retienen partículas, entre otras virtudes. Pero también rompen las ventanas de los edificios, tapan carteles de señalización, interfieren con el alumbrado público y, debido a la caída de sus ramas o troncos, constituyen un riesgo potencial. Por estas razones, necesitan un servicio de mantenimiento, que depende de las Juntas Comunales.
 
"En general, la poda no está bien hecha", alertó a La Nación el ingeniero agrónomo Carlos Anaya, miembro de la Sociedad Internacional de Arboricultura. Precisó que no debería podarse más de un 25% del volumen total de la copa, porcentaje que puede variar un poco en función a distintos aspectos. "Esto definitivamente no se cumple", advirtió.
 
La ingeniera agrónoma Ana Beatriz Guarnaschelli, profesora de la cátedra de dasonomía de la Facultad de Agronomía (UBA), indicó a La Nación que tras las podas a veces se observan acortamientos muy drásticos de las ramas que no permiten una buena cicatrización, lo cual deja al árbol expuesto a hongos y compromete sus tejidos leñosos. "Así, en las grandes tormentas se caen las ramas más comprometidas", añadió.
 
Las veredas de Buenos Aires cuentan con unos 360.000 ejemplares. El fresno americano (141.820 ejemplares), el plátano (35.000) y el paraíso (26.000) encabezan el ranking, según datos del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño.
 
Hasta 2013, la atención de los árboles porteños dependía de la Dirección General de Arbolado del gobierno porteño, pero desde entonces la responsabilidad fue descentralizada y transferida a las 15 juntas comunales. Ahora, cada una planifica la poda de su jurisdicción: en función a las directrices impartidas por su personal especializado (ingenieros agrónomos, técnicos en jardinería o en paisajismo), una empresa contratista ejecuta los trabajos. Las ramas cortadas son luego recogidas por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público.
 
Las empresas que podan son: Urbaser (Comunas 1, 8, 9, 11 y 15), Mantelectric (Comunas 2, 12, 13 y 14), Ecología Urbana (Comunas 3, 4 y 5) y Casa Macchi (6, 7 y 10).
 
En Olleros y Villanueva, en el barrio de Belgrano, la poda de las tipas constituye "un caso perfecto de mala práctica", cuestionó Anaya. "La época es totalmente inadecuada: las tipas deben podarse cuando caen sus hojas, a principios de primavera", precisó. Sin embargo, esas tipas fueron podadas en julio. "Además, se eliminó la totalidad del follaje sin prácticamente bajar la altura, con lo cual no se entiende el objetivo de la poda", agregó.
 
Los plátanos de Av. Santa Fe al 2400, esquina Pueyrredón, podados por Mantelectric. "Están excesivamente mal podados", disparó Héctor Svartz, ingeniero agrónomo y director de la carrera de Técnico en Jardinería en la Facultad de Agronomía (UBA), y añadió que ese tipo de poda genera en los cortes una "múltiple brotación", de modo que el año próximo se producirá "una especie de plumero" en la punta de cada rama.
 
En algunas zonas de la ciudad los cortes se ejecutan con mayor cuidado: "A las tipas de Av. Del Libertador se las poda de un modo muy aconsejable: mediante cortes selectivos; se despejan las ramas más bajas, que tapan las ventanas de los primeros pisos, y se deja intacta la parte de arriba de las copas", explicó a La Nación el arquitecto y paisajista Jorge Bayá Casal. Y agregó que cada tres o cuatro años es necesario bajar la altura de los árboles para evitar la caída de ramas, entre otros problemas.
 
Alejandro Pérez, presidente de la Junta Comunal 14, explicó que el barrio de Palermo se poda completo una vez cada cuatro años, y que a veces se practican intervenciones "algo intensas" debido a que es complicado hacerlo con más frecuencia por cuestiones presupuestarias y a dificultades prácticas, como los autos estacionados en las calles o el tráfico.
 
En tanto que el presidente de la Comuna 2 (Recoleta), Agustín Fox, dijo que aunque con frecuencia algunos vecinos expresan su indignación por ciertas podas que consideran inadecuadas, "cuando les explicamos las razones prácticas, en general comprenden", aclaró. Por ejemplo, que el árbol podado tapaba luminarias o había ramas con riesgo de caída.
 
Un representante de Mantelectric admitió a La Nación la existencia de críticas. "Un 50 % de los vecinos nos ruega que podemos los árboles porque los perjudican; el otro 50 % denuncia que maltratamos a los árboles", explicó Ezequiel Roldán, que hace 15 días dirigía una cuadrilla de la empresa que, con motosierras, podaba plátanos y tipas en O'Higgings al 2800, Núñez (Comuna 13).
 
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad reclamó -por segundo año consecutivo- para que los "planes de poda" de las comunas se hagan públicos: cuántos árboles se podarán, qué tipos de podas se practicarán y con qué criterio se los seleccionará, entre otros requerimientos.
 
El abogado Alejandro Suárez Lynch presentó hace dos meses un recurso de amparo para exigir que las podas sean ejecutadas por personal idóneo y siguiendo los usos adecuados. "No estoy en contra de la poda, sino de su práctica indiscriminada", aclaró.
 
También, la Auditoría General de la Ciudad está evaluando "la forma en que las Juntas Comunales, que son las que ejercen el control a las empresas prestadoras del servicio de poda, llevan adelante esta tarea . Las denuncias que ha habido están vinculadas con los excesos cometidos por estos prestadores para conseguir mayor rentabilidad", dijo Cecilia Segura, presidenta del organismo, a La Nación.

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