- Opinion
- 23.11.2016
OPINION
Una asombrosa mezcla de soberbia e ignorancia
Hace unos días, el presidente dio una entrevista a un grupo de periodistas de Clarín. El tono fue cordial, como era de esperar, aunque no exento de asombros puntuales por parte de los entrevistadores.
“hace un año, la Argentina parecía secuestrada y sin destino, hoy los argentinos no pueden ocultar la alegría que tienen, porque sienten que están libres”
Al preguntarle cual consideraba ser el mayor logro de su primer año de gestión, Mauricio Macri contestó que “el mayor cambio es haber creado un espacio donde los argentinos nos volvamos a encontrar, volvamos a dialogar, volvamos a sentir que el otro puede hacer un aporte”. Citando a una política española que lo visitó recientemente, explicó que “hace un año, la Argentina parecía secuestrada y sin destino, hoy los argentinos no pueden ocultar la alegría que tienen, porque sienten que están libres”.
Luego de felicitarse por la eclosión de un país más libre, en el que los argentinos, con inocultable alegría, nos volvemos a encontrar y respetar, Macri opinó sobre la prisión preventiva de Milagro Sala denunciada por la ONU y mencionada por el premier canadiense: “La mayoría de los argentinos, incluyo especialmente al periodismo que ha seguido de cerca todo lo que pasó con Milagro Sala en esa provincia, creen que ella creó un Estado paralelo, y que creó una organización armada que ha sido muy peligrosa para la vida de todo el Norte argentino. Y por eso los jueces están llevando a cabo las investigaciones y las denuncias que se han hecho.” (1)
Es decir que una certeza estadística justificaría que Milagro Sala esté en prisión preventiva desde hace casi un año. Tal vez esta novedosa idea forme parte de la tan promocionada modernización del Estado: el reemplazo de jueces por encuestadores. Lo extraño es que, siendo líder de una poderosa organización armada, Sala haya sido detenida por el delito imaginario de "incitación al acampe" y que ninguno de sus lugartenientes haya sido encarcelado por formar parte de esa temible organización. Tampoco se han encontrado depósitos de armas ni detectado enfrentamientos entre esa organización y las fuerzas de seguridad o simples civiles.
Es una organización que puso en riesgo la vida “en todo el Norte argentino”, según lo que explicó nuestro presidente, aunque lo hizo de manera solapada, casi secreta, porque la justicia, al menos al momento de hacer la imputación, no se enteró. ¿Se tratará entonces de un juez garantista, cooptado por el zaffaronismo? Dios y su majestad Gerardo I, emperador de Jujuy, mariscal del Altiplano, protector de la Justicia y azote de Dios, no lo permitan.
En todo caso, nos sorprende que la canciller Susana Malcorra no utilice este argumento para tranquilizar al Grupo de Trabajo sobre la detención arbitraria de la ONU que exigió la inmediata liberación de Sala, e incluso a nuestros aliados preocupados, como el premier canadiense. Si lideraba una peligrosa organización armada que ponía en riesgo la vida de miles de conciudadanos, no me cabe duda que entenderán la necesidad de mantenerla presa e incluso exigirán que sus lugartenientes y sicarios sigan sus pasos.
Consultado por la difícil coyuntura económica, Macri respondió que “todos los economistas dicen que el país va a crecer el año que viene después de cinco años de recesión”. Asombra que un presidente partidario del diálogo y las cifras reales, no conozca las de su propio instituto de estadísticas, el “INDEC revisado”, que señalan que, salvo en el 2014, la Argentina no dejó de crecer en los últimos cinco años (2). Un dato que al parecer también se le escapó a los varios periodistas presentes.
Al ser consultado sobre la caída del consumo y la dificultad de lograr que la inversión privada lo reemplace como motor de crecimiento, Macri respondió: “¿Y cómo haces para que el consumo aumente?, ¿volvés a imprimir billetes y volvés a aumentar la inflación? (…) La única manera de estimular el consumo es poner más plata en el bolsillo de la gente. Y si no tenemos la plata, la única manera es ¿tomamos deuda? es malo ¿hacemos más inflación? es malo. Quiere decir que no se puede”. Luego comparó al gobierno kirchnerista con un padre que hipoteca la casa para financiar los gustos superfluos de sus hijos que, al morir éste, descubren que no tienen más patrimonio.
No deja de asombrarme que el gobierno que puso plata en los bolsillos de los holdouts, los exportadores de soja, las mineras, las empresas de servicios y los bancos explique que ya no le queda nada para poner en el bolsillo de la gente. Pero es aún más asombroso que el presidente que redujo ingresos fiscales y endeudó al país en unos 50.000 millones de dólares en su primer año de gestión, nos explique que el gobierno anterior ”hipotecó la casa” disminuyendo la deuda. Más teniendo en cuenta que durante años criticó a ese mismo gobierno por aumentar los impuestos. Aunque, pensándolo bien, viniendo de un grupo empresario que como tantos, pudo estatizar una y otra vez sus pasivos, probablemente Macri nunca haya tenido que hipotecar nada y por eso no conozca bien ese mecanismo.
Sobre las dificultades actuales, explicó: “Como dijo Churchill, para que las cosas se pongan mejor, primero se tienen que poner peor” (3). Más allá de la cita imaginaria, Macri retoma una letanía reaccionaria, repetida por varias generaciones de economistas serios, los futuros venturosos requieren de presentes calamitosos. Por eso los gobiernos serios, como el de Cambiemos, se ocupan del futuro: el presente es una preocupación populista.
Por último, luego de definirse como un partidario del diálogo y las ideas ajenas, Macri explicó que no hay otra línea posible por fuera de la suya.
Una asombrosa mezcla de soberbia e ignorancia, aún para sus estándares habituales.
(1)(http://www.clarin.com/politica/Macri-mayoria-argentinos-quiere-cambio_3_1691260891.html)
(2) (http://www.cronista.com/economiapolitica/Segun-el-PBI-revisado-Argentina-crecio-mucho-menos-que-lo-que-decia-el-kirchnerismo-20160629-0115.html)
(3) (https://twitter.com/romerodiario/status/801124721786023936?lang=es)
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