- Opinion
- 04.12.2016
El expediente secreto Trump II
Los intermediarios
Una serie de empresarios vinculados a bingos y casinos aparecen como intermediarios en el trámite para edificar la Torre Trump en Buenos Aires.
Como señalamos en el capítulo anterior de esta columna, el Gobierno porteño había negado el acceso al expediente en el que se tramitaba la construcción de la torre Trump y hasta mantuvo en las sombras su ubicación (hoy sabemos que queda en Cerrito y Bartolomé Mitre). Finalmente emitió un comunicado a través de un medio amigo en el que dio algunos datos: indicó que el permiso de obra lo había tramitado una empresa llamada Kubic S.A. en febrero de 2007, pero que nunca inició la obra. Los intermediarios de Trump volvieron este año a la carga con una nueva presentación, esta vez con otra empresa, Repetto Oeste S.A., que pidió continuar el trámite original y no tener que empezar de cero.
Los intermediarios de Trump en Buenos Aires para aprobar el expediente son empresarios vinculados a bingos y casinos.
Aquí es cuando la trama se empieza a complicar: el que debía otorgarles el permiso es el director de Catastro, Rodrigo Cruz, un hombre vinculado al ex secretario de Planeamiento, Héctor Lostri. Cruz y Lostri comparten varias cosas: un estudio de arquitectos y una causa judicial en la que estuvieron denunciados y terminó con una probation. Era por haber sido beneficiados por contrataciones con el Estado durante el menemismo. Según una fuente de la Ciudad, estos dos macristas están enfrentados al estudio de arquitectos que representaba a Trump, Dujovne, que está vinculado a los radicales. “Cruz se sentó sobre el expediente hasta que ganó Trump. Luego enviaron todo a la procuración para aprobarle la excepción”, aseguró nuestra fuente en off the record.
En el Gobierno porteño, por supuesto, negaron todo. Dijeron que el envío para que dictaminara el procurador Gabriel Astarloa era parte del trámite, pero hubo algunas contradicciones en el discurso oficial: mientras desde el Ministerio de Desarrollo Urbano sostenían que le habían negado ya seguir con el trámite original por un dictamen de la procuración, en esta última dependencia aseguraban que tal dictamen no existía. La semana pasada se pusieron de acuerdo y el dictamen apareció. Nueva Ciudad consiguió una copia, aunque una vez más no pudo acceder al expediente: indicaron que ya lo habían enviado de vuelta a Catastro, donde no estará disponible hasta después de las fiestas, con suerte.
En el dictamen, Astarloa les niega la posibilidad de retomar el trámite original y manda a los intermediarios de Trump a empezar todo de cero, lo que dificultaría que la obra se inicie en junio del año próximo, como tenían previsto. Astarloa incluso indicó que no parece haber vinculación entre la empresa original, Kubic S.A., y la actual, Repetto Oeste S.A.
De hecho, una pequeña búsqueda por bases de datos mostró a este portal que Kubic S.A. no tiene existencia en la Argentina. Sólo figura una empresa offshore con ese nombre en los Panamá Papers: esta empresa existió entre 2000 y 2007. No hay registro de quiénes son sus accionistas. En cambio, Repetto S.A. sí tiene existencia en el país. Quien presentó el trámite como su presidente fue Federico Buzinel, quien trabajó como empleado también de otras empresas vinculadas al juego como Crown Casino (en Río Negro), que pertenece a Gustavo Di Maggio, uno de los empresarios del juego cuyo nombre se repetirá en esta historia.
Juan Nauleau y los hoermanos Blaquier forman parte del llamado Argentine Gaming Group, que tiene unas 1355 máquinas tragamonedas y facturaba en 2013 aproximadamente 750 millones al año.
No obstante, quienes figuran como parte de Repetto Oeste S.A. son Juan Nauleau y Vilma Martini. Los dos aparecen también vinculados a otra empresa inmobiliaria similar, llamada Repetto Este. Nauleau tiene acciones y participación en diversas empresas del juego: sus socios son Di Maggio y los hermanos Martín y Gastón Blaquier, sobrinos de Pedro Blaquier, denunciado por las desapariciones en el Ingenio Ledesma en la dictadura. Martín Blaquier se quitó la vida en Punta del Este a comienzos de este año: había estado en la conducción de varias de las empresas del Grupo Macri.
Las empresas en las que aparecen vinculados Nauleau y los Blaquier son Kandiko S.A., que maneja el Bingo Alto Avellaneda, y Biyemas, que es la empresa que explota el Bingo de Avellaneda, además de otra empresa llamada Casinos Río de la Plata. Los empresarios forman parte del llamado Argentine Gaming Group (AGG), que tiene unas 1355 máquinas tragamonedas y facturaba en 2013 aproximadamente 750 millones al año, según datos del libro El poder del juego, de Ramon Indart y Federico Poore.
No obstante, ninguno de estos empresarios que están formando parte de los intermediarios de Trump figura como las caras visibles en los diarios. Quienes aparecen son el grupo YY Development, que manejan Felipe Yaryura y Moisés Yellatti, y el arquitecto Bernardo Dujovne. Yaryura desarrolló una relación con el amigo de Macri y jefe de asesores presidencial, José Torello, y se lo menciona como uno de los facilitadores del llamado a Trump. No obstante, ninguno de ellos figura en los papeles del expediente. ¿Cuál es su conexión con los empresarios del juego? Quizás el tiempo nos lo dirá. No se pierda el próximo capítulo de esta apasionante novela de empresarios.
COMENTARIOS