OPINIÓN

Del helicóptero golpista a los DDHH de los vivos

Termina otra semana en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero. Además, si bien el consumo de leche se desplomó a los niveles del 2003, Argentina pasó a ser “campeón mundial” del blanqueo de capitales. Una noticia alentadora.

Sebastián Fernández

Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Además, si bien el consumo de leche se desplomó a los niveles del 2003, la Argentina pasó a ser el país “campeón mundial” del blanqueo de capitales. Una noticia alentadora.

El viernes 24 de marzo se conmemoró el Día de la Memoria. Fue la quinta movilización en este mes con una asistencia multitudinaria y una de las más importantes desde la vuelta a la democracia. Curiosamente, lo que más retuvo la atención de nuestros medios serios fueron las consignas contra el gobierno y un helicóptero de cartón que, según varios expertos en manualidades, podría ser un dispositivo golpista. Nada dijeron sobre la eventual participación del comando venezolano-iraní o del piolín ruso, pero no descartamos que formen parte del entramado golpista lanzado por Mirtha Legrand.

Algunos funcionarios y periodistas serios, grupos que es cada vez más arduo diferenciar, señalaron con indignación que la movilización se había “politizado”, un hecho sin duda asombroso teniendo en cuenta que se conmemoraba un golpe de Estado.

El ineludible Javier González Fraga denunció que “donde tengo el campo, ofrecían 500 pesos y choripanes a los que fueran a la marcha”, un comentario cuyo tono respetuoso sólo podría haber igualado el mesurado Matías Sánchez Sorondo. El presidente del Banco Nación agregó que “una pequeña parte de la sociedad está poniendo millones de dólares para pagar” las movilizaciones y protestas en las calles contra el gobierno. Es otra noticia alentadora, significa que sí hay inversores.

En todo caso, si no entendimos mal los análisis oficialistas sobre las manifestaciones de estas últimas semanas, los docentes, la CGT, las mujeres y los DDHH serían todos kirchneristas.

Pablo Avelluto explicó por su lado que "hoy tenemos también otra agenda, que tiene que ver con los Derechos Humanos de los vivos". El novedoso paradigma Avelluto de los DDHH de los vivos podría simplificar la investigación de crímenes contra la humanidad, no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo. El Tribunal Internacional para Rwanda, por ejemplo, establecido por la ONU para investigar el genocidio ocurrido en ese país, no tendría razón de ser: la mayoría de las víctimas está muerta. Lo mismo ocurriría con el Yad Vashem, el centro de investigación israelí sobre el Holocausto, que desde hace más de 60 años recopila inútilmente nombres de víctimas ya fallecidas. Los recursos así ahorrados podrían ser utilizados en causas más acordes a los nuevos tiempos señalados por el ministro.

Esperamos que el presidente haya aprovechado su reciente visita a la casa de Ana Frank, junto a la Reina Máxima, para aconsejarle que los holandeses también dejen de mirar al pasado y terminen con el curro del antinazismo.

Esteban Bullrich, que también formó parte del viaje oficial, opinó sobre Ana Frank que "ella tenía sueños y quedaron truncos, en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia". El ministro de Educación tiene razón: la joven alemana, su familia y el resto de los judíos asesinados durante la II Guerra Mundial fueron víctimas de la falta de diálogo con las Waffen-SS.

Por su parte, Juliana Awada,con su look de belleza y sus stilettos al tono (…) enamoró a los Países Bajos”. Recordamos con nostalgia cuando los stilettos de CFK eran escandalosos, así como sus lujosas carteras, siempre divisibles por AUH o sueldos mínimos. Ocurre que bajo la feroz censura K, los medios apenas podían denunciar a CFK por frívola, chorra o bipolar, mientras que ahora pueden elogiar la elegancia de la Primera Dama con total libertad.

Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.  

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