ENTREVISTA A MARIANO RECALDE

“Carrió y Lousteau se pelean por ver cuál es más macrista”

El dirigente kirchnerista sostiene que hay que ir a un armado amplio, pero cuestiona la posibilidad de incorporar al Frente Renovador. Advierte sobre el perfil de la nueva policía y sobre el traspaso del fuero laboral a la Ciudad.

Werner Pertot
El ex titular de Aerolíneas Argentinas y ex candidato a jefe de Gobierno Mariano Recalde se muestra decidido a ampliar el espacio del Frente para la Victoria, pero pone límites: plantea que el Frente Renovador y sus dirigentes no tiene lugar. ¿El motivo? El dirigente de La Cámpora advierte que no se pueden conformar listas en las que luego sus integrantes se separen y voten con el oficialismo. Y llama la atención sobre las votaciones del bloque del peronismo en la Legislatura. Sobre Martín Lousteau, señala que incluso en su renuncia se mostró de acuerdo con las políticas de Mauricio Macri. En diálogo con Nueva Ciudad, cuestiona también el perfil de la Policía de la Ciudad, tras la detención del jefe de la Policia, José Potocar.

-¿Cómo influye en el panorama porteño las postulaciones de Carrió y Lousteau?

-Para nosotros, no cambia el mapa electoral. Este año la gente va a tener que decidir sobre el modelo de país que gobierno la Argentina y la Ciudad. Y Carrió y Lousteau se pelean por ver cuál es más macrista de los dos. Representan ese mismo modelo, defienden los mismos intereses. Sus matices son disputas internas de un mismo sistema de poder. Durante el 2015 estaban juntos en una interna contra Larreta y ahora parece que la interna la van a disputar entre ellos. Ya nadie puede creer que Lousteau representa una opción progresista en la Ciudad, si no que alguien me explique qué tiene de progresista comprar armas en Estados Unidos para el gobierno de Mauricio Macri. Lo que nos toca a nosotros es conformar una fuerza política que se diferencie claramente como opositora a estas políticas y con un programa nacional, popular, democrático y con contenido latinoamericano.
 
-¿No ve diferencias entre Carrió y Lousteau?

-Cuando hablamos de las cuestiones de fondo, no hay diferencias. Son matices. Estuvieron separados, juntos, ahora otra vez separados. Tiene que ver más con sus intereses personales que con proyectos políticos o diferencias ideológicas.

-¿No les preocupa que, entre los dos, se queden con una parte importante del electorado?

-Ahí estará la tarea nuestra durante la campaña de dejar claro que ellos se pelean por los votos macristas, por los votos que defienden un proyecto neoliberal, conservador y que le gusta la represión. Y no que se confunda a Lousteau, como pasó en algún momento, con una suerte de oposición distinta que no representa de ninguna manera.

Carrió y Lousteau se pelean por ver cuál es más macrista de los dos. Representan ese mismo modelo, defienden los mismos intereses. Sus matices son disputas internas de un mismo sistema de poder.



-¿En 2015 Lousteau logró quedarse con ese voto útil opositor?

-Sin dudas. Nos cansamos de decir que eran dos versiones del mismo proyecto político. No tuvimos la fuerza suficiente para poder demostrar esto que decíamos. Los hechos y los dichos del propio Lousteau con el tiempo nos fueron dando la razón. Lousteau hoy está contentísimo con la nueva etapa que se inició en la Argentina en diciembre de 2015. Lo dijo expresamente en su carta de renuncia a la embajada a Estados Unidos, donde se deshace en elogios a Mauricio Macri.



Mariano Recalde comenzó su militancia en el Colegio Nacional de Buenos Aires, cuando consiguió ser elegido presidente del centro de estudiantes (el CENBA) en 1990 por una agrupación llamada “Eva Perón”, en la que también estaba Pablo Marchetti. En esa época, se enfrentó en las elecciones del CENBA a Bruno Screnci, que militaba en la Alianza Liberal y hoy es ministro de Gobierno porteño. Recalde se recibió de abogado en la UBA y trabajó junto a su padre Héctor Recalde. Quienes lo recuerdan del secundario, también recuerdan su sobrenombre: “Heavy”, por la música que escuchaba. Como graduado de Derecho, en 1999, formó Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Se trataba de una agrupación independiente que impuso un estilo desacartonado de hacer política, similar a Tontos pero No Tanto (TNT) en Ciencias Económicas. En 1999, Recalde participó de la iniciativa de Kilómetro 501, para no ir a votar. Con el kirchnerismo, todo eso cambiaría.

-¿Cuál es el candidato competitivo que puede ofrecer el Frente para la Victoria?

- Muchos compañeros que integran el Frente para la Victoria podrían representar nuestro espacio en las listas. Aún no estamos discutiendo nombres, estamos discutiendo un programa para que aquellos compañeros que nos representen en las listas, el día de mañana en su actividad legislativa se ajusten al programa definido entre todos y no nos vuelva a pasar, como nos sucedió en el Congreso Nacional y en la Legislatura, que entran por las listas del Frente para la Victoria y al día siguiente votan todo con el macrismo. Estamos trabajando en la construcción de esa propuesta. Las candidaturas las iremos viendo más adelante.

-¿Usted podría ser candidato?

-Yo me siento parte de esta fuerza política. Todos los compañeros que tienen una coherencia y una trayectoria y tengan ganas de representar nuestra propuesta pueden ser.

-¿Pueden ser Daniel Filmus o Juan Cabandié, que aparecieron en encuestas recientes?

-Todos. No hay proscripciones personales ni nominales (sonríe). Buscamos construir el programa primero y después ver qué compañeros y compañeras pueden llevar adelante la discusión política que tenemos que plantear en la campaña.



-¿Coincide con la intención del titular de PJ, Víctor Santa María, de ampliar el espacio a otros dirigentes como Alberto Fernández, Gustavo Vera o Claudio Lozano?

-El Frente para la Victoria siempre se caracterizó por ser una fuerza política muy amplia. Nosotros creemos que es muy importante la amplitud y en este etapa política, fundamentalmente, la amplitud con los diferentes sectores que sufren y se oponen al ajuste. Es la amplitud que tienen los docentes para pelear por la paritaria nacional, la amplitud de los científicos para pelear por el presupuesto en ciencia y tecnología, la amplitud de los trabajadores para defender sus derechos o la amplitud del movimiento de mujeres en la lucha contra la violencia machista. Nosotros tenemos que tener la amplitud necesaria para poder representar electoralmente a esos sectores pero también mucha humildad y generosidad.

-Pero, concretamente, sobre los otros sectores que le mencionaba…

-Nosotros pensamos en una unidad muy rica, pero no cualquier unidad, no juntarse a sumar votos porque sí, sino para sumar fuerza contra una política que le está haciendo mucho daño al país. Entonces, todos aquellos que defienden un proyecto de país como el que tuvimos los últimos 12 años y entienden que es el camino a recuperar, bienvenidos.

-¿Puede entrar el Frente Renovador, por ejemplo?

-Me parece que el Frente Renovador está en otro juego. El Frente Renovador se muestra como pseudo-oposición en algunos medios de comunicación, pero en los hechos cogobierna con Cambiemos. Es una herramienta indispensable para construir una mayoría legislativa que necesita Cambiemos para sacar las leyes que están sacando. Entonces, me parece que el Frente Renovador y Sergio Massa no cumplen con esas condiciones que planteaba antes.

Pensamos en una unidad muy rica, pero no cualquier unidad, no juntarse a sumar votos porque sí, sino para sumar fuerza contra una política que le está haciendo mucho daño al país.



-Ya que menciona las votaciones, ¿cómo vio en la Legislatura el desempeño del bloque peronista, que se escindió del Frente para la Victoria?

-Hubo diferencias y hubo una actitud distinta frente a algunas leyes en particular, que nosotros no votamos. El bloque mayoritario del Frente para la Victoria, que conduce Carlos Tomada, quiso mantener una coherencia que otros legisladores, por distintas razones, no aceptaron. Y terminaron haciendo un bloque aparte, como ocurrió en el Congreso de la Nación.

-¿El peronismo puede ir dividido en la Ciudad?

-Nosotros buscamos la unidad, empezando por los que pensamos más parecido. Nosotros no queríamos la división de ese bloque. Son compañeros que entraron en las listas del Frente para la Victoria y que los queríamos dentro de un bloque unificado como lo votaron los porteños. Vamos a trabajar para que los que entren ahora en la lista del Frente para la Victoria formen un mismo bloque. Por eso son importantes los ejes programáticos: para que haya claridad sobre de qué cosas no hay que apartarse. Y después veremos los nombres: quiénes se comportaron con más coherencia y quienes fueron más flojos en ese sentido.

- ¿Cómo evalúa al electorado porteño en relación al kirchnerismo?

-La gran mayoría de los porteños tiene una posición progresista frente a los grandes temas. Piensan más parecido a lo que nosotros representamos que a una posición como la que hoy tienen los que gobiernan. Hablo de la gran mayoría: después hay una porción con posiciones muy conservadoras y que están muy contentos con el Gobierno actual. Pero yo creo que a gran parte se los puede convencer y que es un desafío nuestros persuadirlos. La mayoría está a favor de la educación pública, de la salud pública, de la integración latinoamericana, de seguir avanzando en la ampliación de derechos, con el matrimonio igualitario. Todas cosas en las que el PRO votó en contra.

-Entonces, ¿por qué ellos ganaron y ustedes perdieron en la Ciudad?

-Tal vez por dificultades propias, por el contexto nacional, por la presencia en esta Ciudad de los grupos más concentrados de comunicación, no pudimos transmitir debidamente nuestra propuesta. Y la gente entendía que el PRO, en lugar de representar un proyecto antagónico con esas ideas progresistas, era una especie de nueva idea de mantener todo lo progresista que existía y avanzar en las formas de una manera más dialoguista y abierta. Hoy, en la realidad, representa todo lo contrario. Por eso, tenemos mucha confianza en el electorado porteño que, en la última elección de la Ciudad de Buenos Aires, quedó 50 y 50 con Rodríguez Larreta. Casi pierden la elección.

-El resto de las derrotas de 2015, ¿les permitió una autocrítica que les sirva para este año?

-Por supuesto, tuvimos mucho debate interno y mucha autocrítica respecto de algunas decisiones que tomamos y, puntualmente, de algunas compañías que tuvimos. Estamos mejor y creo que vamos preparando una propuesta mejor. El kirchnerismo fue mejorando año tras año. Esa renovación interna fue lo que también produjo algunos alejamientos de gente que no estaba convencida. Después de cada derrota, se quedan los más convencidos, los que están por una idea y no por un cargo.



En 2007 Recalde padre e hijo desbarataron un intento de coimearlos por parte de la Cámara de Empresas de Servicios de Vales Alimenticios. El escándalo derivó en el fin del sistema de vales alimentarios y de restaurante. Durante los años del kirchnerismo, fue director de Aerolíneas Argentinas y candidato a jefe de Gobierno. Su trabajo en la empresa estatal, según recuerda Recalde, le quito horas con sus tres hijos. La mayor llegó a dibujar a su familia en la escuela sin él: “¿Y papá?”, le preguntaron. “Trabajando”, contestó. “Bueno, ahora me dibuja”, comenta Recalde, que volvió a trabajar de abogado. El alejarse de la actividad pública le permitió recuperar algo de tiempo de ocio: ahora hace yoga y va a nadar seguido.

-¿Qué implica la detención del jefe de la Policía de la Ciudad, José Potocar?

-La Policía de la Ciudad estaba prevista con una ley de seguridad que promovía una policía democrática y con una cabeza civil, y en lugar de esto pusieron a este comisario que ahora tiene estas complicaciones. No conozco la causa y no me gusta guiarme por lo que dicen los medios y mucho menos por lo que dice el fiscal Campagnoli. La Policía de la Ciudad, o por una decisión de la conducción política o por una falta de conducción, hoy está haciendo desastres.

-¿Cómo cuales?

-En lugar de perseguir a quienes afectan la seguridad de los vecinos, persigue a los vendedores ambulantes, a los manteros, a los inmigrantes que vienen a vender cosas e incluso el otro día nos enteramos por un video de la detención de un chico que vendía pañuelos de papel. ¿Qué daño le hace a la sociedad un chico que se las rebusca vendiendo pañuelitos de papel en el subte? A eso se está dedicando la policía, cuando no reprime murgas, cuando no sale a cazar (y no es una metáfora) a mujeres que se habían manifestado el 8 de marzo. Estamos asistiendo de manera cada vez más frecuente y horrorosa a una Policía de la Ciudad que pareciera tener como función principal reprimir la protesta social y las consecuencias del neoliberalismo. La venta ambulante es una de las consecuencias del neoliberalismo. Y lo vimos también con los docentes.

-Tras la represión a los docentes, desde el Gobierno porteño argumentaron que no tenían permiso para instalar la Escuela Itinerante y que se podría caer algún caño…

-La verdad: se le caen todo el tiempo obras en construcción, se le caen juegos de las plazas... Lo que había no era ni una cuestión de seguridad ni de permisos administrativos, lo que había era una decisión política de no permitir una protesta y que no se visibilice lo que los docentes están planteando de manera muy clara: hay un ajuste en todos los aspectos del presupuesto que tienen que ver con la gente y un despilfarro para beneficiar a las grandes empresas, a las amigas, cuando no a las propias de los funcionarios del Gobierno.

-¿Y por qué piensa que finalmente autorizaron la Escuela Itinerante?

-Porque fue un escándalo y no había argumentos para prohibir la manifestación en una plaza. Porque aparecieron los videos de cuando Macri puso una carpa en esa misma plaza, cuando se podía expresa uno libremente en la Argentina, en medio de la “dictadura K”.

-¿Tiene solución el conflicto docente en la Ciudad?

-Por supuesto, pero la primera condición es que haya diálogo. Es algo con lo que se llenaron la boca como candidatos, pero en la práctica lo que vemos es el diálogo de los palos, las balas, la agresión mediática, la difamación a través de los trolls. Ese “dialogo” no construye. Y la segunda condición es que pongan un esfuerzo. No hicieron ningún esfuerzo por resolver el problema. Le piden esfuerzo a la gente, a los que no llegan a fin de mes. Con Néstor Kirchner, en 2003 el primer esfuerzo lo puso él para resolver un conflicto docente en Entre Ríos. Tiene que haber una decisión política de querer resolver. Hoy quieren continuar con el enfrentamiento.

-¿Por qué?

-No sé si es para cuidar esa parte del gasto público –que para nosotros es inversión- que ellos quieren reducir. O si es alguna especulación electoral, que le suma conocimiento. Pero lo cierto es que el Gobierno no quiere resolver el conflicto. Quiere mantenerlo. Este Gobierno no resuelve los problemas de la gente. Sí resuelven rápidamente a favor de los fondos buitres, de las empresas eléctricas, a las mineras y a los agroexportadores.



-Desde el Gobierno de Larreta señalan que los docentes no entienden que también tiene que haber plata para los hospitales públicos o para Desarrollo Social…

-El problema es que no atienden los hospitales públicos, aumentan los impuestos y siguen endeudando a la Ciudad, siguen vendiendo tierras de la Ciudad y no urbanizan las villas.

-Larreta anunció que las va a urbanizar y mostró una serie de obras. ¿A qué se debe el cambio con respecto a Macri?

-No sé si hay tanto cambio. También dijeron, en su momento, que urbanizaron Los Piletones. O que iban a hacer 10 kilómetros de subte por año. Anunciaron tantas cosas que nunca llegan. Si uno revisa la historia, ya existían leyes que ordenaban la urbanización. Por ahora, hay mucho anuncio y no vemos un solo ladrillo puesto a resolver los problemas de esos barrios.

-¿Cómo ve el traspaso de la Justicia a la Ciudad?

- La Constitución es clara, pero la forma en la que se está implementando genera resistencias. Consideramos que así no debe realizarse el traspaso de la Justicia, sino atendiendo a los problemas de los trabajadores, de los jueces. Y no me refiero solo a los trabajadores del Poder Judicial, sino también a los trabajadores en general porque se quiere transferir el fuero laboral. Y Macri ha dicho que quiere modificar la jurisprudencia de ese fuero, que le disgusta mucho, porque protege al trabajador. Se busca cambiar la Justicia laboral por una Justicia empresarial. Si el traspaso es para flexibilizar a los trabajadores, van a tener más resistencia, no sólo del Poder Judicial.

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