- Comunas
- 31.05.2017
COMUNA 14
Piden mejorar y organizar el circuito aeróbico del Rosedal de Palermo
En el Rosedal de Palermo confluyen corredores, patinadores, ciclistas y vecinos que caminan o pasean a sus perros. Grupos de running reclaman sendas separadas, que se unifique el sentido de giro y más iluminación.
El circuito aeróbico alrededor del lago del Rosedal de Palermo tiene 1600 metros en donde se mezclan, todos los días después de las 18 horas, corredores, patinadores, ciclistas y vecinos que caminan o pasean a sus perros. En esta época del año no hay tanta gente como en primavera y verano, cuando se producen más roces y codazos, principalmente con los que andan en rollers a toda velocidad por la senda aeróbica. Al intentar eludir a otros, aumenta el riesgo de caídas para todos.
Ante el habitual descontrol registrado al caer la tarde, una decena de equipos de running se pusieron de acuerdo para correr en sentido contrario a las agujas del reloj a modo de prevención. Piden que el Gobierno de la Ciudad organice el circuito y mejore la señalización.
"Pedimos armar otro anillo alrededor del actual, sin restar lugar al estacionamiento vehicular, para los que se entrenan sobre ruedas. Y que los que vamos en zapatillas quedemos en el anillo interno, pero todos girando en un único sentido antihorario, como ocurre en el circuito del KDT y en otros lugares públicos en el resto del mundo destinados a la actividad física", explica a La Nación el médico Alejandro Andersson. "Por convención, quienes van más lento lo hacen por afuera y los que van más rápido, por adentro. Hay que poner señalización horizontal con flechas que indiquen el sentido y cartelería que ordene el uso."
La Gerencia Operativa del Parque Tres de Febrero, que depende del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, diseñó un proyecto de reordenamiento del perímetro, que prevé separar en dos sentidos de circulación a todos los usuarios del parque. "Mucha gente va, pero no a entrenarse. Va a pasear o a hacer actividad física diferente de correr. Los cambios también tienen que tenerla en cuenta. No deja de ser un lugar público, de recreación", indica a La Nación Martín Cantera, responsable del pulmón verde de 370 hectáreas.
El horario más complicado es entre las 18 y las 20.30 horas, cuando confluyen quienes van a caminar, pasear al perro, trotar, andar en bici o en patines después de trabajar. A esa hora, al recorrer los 1600 metros de las avenidas Infanta Isabel, Montt e Iraola, también se hace evidente la falta de iluminación, de servicios de seguridad y de señalización con pintura tanto de la acera como de los lomos de burro, por lo que suele haber tropiezos.
"Es una vuelta que nos resulta muy cómoda a los corredores. Antes éramos menos. En los últimos años el running creció muchísimo. Me preocupa y me ocupa prevenir accidentes. Lo más seguro sería que los caminantes y los corredores fueran por un carril y los ciclistas y los que patinan, por otro. Dar la vuelta en el mismo sentido evitará roces y choques frontales que se dan cada tanto, pero que algún día pueden ser graves. Hoy te la pasás esquivando a los que vienen a contramano", dice Andersson.
En el circuito las voces coinciden con su iniciativa: avanzar sobre un carril para los automóviles para sumar un segundo anillo para bicicletas, rollers y patinetas. "Esto requiere construir un nuevo cordón por fuera del actual, separado unos tres metros, incorporar señalización horizontal fluorescente con flechas que direccionen a la gente en sentido antihorario, dividir por carriles los dos anillos, marcar la vuelta de 1600 metros cada 100 metros y colocar alguna señalización vertical, también fluorescente, para que no pase inadvertida. No se trata de ninguna gran inversión monetaria", precisa Andersson.
Marcelo Isnardi, Fabián Zuppo y Ana Paula Fortes se entrenan con el Team-D, el grupo para diabéticos, coinciden no sólo con la propuesta de reordenar el circuito, sino que reclaman iluminación, seguridad y mejor mantenimiento del lugar. "Esto se diagramó para menos gente. Ahora es necesario rediseñarlo. Que sean dos pistas, una exclusiva para los que van sobre ruedas. Muchos de los que vienen con rollers andan muy fuerte. Siempre hay roces", dice Isnardi a La Nación.
Fortes enseguida suma otros obstáculos que hay que evitar, como los cochecitos para bebes los fines de semana o las correas extensibles de los perros, y la inseguridad. "Hay muchos robos. Es necesario que haya más seguridad", precisa.
El proyecto oficial tiene algunos puntos en común con lo solicitado. Incluye un perímetro 100% peatonal, con carriles de doble circulación con puntos para cambiar de dirección, y el retiro de los automóviles con estacionamiento a 90 grados en las calles de acceso al parque. "Los circuitos estarán diferenciados para corredores, quienes van a pasear y quienes van a hacer actividad física con ruedas, con una plazoleta central para separar los sentidos de circulación y aumentar la iluminación", anticipa Cantera. No obstante, los cambios sólo se concretarán el año próximo, pues las partidas correspondientes se incluirán en el presupuesto para 2018.
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