- Opinion
- 01.10.2017
EL JEFE DE GOBIERNO Y LA CANDIDATA
Problemas en el paraíso
El 50 por ciento de Elisa Carrió plantea un problema para Larreta, dado que podría disputarle el cargo de jefe de Gobierno. Lilita tuvo una conversación sobre el tema con el mandatario porteño.
Lo dijimos apenas ocurrió: el 50,13 por ciento que obtuvo Carrió en las PASO (y que apunta a superar en octubre) es para Larreta una bendición y una maldición a la vez. Lo primero es fácil de explicar: Larreta se posiciona con ese resultado para ir por la reelección en 2019 y, más importante, comienza a vislumbrar el eclipse de un adversario que puso en riesgo su victoria en 2015, cuando lo dejó a tres puntos de perder en el ballotage. Me refiero, como es obvio, a Martín Lousteau. En un escenario ideal de los macristas, Lousteau debería en octubre perder prácticamente todos sus votos hasta quedar reducido a la más mínima expresión. Ese es el plan: polarizar y polarizar con el kirchnerismo hasta que el 50 de Carrió y el 13 de Lousteau termine más cerca de un 60/3. Sueños macristas, que habrá que ver si se cumplen. Pero a eso apuntan, a morder más votos de su adversario.
Para Larreta el 50,13 por ciento de Carrió también puede representar una maldición. Si Carrió decidiera presentarse en las PASO en 2019 y disputarle la jefatura de Gobierno, estaría en serios problemas. No obstante, en el entorno de Lilita aseguran que no hará nada parecido.
No hay duda de que para el candidato de Evolución la situación es difícil: en las próximas semanas, Lousteau buscará acrecentar su perfil antikirchnerista (o distanciado del kirchnerismo, dado que es un candidato que cuestiona la polarización K/antiK) para no perder votos e, incluso, intentar recuperar algunos de los que perdió en las PASO a manos de Carrió. Su principal objetivo es no quedar tercero, un lugar incómodo al que lo empujó Daniel Filmus. En su equipo de campaña, estiman que no podrá sumar votos del espacio kirchnerista, pero sí de otros sectores. De allí que el primer spot de Lousteau lo muestre en su conocida pelea con Guillermo Moreno, con signo de degüello incluído y todo. Para dolor de cabeza de Larreta, Lousteau no está acabado.
Pero decíamos que para Larreta el 50,13 por ciento de Carrió también puede representar una maldición. Si Carrió decidiera presentarse en las PASO en 2019 y disputarle la jefatura de Gobierno, estaría en serios problemas. No obstante, en el entorno de Lilita aseguran que no hará nada parecido. De hecho, se lo dijo de frente a Larreta: a ella no le interesa la jefatura de Gobierno. “No hay ningún tipo de recelo entre ellos –señaló un dirigente que los conoce bien- Ella, de hecho, lo elogia en público. Hay muy buen clima de trabajo en las reuniones de campaña, a las que asisten además de ellos dos Diego (Santilli) y Maxi (Ferraro)”. Se trata de los dos jefes de campaña. Hay otra persona que asiste a esas reuniones: Santiago Nieto, el eterno socio de Jaime Durán Barba (y coautor de sus libros). Va él, porque a Durán Barba Carrió no lo puede ni ver.
Habrá que ver cómo continúa el bloque de Carrió en la Legislatura porteña ahora que se unificó con el PRO: ¿votarán aquellos proyectos de ley que tienen detrás negocios inmobiliarios de grandes empresarios como IRSA? ¿O se diferenciarán?
De hecho, el consultor ecuatoriano tuvo hace poco un encontronazo con una de las lugartenientes de Carrió, Maricel Etchecoin Moro. Ella le señaló a Durán Barba que en los spots de Cambiemos apenas aparecía Lilita (la reemplazaron por otra candidata de Santa Fe). "Le quiero decir a Jaime que Cambiemos no es sólo amarillo. Está la UCR, está la Coalición Cívica", se plantó la secretaria general de la Coalición Cívica-ARI, luego de que el consultor dijera que la victoria era del equipo de Cambiemos.
Que Carrió no esté pensando en competir por un cargo ejecutivo en la Ciudad no quiere decir que no haya cambiado su nivel de importancia en el sistema político porteño luego del 50 por ciento que obtuvo en las PASO. “Seguramente tendrá que ser más tenida en cuenta por Larreta. Es natural después de este resultado”, indicaban en su entorno. Nadie sabe cómo se instrumentará eso en los hechos ni si Carrió podrá utilizar en la Ciudad la herramienta que más disfruta: su poder de veto de aquellas decisiones que considera reñidas con la ética. También habrá que ver cómo continúa su bloque en la Legislatura porteña ahora que se unificó con el PRO: ¿votarán aquellos proyectos de ley que tienen detrás negocios inmobiliarios de grandes empresarios como IRSA? ¿O se diferenciarán?
Otra duda es qué lugar buscará tener Carrió en 2019: si queda claro que no le interesa un destino municipal, no es tan seguro que no esté interesada en postularse para algún otro cargo nacional (no olvidemos: fue ya candidata a presidenta en forma ininterrumpida desde 2003). Por lo pronto, la dirigente ya logró que su campaña se divida entre la Ciudad y lo Nacional. De hecho, destina igual cantidad de días de la semana a la campaña porteña que a viajar por el país apoyando a sus candidatos dentro de la alianza Cambiemos. Un dato que deja en claro que ella seguirá siendo una dirigente que talle en lo nacional, más allá de que en la Ciudad arrasó como pocas veces.
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