- Opinion
- 26.11.2017
REFORMA EDUCATIVA
Otra lucha de clases
El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, volvió a abrir un frente de conflicto con los docentes al anunciar que disolverá los 29 profesorados para crear una universidad. La persistencia de Secundarias del Futuro, luego de las tomas. Una encuesta capciosa, con fondos públicos.
Desde aquel discurso inaugural, cuando Mauricio Macri ganó la jefatura de Gobierno y se quejó de que los maestros eran vagos y tenían demasiadas vacaciones, los docentes han sido uno de los blancos preferidos de la gestión PRO. No obstante, tras unos primeros años conflictivos, Esteban Bullrich llegó al Ministerio de Educación porteño con la misión de apaciguar los ánimos con los gremios. Durante toda su gestión –y el primer año de la de Soledad Acuña, su sucesora- no hubo huelgas docentes porteñas, pese a que el macrismo siguió impulsando medidas resistidas por los sindicatos, como la reducción de las juntas de evaluación docente que fue votada por la Legislatura.
Este año, esa paz parece haberse terminado. Primero fue la paritaria, un conflicto que transcurrió en paralelo con la bonaerense, con la diferencia de que María Eugenia Vidal no cerró la paritaria por decreto y Larreta, sí. Dio un aumento el 18 por ciento en dos cuotas, y a otra cosa. Vidal, en cambio, cerró un 27,4 por ciento. El resultado de esto fue un extenso conflicto y una paritaria que, en los hechos, nunca cerró realmente por consenso.
El Gobierno porteño continuará con el proyecto de Secundarias del Futuro, cuyo punto más polémico es que los estudiantes trabajarán parte de quinto año para empresas. Según detalló Acuña, será gratis porque “irán a aprender”.
Cuando parecía estarse apaciguando el conflicto docente, el Gobierno porteño abrió uno nuevo con los estudiantes, al filtrase un borrador del proyecto de Secundarias del Futuro que indicaba que iban a tener que pasar la mitad de quinto año trabajando gratis en empresas. Luego hubo una serie extensa de correcciones y desmentidas de ese primer texto, mientras crecía el número de escuelas tomadas. ¿El motivo? Nuevamente, nadie les creía. La ministra de Educación se negó durante unas extensas semanas a dialogar por los estudiantes y sólo lo hizo cuando hubo una intimación judicial. Los alumnos, de todas formas, denunciaron que fue un diálogo solo en las formas, dado que nunca dieron marcha atrás con el proyecto de las pasantías. De hecho, formó parte de la presentación la semana pasada que encabezó el jefe de Gobierno, escoltado por su ministra de Educación y el ministro de Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, un viejo conocido de los gremios docentes porteños.
Cuando se levantaron las tomas de secundarios, parecía que ya habíamos tenido nuestra cuota de conflictos docentes de este año. Pero no. Este nuevo anuncio de Larreta abre un conflicto con los docentes, a los que se podrían sumar las madres y padres que están reclamando por las 12 mil vacantes que faltan en el sistema educativo porteño.
¿Qué fue lo que anunció, entonces, Larreta esta semana? El “Plan de Transformación Educativa para los próximos 100 años”. Un nombre pomposo que, en esencia, consiste en que continuará con el proyecto de Secundarias del Futuro, cuyo punto más polémico es que los estudiantes trabajarán parte de quinto año para empresas. Según detalló Acuña, será gratis porque “irán a aprender”. Quienes recordamos las pasantías de los noventa, sabemos de qué se trata. Pero a este punto se le sumó otra iniciativa que generó revuelo: la creación de una universidad docente.
En este punto, los gremios docentes indicaron que no rechazarían esa idea si no viniera acompañada por la disolución de los 29 profesorados de formación docente.
En el medio de la presentación, Larreta afirmó que “la inversión en educación en la Ciudad de Buenos Aires aumentó 16 por ciento en términos reales y el salario docente un 25 por ciento en términos reales”. En rigor, la participación en el presupuesto de la partida de educación viene a la baja y continuará bajando el año próximo, como ya contamos aquí.
Además, el Gobierno impulsa la creación de una universidad docente. Los gremios indicaron que no rechazarían esa idea si no viniera acompañada por la disolución de los 29 profesorados de formación docente.
Una de las preguntas que generan la presentación es cómo harán la actualización tecnológica que prometieron en el anuncio si la partida destinada a la entrega de netbooks y tablets (Plan Sarmiento) sufre un recorte el año próximo de 400 millones de pesos. También anunciaron una “inversión muy grande en infraestructura”, un discurso que una vez más se da de frente contra los números del año próximo, en los que el dinero destinado a la infraestructura escolar cae un 15 por ciento. No parece haber correlato sobre lo que se puede ver en el Presupuesto 2018 y estos anuncios.
No obstante, la forma en la que se anunció esto y las acciones de propaganda que le siguieron dicen mucho sobre lo que la gestión PRO entiende por “participación”. Los gremios docentes cuestionaron de entrada la reforma educativa y advirtieron que es unilateral e inconsulta: no hubo instancias de discusión previa que llevaran a la elaboración de este proyecto. No obstante, el Gobierno porteño utilizó sus cuentas oficiales –promocionadas con dinero público- para hacer una encuesta con una única pregunta: “¿Estás de acuerdo con que la carrera docente pase de ser terciaria a universitaria?”. Ya se están presentando pedidos de información pública para saber cuánto dinero le destinó el Gobierno porteño a esa pregunta, que los sindicalistas docentes tildaron de capciosa. Los resultados, por supuesto, serán presentados como un arrollador apoyo al anuncio de Larreta.
Mañana, en tanto, UTE-CTERA y otros gremios comenzarán a delinear un plan de acción, que no excluye paros para rechazar la reforma educativa. Habrá un plenario de delegados en el cual también discutirán el avance que planea el Gobierno nacional sobre las jubilaciones docentes, a las que Macri considera “jubilaciones de privilegio”. Queda claro que el PRO está decidido a pelear la guerra contra los docentes hasta el final.
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