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Hacia la escuela-galpón: pese a las quejas de vecinos, demolieron un emblemático colegio en la Villa 31

Las topadoras arrasaron con el edificio que nucleaba una escuela inicial, una primaria y una media. Pese a las quejas de padres y docentes, avaladas por la Justicia, el Gobierno de la Ciudad avanzó con su plan. El mensaje del colectivo La Poderosa.

A un mes del inicio de clases y luego de que la Justicia les diera la razón a los vecinos, el Gobierno de la Ciudad finalmente demolió la emblemática escuela conocida como “La Banderita” y se prepara para trasladar a los alumnos a una escuela-galpón.

El edificio fue demolido con topadoras, a fines de enero. “Al edificio de las escuelas Inicial Nº 5, Primaria Nº 25 (‘Bandera Argentina’) y Media Nº 6 (‘Padre Carlos Mugica’), que en nuestro barrio, la villa 31, se conoce como la ‘La Banderita’, asisten más de 1000 pibes que son, casi en su totalidad, hijos e hijas de nuestros vecinos. Hasta hace apenas unos días, se encontraba ubicado a metros de la Terminal de Ómnibus. Hoy, sólo quedan los escombros de un establecimiento demolido”. Así comienza el texto que el colectivo La Poderosa publicó tras la demolición.

Demolición de La Banderita, en la Villa 31


“Es sólo un año de incomodidad”, fue la respuesta de Diego Fernández, a cargo de la Secretaría de Integración Social, ante los reclamos de padres y docentes preocupados por el traslado de los chicos a un espacio que no cumple las condiciones para ser escuela. En tanto que Andrea Bruzo, Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa, dijo: “Un año que 100 chicos no vayan al jardín, qué va a pasar”.

“Se estima que al menos 120 chicos y chicas perderían sus vacantes este año. Se propone un ‘colegio’ sin espacio al aire libre ni comedor, con aulas hechas de Durlock. Y se sabe que las madres no contarán con lactarios que permitan atender la demanda. Ese es el panorama educativo que el GCBA deja para el barrio a un mes del inicio de las clases”, advirtió el colectivo La Poderosa, a través de una nota publicada hoy.

“No bastaron los numerosos reclamos que la comunidad educativa realizó durante 2017: pedidos formales de reunión, abrazos simbólicos a la escuela, una radio abierta e incluso padres encadenados. ‘¡Sí al Polo! ¡No al galpón!’ era la consigna enarbolada por la comunidad, que simplemente reclamaba que se considerara la propuesta presentada en 2016 por la Mesa de Trabajo del Polo Educativo ‘Padre Carlos Mugica’, que incluía la creación de un centro de deportes, un centro cultural, un centro de salud, un auditorio para la orquesta infantil y una pileta de natación, e implicaba la demolición en etapas de las instalaciones existentes”, señala el texto, a días de que se haya concretado la cuestionada demolición.

Y continúa: “No bastaron los reclamos porque no fueron oídos ni por la ministra de educación Soledad Acuña ni por ninguno de los funcionarios responsables del área educativa. El GCBA mantuvo, en cambio, una línea clara de acciones, sorda a los reclamos: anunció primero la mudanza a través de los diarios, ignoró los reclamos después, forzó la mudanza en diciembre, no sin prescindir de los móviles policiales, y demolió finalmente las instalaciones, a pesar del amparo presentado en diciembre por un grupo de madres de alumnos”.

“Las escuelas Inicial y Primaria se mudarán entonces a un galpón viejo, oscuro y poco ventilado que pertenece a Dietrich S.A., de la familia del ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y que se encuentra ubicado en el sector del barrio conocido como ‘Correo Viejo’, a unas 20 cuadras de la ubicación previa de ‘La Banderita’. Las obras apenas han comenzado; el costo del alquiler de los mismos asciende a $552.000 durante el primer año. Tampoco son ‘austeras’ las aulas modulares construidas para el traslado provisorio de la Escuela Media (¡en el mismo predio en que fue demolido el anterior edificio!): $12.000.000 desembolsará el GCBA, por obras que tampoco están terminadas”.
 
“Las declaraciones de los funcionarios hablan por sí solas. ‘Es sólo un año de incomodidad’, dijo Diego Fernández, a cargo de la Secretaría de Integración Social y Urbana que tiene la responsabilidad de urbanizar el barrio. Más sincera y más cínica fue Andrea Bruzo, Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa, cuando dijo: ‘Un año que 100 chicos no vayan al jardín, qué va a pasar’. Se estima que al menos 120 chicos y chicas perderían sus vacantes este año. Se propone un ‘colegio’ sin espacio al aire libre ni comedor, con aulas hechas de Durlock. Y se sabe que las madres no contarán con lactarios que permitan atender la demanda. Ese es el panorama educativo que el GCBA deja para el barrio a un mes del inicio de las clases”.

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