PATRIMONIO HISTÓRICO

Vecinos intentan salvar los 175 buzones de la Ciudad

Rescatando Buzones es una asociación que se interesa en salvar y preservar los buzones rojos que todavía existen en los barrios de la Ciudad.


En la mayoría de las esquinas porteñas los buzones rojos desaparecieron sin dejar huellas, y las pocas que los conservan lo hacen, por lo general, en malas condiciones: vandalizados, despintados, descascarados y hasta repletos de basura. Así es como un grupo de vecinos armaron Rescatando Buzones, una asociación que se interesa desde 2014 por preservarlos del olvido, la desidia y la pérdida de identidad porteña.
 
"Los buzones son mojones o hitos en medio de Buenos Aires. La mayoría están ahí desde hace casi un siglo o incluso más, es decir, antes que casi todos nosotros. Son referencias en la gente mayor de cartas a familiares que vivían lejos, amores, punto de encuentro", describe a La Nación Matías Profeta, creador de Rescatando Buzones.
 
Según cifras del Correo Argentino, actualmente hay en el país 1400 buzones. En la Capital Federal, sólo 175 permanecen en pie (llegaron a contabilizarse alrededor de 1450) y apenas 20 en uso. En el organismo reconocen que el grueso de los vecinos ya no los utiliza como antes, hace más de tres décadas se recogía un promedio de 400 cartas diarias cuando ahora ni siquiera llegan a 10, pero aclaran que el recorrido de los carteros se mantiene todavía vigente porque existe un porcentaje mínimo de envíos y porque gozan de un valor que no conoce de dinero ni de cifras, sino de historia.
 
Con pintura, mapas y algunos mates Matías y el resto de estos guardianes recorren las calles de la Ciudad en busca de ejemplares dañados para rescatarlos del olvido. La actividad es a pulmón, con fondos propios, convencidos de que su misión logrará sortear el vacío legal que enfrentan los buzones por no estar protegidos desde la normativa.
 
"Buscamos aportar soluciones y no quedarnos en la denuncia o en la queja por su desprotección, sino en acciones positivas, por eso somos bien recibidos en los barrios. La mayoría de los vecinos se entusiasma con la iniciativa porque hay muchos que tenían ganas y no se animaban", comenta Matías al describir cómo trabajan y el impacto de su tarea en las comunidades. Y especifica que algunas Sedes Comunales empezaron a recibir reclamos por su estado, ya sea para pintarlos o reponerlos cuando alguno es retirado.
 
El efecto contagio se refleja además en las actividades que promueven los propios vecinos, movidos por la misma causa. Luz Vincenot, de Caballito, quien junto a otros habitantes del barrio se puso al hombro la restauración del buzón ubicado en Doblas y Rosario, y asumió el costo de un soldador que reparó la puerta y las bisagras antiguas.
 
Lidia López recorrió Buenos Aires en auto, geolocalizó unos 50 buzones para volcarlos en un mapa y poder hacer un seguimiento más exhaustivo en el tiempo, y logró, reclamo tras reclamo, restituir el ejemplar de Las Heras y Salguero, en Palermo.
 
Desde Correo Argentino confirmaron que junto al Gobierno porteño trabajan en equipo para poner en valor un conjunto de ejemplares, sobre todo, aquellos ubicados en zonas de preservación histórica, como Avenida de Mayo o parte de la avenida Callao. En una segunda etapa, se prevé continuar con este proceso y ampliar el área de cobertura.
 
Es que más allá de la función postal que cubrieron en otra época, estas reliquias rojas aportan un sentido de identidad y pertenencia irremplazables en puntos emblemáticos de la Ciudad. Es el caso del buzón de Sanabria al 3200, donde parroquianos del Café Notable de García, en Villa Devoto, se manifestaron cuando lo quitaron y lograron que fuera restablecido y el de Centenera y Tabaré, en Nueva Pompeya, cuyo arrebato obligó al dueño del Museo Manoblanca, Gregorio Plotnicki, a enviar una carta a las autoridades para pedir que regresara.
 
Desde las redes sociales y plataformas digitales se potencia este intenso trabajo, Mariano Juárez desde 2016 recopila fotografías desde @BuzonesdeBuenos Aires, en Instagram, para conferirles de una visibilidad de la que muchas veces carecen e intenta salvarlos del peligro de desaparecer.
 
Movido por los recuerdos de su infancia y su pasión por la cámara, lleva capturados más de 120 ejemplares porteños, varios de los cuales fueron vandalizados, restaurados o retirados en medio del avance de obras inmobiliarias. Sin embargo, resiste apoyado por la gente que se entusiasmó con la idea y que bajo los hashtags #proyectobuzon y #buzonesdebuenosaires comparte imágenes, y rodeado de todo tipo de anécdotas que fortalecen su pequeño aporte.
 
"Creo que los buzones son tan porteños como el fileteado y los adoquines de San Telmo. Espero que con las fotos que publico día a día pueda preservar el recuerdo antes de que desaparezcan por completo", concluye a La Nación Juárez.


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