LA GRAN BARATA II

La manzana de Suar

Esta semana avanzó otra de las ventas de terrenos públicos que el PRO venía buscando privatizar hace cinco años. Se trata del predio ferial El Dorrego, que sería entregado en buena parte a la productora de Adrián Suar. El macrismo usó un reclamo de los vecinos como excusa para lograr la venta.

Werner Pertot


No es la primera vez (ni siquiera la décima) que el macrismo vende terrenos públicos a un privado y lo hace pretextando algún fin noble. Había pasado, en los comienzos de su gestión porteña, con la venta de los terrenos de Catalinas Norte, que iban a ser usados para mejorar la infraestructura escolar (después se supo que recortaron el presupuesto y usaron ese dinero para tapar el bache). Y ahora ocurre con la venta del predio conocido como El Dorrego, que se aprobó la semana pasada en la Legislatura en primera lectura. El macrismo anunció que con parte del dinero de la venta se financiará la construcción de la Plaza Clemente, que reclaman los vecinos de Colegiales. Tanto el colectivo de vecinos como los comuneros hablaron lisa y llanamente de extorsión.

Sería interminable repasar la innumerable cantidad de ventas y concesiones a privados que el PRO impulsó en la última década, desde la venta de esos primeros terrenos de Catalinas Norte, pasando por la polémica en torno al Tiro Federal, entre las más recordadas (sobre las concesiones, por acá hicimos un informe especial).

Hace dos años, advertimos también sobre un intento del PRO por ahorrarse esas molestas sesiones en la Legislatura en las que debe conseguir opositores bien dispuestos a levantar la mano para aprobar otra privatización más. En lugar de eso, habían ideado al comienzo del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta una Agencia de Bienes, una suerte de inmobiliaria estatal que dispondría de las ventas ya sin control legislativo. Lograron crear la Agencia, pero no consiguieron esto último: las ventas deben todavía pasar por la aprobación parlamentaria. No importa: los macristas siempre encuentran legisladores bien dispuestos a respaldar las ventas.

En el caso del predio de El Dorrego, el intento de venderlo y beneficiar a Adrián Suar, cuya cercanía con el macrismo no se le escapa a nadie, comenzó en 2013. En ese momento, no consiguieron juntar los votos, por lo que intentaron saltearse algunos mecanismos parlamentarios, como el que establece que este tipo de leyes son de doble lectura (dos votaciones con dos tercios de los legisladores y, en el medio, una audiencia pública). Para ese primer intento de vender el terreno, el macrismo sumó otra medida escandalosa, que relaté en su momento: le recortó tres millones de pesos al programa de Intervención Social en Villas para refaccionar el predio que luego tenía pensado venderle a Suar. Por si no se entendió: le recortó dinero destinado a las villas para mejorarle el lugar que iba a privatizar, así no tenía que poner la plata él. La pagamos todos.

En 2013, no obstante la ley no pasó. En 2015 volvieron a la carga. En ese momento, sostuvieron que una parte del dinero iba a ser utilizado para financiar el Centro Metropolitano Audiovisual, una iniciativa que Suar le había propuesto a Macri cuando era jefe de Gobierno. Como contraprestación, la Ciudad recibiría un sector de oficinas, 25 cocheras y un parque lineal a construir dentro del predio.

“Plantean ventas de terrenos de la ciudad, que no son destinados a construcción de vivienda en el marco de la crisis habitacional. En cambio, habilitan grandes negocios para los mismos empresarios amigos de siempre”, señalaba en ese momento la legisladora Paula Penacca. En ese entonces, otro de los férreos opositores a esta iniciativa fue el legislador del PSA Adrián Camps, quien recordó que la Comuna había definido en 2011 que la voluntad de los vecinos era que en ese lugar hubiera un espacio verde público. Claro que nada de eso importó: intentaron avanzar con el proyecto sin tratarlo como una ley de doble lectura y fracasaron nuevamente en 2015.

No se pudo en 2013. Tampoco en 2015. No hay problema: con el caudal de legisladores que consiguió el PRO el año pasado, a lo que se sumaron los de la Coalición Cívica (y, dentro de poco, los de Martín Lousteau) ya no hay ley que se le resista. Ahora se vienen las ventas en serio. Si quieren una prueba, la tienen la semana pasada: este proyecto resistido por cinco años fue aprobado en primera lectura con 40 votos por los macristas junto a los legisladores de Carrió y de Lousteau. Técnicamente, una vez que se apruebe irá a una subasta pública pero, como indicó Camps hace tres años, el proyecto tiene nombre y apellido. “Le quieren donar una manzana de la ciudad a Adrián Suar”, remarcó en su momento Camps. Quien lo gane podrá edificar el equivalente a 35 mil metros cuadrados, de los que cinco mil serán para una actividad audiovisual.

En este último intento, el negocio inmobiliario fue incluido en un toma y daca para que el Gobierno porteño finalmente construya la plaza Clemente que reclaman los vecinos del barrio. Los macristas aseguraban que la Ciudad de Buenos Aires no tenía la plata para hacerla, lo cual no puede sostenerse con una cara seria. La comunera Julieta Costa Diaz llegó a hablar de extorsión en la aprobación de esta ley: “Son agentes de los buitres inmobiliarios. Hoy votaron juntos la venta del Dorrego, dos extorsionadores: Loustea y Larreta, que le dicen a lxs vecinxs de Colegiales que es para hacer la plaza Clemente. Esa plata ya está, no mientan”, twiteó. En la sesión el legislador del FIT Patricio del Corro recordó que la plaza está votada desde 2011 y que, a cambio de cumplir con esa norma, el PRO se aseguró “un negociado de 120 millones de dólares”.

La votación de la semana pasada deja en claro las consecuencias concretas que tendrá el acuerdo final entre Lousteau, la UCR y Larreta para formar el Cambiemos porteño. No sólo se asegurarán que en 2019 el próximo jefe de Gobierno se dirimirá dentro de esa interna (salvo que la situación general cambie extremadamente) sino que tendrán legisladores para votar todas las leyes que se les ocurra.

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