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- 27.08.2018
ARTE A CIELO ABIERTO
Elevaron el pedestal de “El Pensador” para mejorar la vista de la obra de arte
El Gobierno porteño elevó el pedestal de la escultura de Auguste Rodin, “El Pensador”, en la Plaza del Congreso, para mejorar la vista de la obra de arte.
El Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad reinstaló la escultura “El Pensador”, de Auguste Rodin, en la Plaza del Congreso luego de haber elevado un metro su pedestal.
“Duplicamos la altura del pedestal para que se pueda apreciar mejor y con mayor perspectiva. ‘El Pensador’ es uno de nuestros mayores tesoros. Todos los años revisamos y arreglamos los monumentos de la Ciudad para que los vecinos los puedan descubrir y disfrutar”, explicó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
A fines de mayo, por primera vez en la historia de la escultura, se la retiró para modificar su base. “El Pensador” estuvo en el MOA (Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad) donde se realizó una limpieza superficial para retirar excedente de cera y suciedad acumulada y se le reemplazaron los anclajes conservando la configuración original.
El proyecto se realizó con el acuerdo y la supervisión de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos que preside Teresa Anchorena. Se firmó además un Convenio de Cooperación entre el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, el Ministerio de Cultura de la Nación, la Embajada de la República de Francia en Argentina, la Comisión Nacional de Monumentos, la Dirección General de Espacios Verdes y el Instituto de Francia en Argentina, que permitió contar con el asesoramiento del Museo Rodin y del restaurador de bronces Antoine Amarger. Descendientes franceses de Rodin también participaron de esta iniciativa.
“El Pensador” fue creado en 1880 como parte del conjunto escultórico “Las puertas del infierno”, basado en la Divina Comedia del poeta italiano Dante Alighieri. En 1904, el artista realizó una ampliación de la obra y fundió ocho “pensadores” del mismo molde inicial, incluso con su firma. El entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, Eduardo Schiaffino, acordó con el propio Rodin la compra de uno de esos ejemplares que llegó a Buenos Aires en 1907 y fue inaugurada la Plaza del Congreso en 1910.
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