Militar las vacantes

No hubo sorpresas. En una ciudad donde se calcula que alrededor de 22.000 pibes y pibas son excluidos del sistema de educación pública, que no le asignaran vacante a mi hija era esperable. Más aún porque pretendía que ingresara a sala de dos, y el nivel inicial es el que más vacantes pendientes deja año a año.

Y más aún porque el jardín maternal que pusimos como primera opción en el sistema de pre inscripción online será cerrado progresivamente, según confirmó el Ministerio que encabeza Soledad Acuña. Qué puntería la nuestra.

Así y todo, va un agradecimiento para Larreta y Acuña. Gracias a un sistema que desde hace años expulsa a miles y miles de nenes y nenas de la educación pública porteña, y gracias a su política de desguazar el nivel inicial y pretender tapar el bache con Centros de Primera Infancia (CPI, guarderías que no dependen de Educación sino de Desarrollo), pudimos conocer una comunidad educativa que defiende con uñas y dientes el jardín de sus hijes: la Escuela Infantil 6 del Distrito Escolar 6. Más conocida como el jardín del Ramos Mejía, porque funciona en ese hospital.

Desde el instante en que supieron que el lactario del jardín ya no abrirá en 2019 y que luego cerrarán las salas de uno y dos años, madres, padres y docentes se pusieron en campaña para resistir. Entre un grupo de Whatsapp que no para, asambleas y reuniones, ya organizaron abrazos simbólicos, marchas, cortes de calle y hasta un gran Festival en Plaza Boedo. A fuerza de insistencia lograron que el tema llegara a los grandes medios y que tanto Larreta como Acuña y Santilli tuvieran que responder -aunque siempre con evasivas- por qué cierran jardines en una ciudad que adeuda vacantes por miles.

Hoy a mi hija también la dejaron afuera. Pero esa garra que esta comunidad educativa contagia será puesta en práctica para dar la pelea para que le respeten su derecho constitucional a acceder a la escuela pública. El macrismo así lo quiso: en CABA las vacantes se militan. Y cada vez con más fuerza.