La creación de la Unicaba, entre cierres de escuelas y faltas de vacantes por miles

La comunidad educativa lo cuestionó durante todo el año: acusó al oficialismo de pretender crear una universidad para docentes, algo que no constituía una necesidad, en lugar de resolver la falta escandalosa de vacantes en las escuelas públicas porteñas, así como el mal estado edilicio y estructural de gran parte de los establecimientos educativos. Pese al fuerte reclamo, sostenido de forma creciente por estudiantes, docentes y rectores, el macrismo porteño avanzó y consiguió la aprobación de la Unicaba.

Ningún bloque acompañó. La resistencia al proyecto impulsado por Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña logró instalar el tema en los grandes medios y visibilizar el reclamo a costa de masivas movilizaciones. Pero, con sus votos, Vamos Juntos logró aprobar en soledad la polémica Unicaba, denunciara por implicar la “muerte lenta de los 29 profesorados porteños”.

Además, su creación se dio en un marco de fuerte ajuste para la educación pública porteña, tanto a nivel presupuestario para 2019 como por los achiques y cierres de escuelas anunciados y confirmados desde la cartera de Acuña. La última polémica se desató por el anuncio del cierre de 14 escuelas secundarias nocturnas con orientación comercial. Así fue afirmado y justificado por la propia Ministra.

Pero no fue el único caso. A lo largo del año se encendió la alarma sobre el futuro del nivel inicial en las escuelas públicas, ante la desaparición del lactario de la Escuela Infantil 6 del DE 6, en un cierre disfrazado de mudanza y que no constituye un caso aislado. Una vez más, la comunidad educativa de ese jardín, que funciona en el hospital Ramos Mejía, logró dar visibilidad a su reclamo a fuerza de insistencia y movilización.

También desde la Escuela de Cerámica 1 y el Instituto de Educación Física Enrique Romero Brest denunciaron procesos de traslado inconsulto, que ponen en riesgo el funcionamiento de ambas escuelas. Así como se dio en el caso de por lo menos cinco institutos de formación técnica.

Todo esto, en el marco de un problema persistente y creciente: la falta de vacantes en escuelas públicas porteñas, que este año se estima en alrededor de 22 mil chicos y chicas, teniendo en cuenta la cantidad de nenes y nenas que asisten a Centros de Primera Infancia (CPI), guarderías que dependen de Desarrollo Social y están por fuera del ámbito educativo: única alternativa que el Gobierno ofrece para quienes se quedan fuera del sistema público escolar, pese a que es un derecho constitucional desde los 45 días de vida.