- Opinion
- 30.12.2018
BUEN AÑO Y QUE LA PASEN LINDO
Subtazo
El subte se va a 21 pesos en 2019. Y no descartan otro aumento más. La pequeña crónica de los mayores aumentos en la historia del subte porteño. Y una concesionaria que no se va nunca.
Esta época del año suele ser la ideal para hacer balances del año. Y en esta columna, en particular, lo que tiende a ser un buen momento para analizar como fue el año del jefe de Gobierno, de las distintas fuerzas políticas de la Ciudad y proyectar lo que se viene. Pero no. Con esta gestión no va a ser posible. Los balances y los pronósticos nos lo guardamos para la semana que viene (esperemos), porque en la última semana del año la administración macrista anunció otro aumento salvaje del transporte. En lo que respecta a la Ciudad, el subte ya tenía un cronograma de aumentos violento hasta llegar a 16,50 en febrero de 2019. No contentos con eso, y antes de que se complete el tramo actual de aumentos, y anunciaron otra tanda, que seguirá inmediatamente después y que llevará la tarifa del subte a 21 pesos en abril. Desde que el PRO empezó a gestionar el subte en 2012 hasta hoy el aumento de tarifa ya supera el 1200 por ciento. Ah, y la empresa sigue siendo Metrovías, del empresario arrepentido Aldo Roggio, porque le extendieron el contrato un año más.
Con los antecedentes de Mauricio Macri como jefe de Gobierno y sus aumentos desmedidos del ABL, el impuesto inmobiliario y la tarifa del subte, nada de lo que ocurrió en el país debería ser una sorpresa. Ya lo contamos en otras oportunidades, pero vale la pena recordar la triste historia del traspaso del subte a la Ciudad y lo que el macrismo hizo con el bolsillo de los usuarios.
Volvamos por un rato a 2012: el dólar estaba a 4.5 (el ilegal lo conseguías por más de seis pesos), la economía ya tenía problemas y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decidió trasladarle el subte a Macri. El entonces jefe de Gobierno hizo algo insólito: lo recibió, le subió la tarifa de 1,10 a 2,50 y luego dijo que se lo “devolvía” al Gobierno nacional. Luego de meses de una disputa ridícula, finalmente Macri se quedó con el subte. El servicio no mejoró, ni construyó los 10 kilómetros por año que había prometido en su primera campaña, allá por 2007. Pero que subió la tarifa, eso seguro.
En marzo de 2013, Macri dispuso un segundo aumento a 3,50, que no se aplicó de inmediato solo porque el entonces legislador Alejandro Bodart presentó un amparo. Desde entonces hay una discusión sobre el cálculo de la tarifa con la Auditoría General de la Ciudad, uno de los órganos de control a los que se supone que el Gobierno porteño debería escuchar. La Auditoría viene diciendo desde 2013 que la forma en la que calcula el macrismo la tarifa está inflada, porque le agregan gastos que no corresponde sumar a esa tarifa. Esto beneficia a Metrovías y perjudica a los usuarios, que son los que pagan una y otra vez los costos desde que Macri recibió el subte.
En 2014, el entonces jefe de Gobierno y hoy presidente subió la tarifa a 4,50. Iba a haber un aumento a anunciado a fines de 2014 –con una lógica parecida a lo que hicieron ahora: las subas del transporte en la primera mitad del año y lejos de la fecha de elecciones- pero dieron marcha atrás y mantuvieron congelada la tarifa durante todo 2015, mientras Macri prometía que iba a eliminar el impuesto a las ganancias, que no iba a ajustar, que no iba a despedir, que iba a seguir Fútbol para Todos y una serie de mentiras más.
La verdad ya la conocemos. Y con la tarifa del subte, la tarea de seguir garantizando las ganancias del Grupo Roggio quedó en manos de su sucesor, Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno intentó camuflar los aumentos dentro de un incremento generalizado de tarifas del transporte, que anunció en 2016 Guillermo Dietrich. No obstante, el aumento a 7,50 de la tarifa del subte debió pasar por una audiencia pública, lo que lo desfasó del resto de los aumentos.
Ahora ocurrirá lo mismo: Dietrich anunció nuevos aumentos que se suman a los que ya estaban previstos. El subte subirá a 15,50 en enero y a 16,50 en febrero. Pero para que siga la curva ascendente en marzo (19 pesos) y en abril (21 pesos) tendrá que pasar otra vez por una audiencia pública. Las veces que el macrismo intentó obviarlas recibió fallos judiciales que retrasaron los aumentos tarifarios. Para justificar una política antipopular –que consiste en garantizar las ganancias de los concesionarios privados con el bolsillo de los trabajadores- Dietrich recurrió, una vez más, a la pesada herencia: “Es el problema de arreglar el viva la pepa”. El subte lo tienen hace seis años los funcionarios macristas. ¿Ahí también van a hablar del “viva la pepa”? ¿Cuánto más funciona ese argumento devaluado?
Otra cuestión. Sigue siendo llamativo, en un contexto en el que el PRO tiene el Gobierno nacional y el porteño (y el bonaerense) que no se avance en un esquema de tarifa plana. Es algo que prometieron en múltiples oportunidades, pero que nunca hicieron. Una y otra vez, la tarifa del subte es mayor que la de los colectivos, como una forma de desincentivar el uso del medio de transporte que podría mejorar el tráfico en la Ciudad caótica. Eso es, claro está, si la frecuencia hubiera mejorado como prometió Larreta (trenes cada tres minutos, ¿se acuerdan?) y si no hicieran grandes negocios como comprar formaciones en Madrid que allá se usaban como chatarra y que finalmente se descubrió que incluían materiales cancerígenos. Detalles.
A esto se le suma un segundo factor: para esta época del año tendría que haber concluido la licitación internacional y debería saberse quién va a ser el concesionario del subte. Metrovías competía con otras dos empresas privadas, luego de que el macrismo desoyera los planteos de la oposición de que el subte quedara administrado por el Estado. Pero, ¿qué ocurrió? Oh, sorpresa, la licitación está “demorada” y le extendieron a Metrovías un año más la concesión, mientras las competidoras en la licitación dicen que presentaron todo en tiempo y forma y que no entienden por qué el Gobierno de Larreta sigue dando largas, pidiendo aclaraciones y más informes técnicos. Mientras tanto, el servicio sigue siendo desastroso (por cierto, se cumplieron treinta años de la reducción del horario del subte, que antes llegaba hasta las 1.30), y sigue Metrovías con ganancias garantizadas por los aumentos que ya superan un 1200 por ciento. ¿Mejorar el servicio de los que viajamos todos los días en el subte? Esa te la debo.
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