- Opinion
- 24.02.2019
PALOS A AGRICULTORES Y PERIODISTAS
Policia desbocada
La decisión de Larreta de seguir la doctrina Bullrich lo llevó en las últimas semanas a reprimir a agricultores, trabajadores de empresas recuperadas y detener reporteros gráficos.
Parece una obviedad pero hay que decirla: con la recesión económica y el agravamiento de las condiciones sociales el macrismo apuesta a más represión. Y no solo eso. Lo hace parte de su campaña para reelegir en 2019. Es decir, presenta una cosmovisión en la que las morochas y los morochos protestan, no pagan impuestos y deben ser soportados por una minoría de hombres blancos y de corbata, como ya se vio en una imagen de un documento del Ministerio de Producción (si me permiten el adjetivo, es pornográfica). La solución ante esto es que hay que fajarlos a esos negros. Una frase que se puede escuchar entre los sectores fascistoides de la sociedad, pero que ahora explotan los gobernantes sin disimulo.
Lo contamos hace un par de semanas por acá: la pelea entre el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, culminó con la rendición incondicional del primero. Durante el primer año de la presidencia de Macri, su delfín en la Ciudad eludió las presiones de Bullrich para que reprimiera con más dureza las manifestaciones. Larreta no lo hacía porque pensara distinto, sino porque quería evitar que un muerto en una manifestación truncara su carrera política.
Tras una intervención presidencial a favor de Bullrich, la Policía de la Ciudad se estrenó golpeando senegaleses, vendedores ambulantes y docentes durante 2017. También vendrían las cacerías de mujeres durante el 8M o de cualquiera que pasara por ahí en las marchas de Santiago Maldonado. El hecho de que esté comprobado judicialmente que en decenas de casos la Policía detuvo a personas que no estaban incurriendo en ningún delito no amilanó a las autoridades porteñas. De hecho, esta semana se supo que los migrantes detenidos durante la discusión del Presupuesto 2019 no habían cometido ningún delito y fueron absueltos. El Gobierno había pedido sin pruebas su expulsión del país.
Es que la victoria total de Bullrich en la Ciudad llegó con el desastre del superclásico de la final de la Libertadores y la salida forzada por el Gobierno nacional del ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo. En su lugar llegó el vicejefe Diego Santilli con órdenes muy precisas de no confrontar más con Bullrich en un año en que la seguridad será un eje de la reelección de Macri.
Pero esta rendición incondicional ante Bullrich los llevó a emprender acciones que van de lo disparatado a lo trágico. En enero, el Gobierno porteño prohibió a los agricultores familiares seguir haciendo los feriazos con los que protestaban por la falta de políticas hacia su sector y, a su vez, vendían verdura barata a una población que está cada vez más bajo la línea de la pobreza. La semana pasada los desalojó violentamente. Es decir: en vez de buscar ordenar una feria que podía ayudar a la población a acceder a mejores precios, la reprimió a los palazos. La foto de una anciana intentando juntar unas berenjenas junto a una fila de policías con armaduras para combatir en un asedio medieval mostró con claridad la desproporción de la represión a sectores vulnerables.
Esa foto la sacó el fotógrafo Bernardino Ávila, que trabaja conmigo en Página/12. Bernardino fue detenido junto a otros reporteros gráficos que cubrían un cuadernazo de los trabajadores de Madygraf, que también concluyó con represión por parte de la policía de Larreta. Lo tuvieron detenido durante todo el día por hacer su trabajo. Es decir que el jefe de Gobierno no solo reprime ancianas, agricultores, sino que ataca la libertad de prensa y detiene a fotógrafos que cubren las represiones. Ninguna autoridad política salió a desautorizar estos hechos. Por el contrario, difundieron videos a través de periodistas y abogados serviciales para intentar justificar la represión no solo a sectores populares sino a quienes trabajamos de contar lo que hacen los gobernantes. Este es el camino al que se llega con la conducción de Bullrich. Hay que prepararse, porque se viene más de esto.
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