- Política
- 01.04.2019
OPINIÓN
¿Se rompe Cambiemos porteño?
La UCR porteña salió con un comunicado incendiario contra el PRO, al que tildó de “neoliberalismo conservador”. Los macristas dicen que sus aliados solo buscan algunos cargos más. El radicalismo, que busca una estrategia unificada de lo nacional y lo porteño. En las dos aparece Martín Lousteau.
Luego de la explosión de Cambiemos Córdoba, vienen apareciendo distintas peleas locales, pero ninguna es un verdadero cisma de la alianza oficial. Por lo menos, hasta ahora. En la Ciudad de Buenos Aires, el acuerdo entre radicales y macristas es muy reciente. De hecho, todavía no atravesaron una sola elección juntos. Una declaración de la UCR porteña de la semana pasada parece poner en duda que vayan a llegar a octubre en una sola pieza. En el texto, se despachan con todo contra el Gobierno nacional por la recesión y las “promesas incumplidas” y respaldan al radicalismo cordobés, que cuenta con el apoyo de Enrique “Coti” Nosiglia. Desde el Gobierno porteño indican que lo que quieren es, en verdad, algunos cargos más en octubre y que no pasará de eso. En el radicalismo no niegan la posibilidad de ruptura pero la supeditan a la Convención Nacional y la estrategia que se dará la UCR para las PASO. En la Ciudad y en la Nación aparece un mismo nombre: el de Martín Lousteau.
El documento que publicó la UCR porteña le cuenta las costillas a Mauricio Macri en plena crisis: le habla del “deterioro de la credibilidad social producto de las promesas incumplidas que demandan algo más que la simple aceptación de no haberlas realizado”, pero también los “mecanismos ajenos a la democracia” como la “persecución de nuestros compatriotas, no importa si son periodistas, políticos o empresarios”. En línea con el planteo de que le pueden competir a Macri en las PASO nacionales o bien a Horacio Rodríguez Larreta en las porteñas, el documento cuestiona “los personalismos”, los “liderazgos autoritarios”, y el “pensamiento mágico de un individuo”. “Hoy flagela a la Argentina la decadencia de nuestra economía”, le recuerdan al macrismo y dicen que hay que terminar el pendular electoral entre los populismos y “el neoliberalismo conservador”. “Sepa el radicalismo cordobés que no está solo”, lanzan, cual proclama del siglo XIX. Pero es un dato no menor que mencionen a Córdoba, cuna de la victoria de Cambiemos en 2015 y de su fractura en 2019. Recordaron que la UCR porteña se pronunció por el aborto seguro, legal y gratuito, contra los tarifazos y contra el recorte al aumento de las jubilaciones. “Es nuestra obligación hacer un Cambiemos mejor”, concluye el documento que algunos leyeron más como el comienzo del fin de Cambiemos porteño.
Algunos dicen que no se puede romper esa alianza porque nunca se conformó realmente, pese a la carta de intención que firmaron ambos partidos. "Después de la foto del día que firmamos el compromiso de armar Cambiemos en Capital no hubo ningún tipo de contacto institucional para avanzar en el tema", le dijo el titular de la UCR porteña, Guillermo de Maya, a un gran diario argentino. Desde el Gobierno porteño interpretaron la carta explosiva de los radicales como siempre interpretan todo lo que viene de los radicales: “Quieren más cargos. Por eso están metiendo presión. Bah, es lo que hacen siempre”, se despachó un habitante de la sede gubernamental de Parque Patricios. El funcionario sostuvo que esta vez no piden solamente alguna banca más en la Legislatura: “Quieren de todo”. Las posibilidades de que lo consigan, se estima, son escasas.
En la UCR, en cambio, indican que no se trata de una rabieta de correligionarios porteños sino de una masa crítica que se está juntando en la UCR de Córdoba a Buenos Aires y hacia la Convención Nacional del radicalismo, de donde podría salir la definición de hacerle frente a Macri con un candidato propio. Curiosamente, tanto en la Ciudad como en Córdoba talla desde las sombras Nosiglia, uno de los fervientes respaldos de Ramón Mestre. Algunos correligionarios ya ni piensan en una interna: ven con cariño la posible candidatura de Roberto Lavagna, quien en 2007 compitió apoyado por el radicalismo y con Gerardo Morales de vice (y no les fue muy bien que digamos).
La figura para enfrentar alternativamente a Macri en lo nacional o a Larreta en la Ciudad es el ex ministro de Economía Martín Lousteau, quien ya dijo que quiere que dejen de usar su nombre como espantapájaros para negociar cargos. De hecho, dio a entender hace poco que podría no presentarse a nada, dado que es joven y puede esperar a otro turno electoral. Curiosa parábola la de Lousteau: en 2015 estuvo a poco de arrebatarle al PRO su bastión. En los años siguientes dilapidó su capital político al pasar a ser embajador de Macri. A la vuelta, se encontró con que el PRO le había birlado a sus aliadas principales: Elisa Carrió y Graciela Ocaña. Los socialistas lo abandonaron cuando quiso arreglar con el macrismo y le quedó únicamente la UCR, a la que se afilió para poder competir eventualmente en una interna con Larreta. Puede que al final no haya ni interna.
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